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En el mismo sentido, la productividad laboral no debe ser confundida con la productividad del empleado, que es una medida de la producción de un trabajador individual.
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la productividad laboral es un importante indicador económico que está estrechamente relacionado con el crecimiento económico, la competitividad y el nivel de vida de una economía. De hecho, representa el volumen total de producción (medido en términos de Producto Interior Bruto - PIB) generado por unidad de trabajo (medido en términos de número de personas empleadas u horas trabajadas) durante un periodo de referencia temporal determinado.
El indicador, de acuerdo con la OIT, permite evaluar los niveles y las tasas de crecimiento de la relación entre el PIB y la mano de obra a lo largo del tiempo. Ello permite la proporción de información general sobre la eficiencia y la calidad del capital humano en el proceso de producción para un contexto económico y social determinado, incluidos otros insumos complementarios e innovaciones utilizados en la producción.
Anclado a las definiciones anteriores, el alto o bajo comportamiento que tenga la productividad laboral dentro de una economía termina incidiendo en algunos de los aspectos de la estructura económica de un país. Si se mira desde la perspectiva de una alta productividad, esta permite el mejoramiento de los niveles de vida de las personas vinculadas a un determinado empleo, por consiguiente, en la mayor producción de bienes y servicios, que terminan incidiendo en el dinamismo del circuito económico del país.
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Productividad laboral: tres países que lideran la lista
Tal como se observa en el gráfico del ránking mundial de productividad laboral elaborado por la OIT, Luxemburgo, Irlanda y Singapur lideran la lista de países con los mayores niveles de dólares por hora contribuidos al Producto Interno Bruto.
La teoría da cuenta de que el crecimiento en la productividad del trabajo se debe a los cambios que puedan ocurrir en el capital físico (cantidad de dinero que las personas tienen en ahorros e inversiones), las nuevas tecnologías (avances tecnológicos, como robots o líneas de montaje y el capital humano) y el capital humano (aumento en la educación y la especialización de la fuerza de trabajo). Es decir, si la productividad está mostrando cierto nivel de crecimiento, estaría explicado por uno de estos tres ítems o la combinación de ellos.
La pandemia ha afectado el nivel de productividad de los países a escala mundial. Sin embargo, las economías de América latina y el Caribe figuran como las más impactadas por la crisis sanitaria.
Al respecto, un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presenta una nueva serie de datos de productividad a nivel sectorial. El estudio revela que, en conjunto, los efectos en los tres sectores más afectados -el comercio mayorista, el comercio minorista, hospitalidad y turismo; la construcción y la manufactura- suponen un shock negativo del 4,9% en la productividad laboral de toda la economía. Esta pérdida en la productividad laboral es mayor si se comparara con otras regiones, en línea a los resultados que muestran a América Latina y el Caribe como la región más afectada económicamente por la pandemia, remarca el documento.
En la presente edición, la consultora MF Economía e Inversiones presenta el nivel de productividad y el crecimiento económico en Paraguay.