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Sin embargo, lo que resulta sumamente llamativo es la pasividad con la que el Gobierno considera este escenario. Hay que sumar a los miembros del Congreso, quienes se encuentran desde luego demasiado preocupados por sus respectivas elecciones internas que representar a la ciudadanía toda, sin miramientos de partidos.
El endeudamiento es justificado desde lo “técnico”, entonces cuando se alega, por ejemplo, que lo importante es el pago de intereses de la deuda y que la misma es sostenible debido a los ingresos corrientes, absolutamente todos se muestran satisfechos con esa respuesta.
Todavía más, se alega sobre la práctica del “roll over”. Este significa acceder a prórrogas de la fecha de vencimiento de un préstamo para el pago de los respectivos intereses.
Pero precisamente ese el problema. No se trata de pagar solo los intereses contrayendo nuevos empréstitos. Lo digo de otro modo; si hay una manera de sostener de algún modo el endeudamiento, pues el mismo puede suceder cuando el capital y los intereses pueden pagarse con los ingresos corrientes. Pero no sucede de este modo.
Eso de seguir con nuevas emisiones para pagar los intereses con una prórroga de la fecha de vencimiento del préstamo es no solo descabellado sino técnicamente injustificable. Lo que pasa es que el endeudamiento pasó de ser un hábito para convertirse en una forma perpetua de práctica. ¡Total, la deuda sigue creciendo!
Otras situaciones a considerar
En la práctica del “roll over” se encuentra otra situación a tomar en cuenta. Las variaciones que pueden darse en el mercado financiero internacional así como en el tipo de cambio significan mantener por siempre la emisión de nuevas deudas que se suman a otras, creándose una situación de deudas sobre deudas, las cuales terminan en pasivos y sobre pasivos que concluyen en el famoso “bicicleteo financiero”. De manera que a diferencia de lo que la mayoría viene sosteniendo sobre este tema, el problema igualmente está en que también el endeudamiento repercute sobre las recaudaciones.
Por el lado del ingreso, la recaudación deberá acrecentarse. La misma también debe aumentar inexorablemente, pues si no sucede de ese modo lo que se tiene es la posibilidad cierta, o mejor dicho, la práctica de emitir dinero sin respaldo para financiar el déficit. Esto significa sencilla y llanamente inflación. Otra situación a considerar es lo que también demasiados de nuestros políticos y burócratas dejan de lado, como si nada pasara. No hacen siquiera mención sobre los vicios del mal gasto público que guardan relación con nuevos compromisos de deudas.
Si hay una conspiración contra el erario o mejor dicho contra los bolsillos de la gente son precisamente el despilfarro, la corrupción, las malversaciones, las licitaciones amañadas, los monopolios, el trámite, la coima y todo lo que ahora se tiene y se nota a diario.
De manera que la deuda es una debilidad convertida en verdadera amenaza. El gasto despilfarrador no es inane puesto que afecta de modo directo sobre la economía nacional en su conjunto.
Además, sin crecimiento
Es muy común creer que la política de endeudamiento se sustenta en el crecimiento de la economía, pues así se podrá recaudar mejor. Esto no es cierto. Y más en nuestro país donde la informalidad llega a más del 60%. Por cierto, el PIB es el que está cayendo como por un tobogán. Meses atrás las proyecciones daban cuenta de un 3,5%, ahora es cero o a lo sumo 1% para este año. De modo que aquella famosa frase que aquí en este espacio desarrollé como un error “el efecto rebote”, no existe. Y no existe porque la economía no responde a los parámetros de la física por lo que un cuerpo que cae vuelve a rebotar posicionándose hacia el punto desde donde cayó. Una contingencia climatológica o un escenario bélico lo cambia todo.
¿Crecimiento del PIB? Si bien Paraguay logró ciertamente importantes avances en el orden macroeconómico que concitó al crecimiento del PIB, no es menos cierto que sin reformas de fondo no habrá ese crecimiento en el nivel que el país requiere. Mientras tanto, se sigue haciendo subir el endeudamiento.
Los hechos
Los gobiernos y los políticos aprenden rápido cuando se trata de romper cierta regla básica de las finanzas públicas. La misma es muy sencilla, tan elemental que cualquier persona lo sabe, caso contrario, pagará con muchos problemas si hace diferente a lo que hasta su sentido común le dicta. Seamos sinceros. El gasto público se ha convertido en un número más en el papel del presupuesto. Y sin importar el saldo en rojo, se ha vuelto también exento de rendición de cuentas y de calidad en su ejecución.
Durante ocho años consecutivos, y hasta el ejercicio fiscal 2011, la Administración Central en nuestro país registró superávit fiscal, en un balance financiero en que los ingresos registrados fueron superiores a los egresos.
Luego sobrevino el desequilibrio fiscal. Esta situación se explica a lo que yo denominé como efecto compuerta de represa. El gasto estatal despilfarrador y sin contrapartida genuina es similar a la compuerta de una represa que deja escapar agua por un pequeño orificio y que luego se rompe, inundando todo a su paso. La actual Ley de Responsabilidad Fiscal permite un orificio de salida (déficit) de no más del 1,5% del PIB. Y esto está muy bien. Pero, al igual que una represa que contiene aguas cada vez más profundas y turbulentas, dicha represa no duró mucho por la presión incontenible del caudal, esto es, los gastos y las deudas que se van acumulando.
Esta situación es un peligro. Un riesgo para las finanzas que es lo mismo que decir para los bolsillos de la gente, porque es la población la que pagará los platos rotos. Pero no termina ahí. También tiene efectos sobre el rol del Estado en la sociedad y, en especial, consecuencias perjudiciales sobre las familias. Y si a esto agregamos la actual situación que se viene convirtiendo en recesión, entonces es mejor saber que estamos ante un escenario que en Paraguay no debemos aceptar ni llegar.
El ajuste
El ajuste es lograr que algo se acomode a otra cosa. Y cuando se habla de ajuste en las finanzas, pues de lo que se dice es que la economía privada es la que debe ajustarse, acomodándose para que el Estado siga gastando tal como lo hace sin visos de cambio. Esto significa que el individuo como tal conformado en el pueblo es violado en sus derechos fundamentales.
El ajuste es eso. Es ajustar los cinturones de la gente para mantener el llamado gasto estatal, en consecuencia, afecta como un costo de oportunidad en el consumo y la inversión privada. Y como el gasto sigue aumentando sin contrapartida genuina de ingresos, hasta convertir al endeudamiento como fuente de pago por las deudas contraídas, sobrevendrá finalmente aquel ajuste, un ajuste sobre los contribuyentes que deberán pagar más y ¡sin contra prestación alguna!
Puede ocurrir así que el Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 10%, pase al 15 o 20% y el nefasto e inmoral Impuesto a la Renta Personal vaya al 12% o más. Este y otros ajustes significan tiempos difíciles no solo para el fisco sino especialmente para los ciudadanos. Pero para evitarlo se deberá acometer un plan de reformas estatales mediante un liderazgo que permita aglutinar la simpatía de la ciudadanía, lo que supone comunicarse con la población para que entienda que el planteamiento es a favor de ella.
La alerta se ha prendido y está en color rojo intenso. El endeudamiento llega al 35% del PIB, sigue subiendo y se viene el ajuste. El ajuste jamás debe recaer sobre la gente que trabaja e invierte todos los días, debe recaer sobre el Estado, y debe suceder de ese modo si prevalece la libertad y la República en el país.
Peligroso
Estamos ante un escenario sumamente preocupante y peligroso. Si antes se contaba con margen de sostenibilidad fiscal, ahora ya no se tiene.
35%
La alerta se prendió y está en rojo intenso. El endeudamiento llega al 35% del PIB y sigue subiendo. Se viene el ajuste, que jamás debe recaer sobre la gente que trabaja e invierte todos los días.
(*) Catedrático de materias jurídicas y económicas en UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.