El bono demográfico y los adultos mayores: proyección y oportunidades

Tras más de dos años de la pandemia, los adultos mayores se han convertido en interés por sus potencialidades y oportunidades en lo que se conoce como “la economía plateada”. Dentro del sostenido crecimiento de la tasa de envejecimiento de la población a escala global, especialistas plantean que el consumo de los países en el futuro se verá positivamente influenciado por el aumento de la población conformada por adultos mayores, que tienen directa relación con necesidades específicas que deben ser cubiertas como servicios de salud complejos, movilidad mejorada, etc.

CRECIMIENDO DEL CONSUMO ENTRE 2015 Y 2030
CRECIMIENDO DEL CONSUMO ENTRE 2015 Y 2030Archivo, ABC Color

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Antes de ahondar en las potencialidades de la economía plateada considerada actualmente como parte importante del proceso de recuperación económica tras la pandemia, es importante repasar lo que hasta hace unos años era considerado el principal motor de una economía, el bono demográfico. Para comprenderlo, el Instituto Nacional de Estadística (INE) se basa en el autor Saad (2012) que lo define como “el período durante la transición demográfica en que la proporción de personas en edad de trabajar (potencialmente productivas) crece con relación a las personas en edades potencialmente dependientes. En otras palabras, el bono demográfico de un país no es otra cosa que la situación donde las personas en edad de trabajar superan a las que están fuera. Este fenómeno demográfico se registra una sola vez en toda la historia de un país. Esto es, en un sentido análogo, al proceso evolutivo de la vida de una persona.

En línea con lo anterior, la Tasa de Dependencia Demográfica (TDD) es un indicador clave para interpretar el periodo del bono demográfico de un cierto país. De acuerdo con precisiones metodológicas del INE, la TDD se define como la proporción de personas en edad infantil (0 a 14 años) junto con la población en edad de vejez (65+años), respecto a la potencialmente en edad activa (15 a 64 años).

Los datos del Censo Nacional de 2012, Paraguay se perfilaba como un país relativamente joven, donde el 31,9% de la población estaba conformada por niños y adolescentes, el 62,5% comprendía al segmento de los adultos, y un 5,6% de la población total se componía de adultos mayores. Desde otro punto de vista, 3 de cada 10 paraguayos tenían de 0 a 14 años en 2012, 6 de cada 10 entre 15 y 64 años, y apenas 1 de cada 10 paraguayos con más de 65 años.

Al considerar lo expuesto y conforme con datos del último Censo Nacional 2012, la tasa de dependencia en Paraguay se ubicó en 3/5, lo que en la actualidad y ante la falta de datos actualizados, supone que existen 3 personas dependientes para 5 independientes o en edad activa de trabajo. Con la realización del próximo censo, la relación podría sufrir modificaciones.

El mismo estudio publicado por el INE en el 2016 consigna proyecciones de evolución. De acuerdo con las mismas, el ratio se ubicaría en 1/2 para 2025. A decir, existiría una persona dependiente por cada dos personas en edad activa de trabajo en 2025. No obstante, es importante agregar que el crecimiento del grupo en edad productiva respecto del segmento en edad de dependencia no es infinito. Datos del informe “Aprovechar ahora la juventud: un análisis del bono demográfico del Paraguay. Periodo 2000-2025″ revelan que la tasa de dependencia demográfica comenzaría a incrementarse nuevamente a partir del 2045. En otras palabras, se estima que la ventana de oportunidades del bono demográfico que se inició en 2008 termine en 2045, dando el paso a un acelerado crecimiento de la población dependiente (niños y adultos mayores) en comparación a la población económicamente activa (adultos y jóvenes) dentro de la estructura demográfica nacional.

En un sentido más amplio, Paraguay no es la excepción al proceso de envejecimiento de su población. De hecho, países de América Latina y el Caribe como Chile, Ecuador, Perú junto con Paraguay duplicarían su población mayor de 60 años hasta el 2050, mientras naciones como Brasil y Colombia casi la triplicarían durante los siguientes 28 años. En la misma línea, datos y estimaciones realizadas por el Banco Mundial (2020) refieren que la región latinoamericana pasaría de tener un promedio de 12,8% de su población total dentro de la categoría mayor de 60 años en 2020 a un 27,5% para 2050.

Situación de adultos mayores en Paraguay

En Paraguay existen 754.283 personas con 60 años y más, lo que representa a aproximadamente el 10% de la población total del país al cierre de 2021. De ese grupo de adultos mayores, el 62,3% (470.646) reside en el área urbana y el restante 283.637 en zona urbana. El 80% de las personas que integra el segmento, no es considerado pobre o pobre extremo, según estadísticas del INE.

Otro dato importante es que las personas entre 60 a 64 años son las que integran el mayor segmento de la población con el 33,5%, seguido de los adultos mayores (27,2%) cuyas edades se encuentran entre 65 a 69 años.

En su reciente boletín sobre la población adulta mayor, el INE reveló que 5 de cada 10 personas incluidas dentro de la citada categoría realizó alguna actividad económica, es decir, 50% (unos 358.321) aún se encuentran trabajando y se concentra mayormente en el sector terciario (ver info). Además, de las 62.349 personas de 60 y más años ocupada asalariada en el país, 42,8% aporta a un sistema de jubilación y 57,2%, no lo hace. En tanto que cerca del 70% del grupo no cuenta con un seguro médico, pero se encuentra con un estado de salud sano.

Estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dan cuenta que, en los próximos 30 años, la cantidad de adultos mayores se duplicaría en Paraguay. Por lo tanto, es urgente que los países de la región alineen estrategias para transformar sus economías y adaptar el sistema de salud y protección social para el inminente fenómeno.

De forma conclusiva, el crecimiento global del grupo etario compuesto por personas de 60 y más años, trae consigo nuevos desafíos en cuanto a políticas públicas generadas y con afectación directa al panorama fiscal de los países. Sin embargo, el proceso de envejecimiento de la población se presenta también como nuevas oportunidades para los agentes económicos, en general.

En tal sentido, se hace necesario que tanto el Gobierno como agentes económicos incorporen esta composición demográfica dentro de las perspectivas de oferta y demanda mundial de bienes y servicios en corto y mediano plazo. Esto se refuerza a lo expuesto por el BID de que la economía plateada se presenta como un conjunto de oportunidades de negocio en diferentes sectores, por ejemplo, la vivienda, el turismo, cuidados o el transporte, que conllevan el potencial para generar millones de nuevos empleos, por consiguiente impulsar el desarrollo y crecimiento económico.

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