Cargando...
Los datos muestran la existencia de una brecha importante entre la generación bruta y el consumo final de energía en el Paraguay. En esta línea, la exportación o cesión de energía es una variable clave al evaluar la posición energética actual del país. Sin embargo, este fenómeno no es contemplado en la presente entrega.
Cuando se abordan temas vinculados a la energía en Paraguay surgen una serie de interrogantes tales como: ¿Cuál es el alcance o impacto de la energía hidroeléctrica sobre la población? ¿Cuántos paraguayos se benefician de un adecuado acceso a la energía eléctrica?
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 99,6% de la población en el país tenía acceso a electricidad en el 2020, siendo total en los hogares urbanos (99,9%) y rurales (99,1%).
En base a estimaciones propias con datos del INE, unos 7.822 hogares (equivalente a 30.379 personas) todavía carecen de acceso a electricidad en Paraguay, de las cuales unas 25.820 de ellas residen en áreas rurales. Es decir, casi 9 de cada 10 personas que todavía carecen de acceso a la electricidad (85%) viven en zonas rurales”.
Estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) daban cuenta que con el ritmo de consumo interno creciente en los próximos 11 a 20 años se agotaría el excedente de energía eléctrica del país. La proyección, además, está sujeta al crecimiento efectivo de la demanda de energía.
Sin embargo, no solamente de electricidad se compone la necesidad energética total de cualquier país. Los movimientos de producción final de bienes y servicios, el desplazamiento de los habitantes y el funcionamiento de muchas industrias dependen fuertemente de otras fuentes de energías. En ese sentido, al excluir el balance eléctrico de la matriz energética nacional, Paraguay posee su matriz de transporte fundamentada en la importación y consumo de combustibles fósiles.
Modelo de desarrollo energético
Esta particularidad lleva a un siguiente planteamiento dentro del razonamiento de los modelos de desarrollo energético nacional: ¿Cuál es la dependencia real de la economía con relación al petróleo?
Los datos del Banco Central del Paraguay (BCP) revelaron que durante el 2021 se importaron combustibles derivados del petróleo por valor total de US$ 1.531 millones. De este total, US$ 899 millones fueron por la compra de gasoíl, unos US$ 467 millones de naftas. El gas licuado de petróleo (GLP) y otros combustibles se adquirieron por US$ 47 millones y US$ 118 millones, respectivamente.
Al cierre de 2020, el 65% del total de energía utilizado en el transporte físico de personas y mercancías en Paraguay fue con diésel. Mientras que aproximadamente el 28% con naftas. Al sumar estos componentes, el sector del transporte nacional consumió el 93% del total de la energía importada (el petróleo y sus múltiples derivados).
En el mismo contexto es de mencionar que al cierre de 2021, el parque automotor total registrado en Paraguay se ubicó en 2.684.358 vehículos, es decir, un aumento de alrededor de 144.000 rodados con respecto al 2020 o 5,6% más en un año.
Cabe destacar que la tasa de crecimiento se presenta relativamente estable a lo largo del tiempo con ciertos picos altos en algunos periodos. Por tanto y de acuerdo con los datos, el modelo actual de transporte paraguayo depende de forma casi exclusiva de vehículos con motores a base de combustión fósil.
¿Existen otras alternativas en Paraguay?
De acuerdo con estudios y estimaciones de la Fundación Bariloche, institución académica privada de bien público, sin fines de lucro y asentada en la ciudad San Carlos de Bariloche de Argentina, se espera una banda de incremento en la demanda final de energía para el año 2040. Entre los distintos escenarios, el aumento en el consumo final de energía en el Paraguay oscilaría entre 8.285 y 13.371 KTEP (kilotoneladas equivalentes a petróleo), lo que representaría un aumento entre 33,2% y 115% en la demanda final de energía en el 2040 respecto al año 2020.
Al considerar lo expuesto en el párrafo anterior, el consumo final de energía tiende a incrementarse en el tiempo como consecuencia del crecimiento económico propio del país. Ante tal esperado comportamiento, se hace imperiosa la necesidad de contar con fuentes adicionales de energía que puedan complementar a las fuentes tradicionales de energía ya existentes y utilizadas en el país.
De acuerdo con el PNUD y en base a estudios del Viceministerio de Minas y Energía, así como de Itaipú Binacional, Paraguay cuenta con dos potenciales fuentes principales de generación eléctrica alternativa. La primera, la energía termosolar o solar térmica, que aprovecha la energía del sol para producir calor y es utilizable para cocinar alimentos, calentar agua o producir energía eléctrica, entre otros usos, y que produce frío mediante la refrigeración por absorción.
La segunda alternativa, la energía fotovoltaica, que, mediante un proceso químico, transforma la radiación solar en electricidad haciendo uso de materiales semiconductores y produce corriente continua. La transformación en energía es inmediata gracias a los módulos fotovoltaicos.
El informe del organismo internacional menciona que la demanda eléctrica residencial de Paraguay es de alrededor de 5.000 gigavatios-hora anuales y plantea que «toda la energía necesaria para abastecer el consumo residencial nacional podría generarse, en términos técnicos, en los techos de las viviendas del país, mediante el uso de tecnología fotovoltaica» (PNUD, Informe Nacional de Desarrollo Humano 2020).
Estas tecnologías, al necesitar de niveles altos y constantes de radiación solar para su efectivo funcionamiento, encuentran en el territorio nacional -especialmente en la Región Occidental- un importante nicho de inserción. Además, las menores precipitaciones históricamente registradas en el Chaco hacen de este lugar una factible mina de generación de energía limpia y renovable.
En el mismo sentido y a modo de ejemplificar el modelo de uso alternativo de la mencionada energía, en otros países de la región y el mundo, como la Unión Europea y ciertos puntos de Estados Unidos, todas las nuevas viviendas construidas -que superen cierto umbral de consumo de energía- deben incluir la instalación de paneles solares en su edificación.
Un caso exitoso en la región es el de Brasil, donde la implementación de energías alternativas ha permitido a familias y hogares vender su excedente de energía no utilizado y recibir el pago por esta prestación en forma de crédito o descuento en la factura mensual de energía eléctrica.
No obstante, el mayor de los desafíos en la transición energética sigue siendo la fuente de energía destinada a la movilidad y el transporte, en general.
Electromovilidad: potencialidad y condiciones
Debido a que Paraguay produce más energía eléctrica de lo que efectivamente consume, las condiciones son favorables para la introducción masiva de vehículos eléctricos en el país. Al considerar esta potencialidad había sido promulgada en el 2015 la Ley N° 4601 “De incentivos a la importación de vehículos eléctricos”.
Al respecto es de recordar que la normativa establece la exoneración de pago del impuesto aduanero a la importación y del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a la importación para el mercado nacional de los vehículos eléctricos. No obstante, el efecto esperado sobre el total de importados todavía no ha llegado a los niveles previstos, al considerar que la ley centra los beneficios a la importación y no a las personas consumidoras.
Además, benefician a otras tecnologías, como las de los vehículos híbridos flex, que combinan diversas proporciones de combustibles fósiles y de biocombustibles, y no generan los mismos beneficios ambientales que los vehículos eléctricos, refiere el análisis del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
El mismo organismo remarca que con una creciente tasa de motorización nacional y el consecuente incremento en la importación anual del petróleo y sus derivados, no es posible sustituir todo el parque automotor de forma instantánea e inmediata.
Entre los factores que inciden negativamente en la plena y efectiva inserción de móviles eléctricos en Paraguay, se encuentran: la existencia de pocos puntos de recarga o “electrolineras” en el país, el diferencial de costo de adquisición del móvil por parte del consumidor respecto a un convencional; y, por último, la reticencia propia de los consumidores en comprar un nuevo tipo de producto de bien duradero.
Finalmente, es esencial que Paraguay considere a la electromovilidad como un medio y un fin mismo, dentro de su agenda de medio y largo plazo. El hecho de que Paraguay no sea un contaminante neto no lo exime en la contribución.
Por otro lado, las cuestiones de demanda final de energía son crecientes en el tiempo, por lo que se torna sumamente relevante discutir las fuentes y componentes de la Matriz Energética Nacional, desarrollar nuevas políticas públicas de incentivos a la inversión en el sector y promocionar proyectos de Ley tendientes a una mayor participación de los agentes económicos en la generación de la oferta energética.
Acceso
Unas 30.379 personas (7.822 hogares) aún carecen de acceso a electricidad en el país, de las que 25.820 de ellas residen en áreas rurales.
Rural
Casi 9 de cada 10 personas todavía carecen de acceso a la electricidad (85%) en el Paraguay y las mismas viven en las áreas rurales.
Exitoso
Un caso exitoso en la región es Brasil, que implementó energías alternativas, lo que permitió a los hogares vender su excedente de energía no utilizado.
Diésel
Al cierre de 2020, el 65% del total de energía utilizado en el transporte físico de personas y mercancías en Paraguay fue con diésel.
5,6%
Parque automotor total registrado en el país al cierre de 2021 se ubicó en 2.684.358 móviles, unos 144.000 rodados más (5,6%) con respecto al 2020.
CO2
América Latina y el Caribe aportan, de forma conjunta, unas 1.689.187 kilotoneladas o el 5% de las emisiones globales de CO2.