Mecanismo más viejo de hacer negocios

Un negocio es justo cuando ambas partes del acuerdo salen beneficiadas. Eso es lo que Paraguay no ha podido o querido interpretar desde 1973, año de la firma de los dos acuerdos o Tratados hidro-energéticos, el de Itaipú y el de Yacyretá.

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Si hubiésemos tomado los mercados energéticos de ambos países socios, el del Brasil y la Argentina, este escrito no se hubiera justificado; pero, como insertamos las palabras “cesión” en algunos apartados, los pusilánimes negociadores y administradores paraguayos han aprovechado esta palabrita a favor de sus intereses personales. Para el Brasil era más barato pagar una especie de “coima” disfrazada como “compensación por cesión de energía”, que pagar el precio justo o de mercado. Nuestros diplomáticos también prefirieron adherirse a la cofradía de los “barones de Itaipú” y los “marqueses de Yacyretá” que trabajar por los intereses del Estado.

Hoy nos convoca una palabrita aún más simple y probablemente más justa de intercambio de mercaderías o bienes, el trueque. ¿Qué es un trueque? Es la acción de dar una cosa y recibir otra a cambio, sin que intervenga el dinero. El trueque es la forma más primitiva de comercio internacional. Ya los cavernícolas de la antigua Mesopotamia, donde se cree que nació la humanidad, luego los sumerios, hititas, caldeos, fenicios, los griegos, los chinos, posteriormente los romanos, los vikingos, los venecianos y otros pueblos lo practicaban.

Es bueno aclarar que algunos pueblos aún siguen usando este método antiguo en zonas remotas. La mayoría, sin embargo, en estos tiempos electrónicos y lleno de luces, usan la moneda como una referencia del valor de la mercadería. Es el famoso precio del bien adquirido, importado o exportado, comprado o vendido.

Pero vayamos al trueque que nos interesa; el de energía hidroeléctrica por petróleo o sus derivados. ¿Qué le parece, amable lector, si negociamos el petróleo argentino, brasileño o boliviano, por kilowatios-hora de Itaipú y Yacyretá? En esta época de cierres de rutas por el abusivo, incomprensible e injusto precio del gasoíl y la nafta, nos resultará más fácil comprender, no sin antes aclarar algunos conceptos y verdades absolutas del mercado.

¿A cuánto está pagando usted por el gasoíl común o el pódium? Oscila entre G. 6.500 y G. 9.000 por litro. Además, estoy seguro de que la escudería que está relacionada con el mercado brasileño, Petrobras, es la más cara; justo la que proviene del Estado-socio comercial en Itaipú. Pero aclaremos, nuestro socio en Yacyretá no está muy lejos. ¡Qué ironía verdad! La séptima economía del mundo, “negociando” con la penúltima de Latinoamérica.

¿A cuánto está pagando usted por el Kw-hora en su factura de consumo energético de la ANDE? Haga una simple operación. Tome su última factura y divida el importe total de lo que ha pagado en ventanilla por la cifra que aparece en la columna de energía consumida. Es cierto que ahí ya incluye el alumbrado público, la ley de emergencia 6524/20, el IVA y el redondeo. Luego de que su cabeza quede cuadrada por el resultado, usted comprenderá mejor lo que es un trueque.

Brasil, o sus satélites privados, nos venden petróleo del PRESAL, uno de los yacimientos más voluminosos del mundo, a precio de mercado; mientras, nosotros cedemos voluntariamente nuestra energía recordista mundial en renovable, limpia y segura, a precio de banana. ¡Qué injusticia comercial, social y diplomática! ¡Hasta ecológica! Pero, reitero por quincuagésima vez, la culpa es nuestra. ¿Qué hacemos?

Su tuviésemos un estadista como presidente y un ingeniero agrónomo como Samek (Jorge Miguel), como nuestro DGP en Itaipú, esto no sería tema, ni en las tertulias de los asados y mucho menos en las columnas de periódicos; pero como tenemos lo que tenemos, como políticos y administradores, ni siquiera podemos hacer el más antiguo, simple y justo mecanismo de intercambio comercial.

Con el trueque de energía por petróleo acabaría el negociado de los maletines, de las sobrefacturaciones, del clientelismo político (obras de los gastos sociales por votos); acabaría también la maldita burbuja social de las binacionales y el vitaliciado del narco-coloradismo en el gobierno. M ire que hablo con propiedad como jubilado de Itaipú.

Hagamos dos tueques: hidroelectricidad por petróleo refinado y dignidad por mendicidad. En ambos productos saldremos gananciosos como pueblo, nación, país y Estado.

Coima

Para el Brasil era más barato pagar una ... “coima” disfrazada como “compensación por cesión de energía”, que pagar el precio justo o de mercado.

Preferir

Nuestros diplomáticos prefirieron adherirse a la cofradía de los barones de Itaipú y marqueses de Yacyretá que trabajar por intereses del Estado.

(*) Ingeniero agrónomo, Técnico Sup. Electricidad, jubilado de Itaipú Binacional.

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