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Decir que el Estado está compuesto de personas en su carácter de funcionarios y que a estos les mueve el deseo de hacer el bien a la sociedad es una quimera sin sentido alguno. El Estado y, reitero, los gobiernos correspondientes están formados por hombres que buscan su propio beneficio, y si encuentran la oportunidad de salirse con las suyas, pues actuarán transgrediendo las normativas que existan.
Eso de decir que el Estado está al servicio del hombre por el hecho de que dispone de cada vez más funcionarios públicos es una afirmación sin sentido alguno, sin sustentación en la realidad y de esto transcurrieron siglos de experiencias.
La realidad es que el poder como manifestación del Estado tiende inexorablemente a crecer a expensas de los derechos de los individuos, derechos superiores como la vida, la libertad y la propiedad privada. Si el Estado debe existir o no es un tema fascinante sobre todo en el presente para la filosofía política y económica.
La capacidad de extralimitación de poder ha provocado a la humanidad las más grandes violaciones y crímenes contra el ser humano. Y no se trata solo de la antigüedad. En el presente y aun con la llamada democracia, los hechos muestran que la limitación del poder es prácticamente imposible, por no decir imposible. Entonces el Estado por la capacidad que tiene de conseguir recursos para destinarlos a objetivos que cada vez más se encuentran lejos del control del pueblo y están contra el pueblo, se ha vuelto un problema mayúsculo a resolver.
Ahora bien, lo que sabemos fuera de toda duda razonable es que si existen reglas de juego de carácter constitucional que garanticen la vida, la libertad y la propiedad, la tendencia es beneficiosa para todos los miembros de un determinado grupo social.
Más Estado, más corrupción
En lugar de castigar a los contribuyentes con más cargas ya sean tributos en general, trámites y papeles engorrosos a llenar, aquí es preciso hablar con la verdad. No hay países pobres sino mal administrados. Paraguay es un ejemplo, pues desaprovecha oportunidades para atraer el capital extranjero y elevar el ahorro interno debido a la inutilidad y a la corrupción de nuestros mismos gobernantes que prefieren seguir privilegiando una estructura estatal costosa e ineficiente. ¿Por qué no se radican todavía más las inversiones foráneas y no se eleva el ahorro interno de los paraguayos para así contar con más y mejores empleos?
La respuesta está en que el propio Estado es una fuente de corrupción. Es lo que decía más arriba como abuso del poder para beneficio propio. Esto es lo que el ciudadano común vive y padece todos los días apenas transita por las calles de las ciudades (cuestión municipal) y cuando el servicio de seguridad y justicia es tan ineficiente y costoso (cuestión del gobierno central).
La respuesta
La respuesta para enfrentar a la corrupción proveniente del poder sin principio de legalidad constitucional está en desfinanciar a los corruptos, cortarles los víveres de los que se alimentan. Desfinanciar la corrupción haciendo del Estado una organización eficiente en seguridad y justicia para que la libertad económica se acreciente mediante la conjunción del capital y el trabajo.
Los excesivos trámites como la desmedida burocracia tienen fuerte impacto negativo sobre la economía en su conjunto. Permite al funcionario contar con un rol preponderante, superior al que debería tener. Cuanto más etapas, oficinas, sellos y plazos sin restricciones se tengan, los funcionarios van acumulando conductas cada vez más discrecionales en la toma de decisiones.
De modo a que cuanto más influencia tenga el funcionario sobre los agentes económicos privados, mayores serán las posibilidades de coima y de ventas de influencias. Esto conspira contra lo que se llama el cálculo económico empresarial. Resulta más caro y lento crear empleos mediante una mayor cantidad de bienes y servicios a disposición de la gente.
Sin compartimientos estancos
Al respecto, muchas veces los gobiernos consideran que la economía funciona en compartimientos estancos. Se hacen las mejores presentaciones en cuanto foro internacional exista, pero, en la realidad del día a día es diferente. De esta manera, los importantes intentos por mostrarnos abiertos al mundo resultan finalmente menos eficientes de lo que se dice en aquellos encuentros.
Las reglamentaciones engorrosas conjuntamente con la excesiva burocracia son inhibidores de la economía libre que se operativiza en la actividad empresarial de los creadores de riqueza, las pequeñas, medianas y grandes empresas.
Si alguna razón tiene el Estado para su existencia, pues entonces su labor es la de facilitar los procedimientos que el mismo ha establecido para supuestamente mejorar las condiciones de vida de la gente, situación esta última que desde ya resulta difícil de entender porque cómo se podría aceptar que otros puedan decidir por los demás sin su consentimiento.
Paraguay, por ejemplo, necesita de un ambiente de negocios de alta calidad dado el impacto positivo económico y social que se obtiene con el mismo. Para lograrlo hay una manera básica de acción que consiste en disminuir ostensiblemente el tiempo para poner en marcha la inversión que conlleva el funcionamiento formal de una empresa.
En cualquier parte del mundo los trámites dificultan la movilidad del capital, único medio para promover el empleo, mejorar las condiciones de trabajo y de salario de los trabajadores e igualmente acrecentar las ganancias de los inversionistas.
Simplificando los procedimientos, eliminando los engorrosos trámites y estableciendo plazos con sanciones a aquellos funcionarios que no las cumplan, permitirá al gobierno cumplir en gran parte con sus promesas electorales.
Sin embargo, mientras se siga con la misma cantinela de creer y propagar en cuanto centro de estudios, seminarios, charlas y otros eventos de que el Estado es una suerte de deidad descendida del cielo dándole cada vez más atribuciones y recursos, pues entonces no habrá mejoramiento alguno sino más descomposición.
Así como vamos, no resulta raro que las reformas se sigan postergando. Los corruptos, aquellos que abusan del poder para beneficio propio, saben que el Estado tal como está les proporciona el apetecido botín de dinero y privilegios de los que se reparten y no están dispuestos a soltar.
Solo la economía de mercado es capaz de contener al poder estatal porque el mercado es la gente cooperando libremente entre sí en esa permanente búsqueda de mejorar las condiciones de vida mediante la creación y distribución de más bienes y servicios dispuestos para la gente y en donde la gente premia y castiga a los que mejor le sirven.
Capaz
Solo la economía de mercado es capaz de contener al poder estatal porque el mercado es la gente cooperando libremente entre sí.
Estado
El propio Estado es una fuente de corrupción. Esto es lo que el ciudadano común vive y padece todos los días apenas transita por las calles.
(*) Catedrático de materias jurídicas y económicas en UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.