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Otra variable es la fluctuación de la moneda norteamericana que en una tendencia “alcista” incide económicamente cuando existen compromisos a pagar en dicha moneda, principalmente en las remesas a las reaseguradoras que constituyen uno de los más importantes “acreedores” de la empresa de seguros, como aliado y co-partícipe de las primas suscriptas o emitidas por la misma. A su vez, un aumento del dólar estadounidense tiene incidencia directa sobre la principal materia prima de la administración de los siniestros - especialmente automóviles- por el incremento del costo de los repuestos importados, sumado a los precios de los fletes, ocasionando así un incremento sustancial en los procesos de reparaciones de los vehículos siniestrados.
Y finalmente la tercera variable: la inflación, que genera un impacto en todo el comercio en general, una psicosis generalizada –y con razón– que provoca una incertidumbre en el mercado, que por efecto dominó, se busca como “remedio” aumentar también el precio de los productos o servicios comercializados. Esto a su vez replantea al consumidor final la necesidad de equilibrar, ajustar u optimizar sus gastos personales y familiares debiendo a su vez “discernir” sobre la necesidad o no del seguro, un aspecto que se pone de manifiesto frecuentemente a la hora de decidir asegurarse, y si la persona prefiere, la certidumbre de la prima a la incertidumbre de las posibles pérdidas. En este punto, el criterio económico no siempre es satisfactorio, teniendo en cuenta que la disminución de su ahorro o de previsión, utilizado para el pago de la prima del seguro es de una manera cierta, mientras que no hay certeza de que la pérdida económica se vaya a producir, es decir, que pudiera tener un evento que le afecte. En consecuencia, la decisión final de la persona dependerá de su “actitud” con respecto al riesgo, que en la mayoría de los casos se puede fundar en una evaluación subjetiva basada en la decisión de: asumo… actúo de manera indiferente… o cedo mi riesgo a una compañía de seguros.
De esta manera, siniestralidad, fluctuación de cambio e inflación conforman variables importantes que afectan también al manejo económico de una empresa de seguros y para estas tres variables se deben trazar planes estratégicos de contención y equilibrio. Por ejemplo, para la variable de siniestralidad, mantener políticas de cesión al reaseguro con bajas retenciones; conservar las previsiones, previendo posibles “picos” de siniestro o frecuencia de siniestralidad. Para la variable de la fluctuación de la moneda norteamericana establecer por ejemplo una política de inversiones y estar atentos a los factores que alteran el curso normal de la moneda a nivel país con seguimiento permanente a las previsiones o pronósticos elaborados por las instituciones especializadas como ser el Banco Central, el Ministerio de Hacienda y otras que elaboran informes permanentes sobre la materia.
Para la variable de la inflación, mantener un control de la prima suscripta y el comportamiento de los costos operativos con políticas de revisión constante y permanente que permitan mantener el equilibrio entre costo y venta.
(*) Abogado.