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América Latina y el Caribe (ALC) se ha caracterizado por serios problemas estructurales en sus indicadores sociales y económicos. Desde altos niveles de pobreza hasta unas saturadas cuentas fiscales, las que se vieron profundizadas con la llegada de la pandemia.
Al observar los datos del empleo antes de la crisis sanitaria, la tasa de informalidad en la región se ubicaba por encima del 50%, situación que con la pandemia encontró a miles de personas sin protección.
Pese a que en los últimos diez años se ha registrado una expansión de los empleos formales, la pandemia provocó efectos negativos sin precedentes en el mercado laboral, de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Al decir, un crecimiento inusitado en la proporción de la población en situación de inactividad, con reducciones considerables en la informalidad, y en cambio, fluctuaciones menores en los empleos formales.
Es de recordar que, a lo largo de la historia, se han experimentado cambios que terminaron por reconfigurar el funcionamiento económico a escala mundial. Por mencionar, desde la Segunda Revolución Industrial, las grandes corporaciones y empresas se abrieron camino en medio de los tradicionales negocios familiares. Esta tendencia se fortaleció, en un primer momento, en los países desarrollados del hemisferio norte; luego, trascendió al resto de las economías globales.
En Paraguay, el desarrollo ha sido, ciertamente, adverso. Las pequeñas y medianas empresas componen el grueso del total que operan en el país. Además, estas empresas son las que emplean el mayor número de recursos humanos.
Durante el período más crítico de la pandemia en el año 2020, la mayoría de las empresas se vieron forzadas a reducir su producción agregada. Las rigurosas restricciones generaron la implementación de cuadrillas, trabajos remotos y, en muchos casos la descontratación del personal.
En las microempresas, la dinámica fue diferente, especialmente por el lado del empleo. Al cierre del cuarto trimestre de 2020, las microempresas registraron un crecimiento interanual de 6,1% dentro de la considerada población ocupada. Es decir, generaron 135.508 nuevos empleos durante la crisis sanitaria. Esta tendencia se fortaleció al cierre de 2021, con la generación de poco más de 31.000 empleos en el mercado laboral paraguayo.
Sin embargo, el empleo informal ha estado igualmente presente. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE) son informales aquellas personas que, teniendo trabajo actualmente, no aportan a la seguridad social; ni están inscriptos en el Registro Único del Contribuyente (RUC).
De manera general, del total de los ocupados no agropecuarios en el país y que al cierre de 2021 totalizaron 2.850.679 personas, el 77% (2.184.270) prestaron sus servicios en la zona urbana y el restante (666.409) en la rural. En tanto que el 64% (1.816.035 personas) de los ocupados no agropecuarios trabaja de manera informal. De este porcentaje, el 73% (1.319.723) labora en las ciudades y el 27% (496.312) en el campo.
Las estadísticas revelan un crecimiento del empleo informal en el comparativo interanual e intertrimestral en ambas zonas geográficas. Así, entre el cuarto trimestre de 2021 y mismo periodo de 2020, más de 22.000 personas se insertaron al mercado laboral informal. Mientras que, entre el tercer y cuarto trimestre del año pasado, aproximadamente 42.000 trabajadores.
Antes de ahondar en la informalidad por tamaño de empresas, es de recodar que de acuerdo con la reglamentación vigente (Ley N° 4457/18), una microempresa es aquella con 10 o menos trabajadores incorporados. Así mismo, las pequeñas son las integradas por 30 o menos trabajadores y las medianas empresas las compuestas por menos de 50 laburantes.
De los 1.816.035 trabajadores informales existentes al cierre del cuarto trimestre de 2021, 829.056 personas ó el 46% estaban ocupadas en microempresas y 492.184 o 27% en actividades unipersonales. Además, 144.752 o su equivalente al 8% en pequeñas y medianas, y unas 83.679 (5%) en grandes empresas. De esta manera, uno de cada dos trabajadores informales de Paraguay se desempeñó en aquella empresa formada por hasta un máximo de 10 personas, en la que el propietario trabajó personalmente él o integrantes de su familia y facturó anualmente hasta el equivalente a G. 500.000.000 (Ley N° 4.457. Para las micro, pequeñas y medianas empresas ( mipymes).
Informalidad por categoría ocupacional y género
Al centrar la descripción y el análisis de la informalidad por categorías ocupacionales (1.816.035), los datos del INE revelan que este tipo de empleos predominaron en el sector de los trabajadores privados. Al cierre de 2021, 799.578 personas prestaron sus servicios de manera informal (44%), seguido de los cuentapropistas y trabajadores domésticos con 585.621 personas (32%) y 221.647 (12%), respectivamente.
Por el otro lado, las categorías ocupacionales de empleados públicos y empleadores cargaron la tasa más baja en condición de informalidad de 75.653 y 43.297 trabajadores, respectivamente.
En el comparativo entre los periodos 2020 y 2021, la mayor inserción en el mercado laboral informal se registró en el grupo del empleado/obrero privado, es decir de 43.170 personas más al cierre del año pasado. Además del empleado/obrero público y el trabajador familiar no remunerado, con 12.987 y 7.648 trabajadores sin cobertura social ni RUC.
Para los casos del empleador o patrón, trabajador por cuenta propia y empleado doméstico, los datos muestran una reducción de 16.666, 4.599 y 521 personas, respectivamente.
En tanto que, al centrarse en la relación de los últimos dos trimestres del año anterior, los aumentos se dan principalmente en el cuentapropista (45.314), empleado público (11.607), trabajador familiar no remunerado (8.603) y empleado/obrero privado (151).
Las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística revelaron también que las condiciones del empleado doméstico (32.604) y el empleador o patrón (10.806) tuvieron una disminución de personas en condición de informalidad.
De acuerdo con los datos expuestos, el mercado laboral en Paraguay experimenta una clara recuperación con ciertas desigualdades en las categorías ocupacionales tal como se muestra en el gráfico.
En cuanto a los niveles de informalidad por sector, la cantidad en el secundario totalizó 494.882 trabajadores, es decir, 72,6% del total de empleados en esta actividad (681.237) y en el terciario 1.321.153 personas, lo que corresponde a 61% de las 2.166.924 personas.
Entre el 2020 y 2021 se muestra un aumento de casi 50.000 personas solo en la actividad vinculada al comercio, restaurantes y hoteles frente a más de 15.000 verificado en el comparativo de los últimos dos trimestres del año pasado.
Dentro de lo catalogado como servicios comunales, sociales y personales se registró igualmente un crecimiento de casi 12.000 trabajadores informales, cuando entre el tercer y cuarto trimestre hubo una disminución de aproximadamente 27.000 personas.
El sector de construcción verificó una salida interanual de más de 1.100 informales y en el intertrimestral un exponencial aumento de 34.484 personas laborando en la mencionada actividad.
Con respecto a los empleados por género, la informalidad agrupa a más hombres debido a la propia estructura laboral del país, es decir, de mayor mano de obra empleada. Al desagregar, los datos revelan que al cuarto trimestre de 2021 con respecto al 2020, casi 5.200 trabajadores salieron de la informalidad cuando más de 47.000 mujeres ingresaron al mencionado mercado. Esto es una caída de 0,5% en el comparativo anual para el caso de los hombres y 6% de crecimiento de empleadas informales.
En el intertrimestral de 2021, el aumento se registró en ambos géneros, pero de manera significativa en la cantidad de varones con la reinserción de más de 13.000 en condición de informalidad de casi 9.000 mujeres.
Como se ha presentado en la seguidilla de ediciones sobre el empleo en Paraguay al cuarto trimestre de 2021 y basados en los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares Continua del INE, el país experimenta una recuperación del mercado laboral desde el inicio de la pandemia en 2020 al cierre del segundo año de la crisis sanitaria. No obstante, los indicadores revelan que no se ha llegado aún a los niveles de la prepandemia sobre evidenciando los problemas estructurales como el menor acceso de mano de obra femenina, las desventajas de las categorías ocupacionales, los altos niveles de informalidad, entre otros aspectos.
Ante el descrito escenario se hace urgente el diseño de políticas de empleo que brinden las garantías tanto al trabajador como al empleador. Así como reglas claras e iguales que permitan consolidar el mercado laboral, por consiguiente, la producción del país. Finalmente, el buen funcionamiento del engranaje económico potenciará el desarrollo y crecimiento del país.
BID
Las proyecciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hablan de 7,56 millones de empleos informales adicionales.
Crisis
En crisis económicas previas a la pandemia, la informalidad servía como amortiguador, debido a que absorbía la salida del sector formal mitigando desempleo.
Desigual
El mercado laboral en el Paraguay experimenta una clara recuperación con ciertas desigualdades en las categorías ocupacionales.
Garantía
El buen funcionamiento del engranaje económico potenciará el desarrollo y crecimiento del país, con el diseño de políticas de empleo que brinden garantías a todos.