Prosperidad energética

La mayoría de los paraguayos creen que las únicas riquezas que forjamos en el país provienen de la soja, la carne y la energía hidroeléctrica. Totalmente errado. Son apenas factores primarios de la producción. La energía eléctrica contribuye con apenas el 17% de nuestra matriz.

La corrupción  también rodea a Itaipú,   porque  17 semirremolques con cigarrillos de Tabesa fueron hallados en un puerto clandestino, en la franja de protección del ente, en enero del 2021.
La corrupción también rodea a Itaipú, porque 17 semirremolques con cigarrillos de Tabesa fueron hallados en un puerto clandestino, en la franja de protección del ente, en enero del 2021.Archivo, ABC Color

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En cuanto a la soja y la carne, el solo hecho de que estos productos ingresen el 80% de nuestras divisas en dólares, es tétrico. El monto usado en la importación de hidrocarburos supera ampliamente a la exigua “renta energética”.

En un país medianamente desarrollado se espera que la exportación de productos industrializados alcance por lo menos el 50%. Eso ya lo hacían Brasil, México, India y otros, ¡hace 50 años!

¿Cuál es el motor?

La política económica basada en la sustitución de importaciones es tan vieja como nuestras más viejas hidroeléctricas. Ni hablar de países como Alemania, Japón y Corea del Sur que, luego de quedar literalmente en cenizas, resurgieron y prosperaron.

¿Cuál es el motor que mueve a las naciones, por encima de lo inteligible, a progresar? ¿El patriotismo, el nacionalismo, la supervivencia, el orgullo, o sencillamente la dignidad? Personalmente creo en la última.

En la teología se estudia a la prosperidad desde tres ópticas o visiones diferentes, a veces contrapuestas:

La teología de la pobreza; muy bien representada en la antigüedad por los franciscanos, posteriormente por los “pietistas” de la reforma luterana y, modernamente, por la teología de la liberación del catolicismo.

La idea de que Dios solo puede vivir entre los pobres se arraigó profundamente en sectores minoritarios de la izquierda; aunque en el comunismo la mayoritaria es atea. La acumulación de la riqueza y el capital representaban una gran piedra de tropiezo para la convivencia armónica de la sociedad. Según los críticos de esta teología, sus seguidores eran personas extremadamente espirituales que “de tanto pensar en el cielo, nada servían en la Tierra”.

El egoísmo humano

La teología de la prosperidad; o sea aquellos postulados que responden a la pregunta: ¿Por qué Dios me haría pobre si los hombres somos los reyes de la Creación? En esta línea, la humanidad toda debería prosperar porque existen recursos suficientes. Lo que impide es el egoísmo humano, las ansias de dominación, las guerras, la creencia de que existen seres superiores con sangre azul o superdotados que deben primar sobre la mayoría. Es engañosa, porque muestra el buen vivir a todos, aunque solo algunos lo pueden alcanzar.

En esta línea se enmarcan algunas denominaciones evangélicas pentecostales que ven al diezmo y las ofrendas como un método de “adorar a Dios”. Estos grupos, además de los católicos oficialistas, son muy allegados al poder temporal y les gusta participar de las mieles del Estado. Si no tienen salarios, tienen concesiones o, como mínimo, algunas canonjías en la previsión social.

La teología de la mayordomía; muchos consideran la más razonable pues tiene a la finitud de nuestro tiempo como eje existencial. ¿Cuánto piensa vivir mi querido lector? Según el Salmo 90 nuestros años están definidos entre 70 y, “en los más robustos 80″ años. Nuestro tiempo, al decir del salmista, es como “la hierba que crece en la mañana; en la mañana florece y a la tarde es paja seca”. Según esta opción teológica es ridículo acumular riquezas donde “el orín y la polilla corrompen”. Somos apenas mayordomos pasajeros del Dueño del universo. Somos administradores circunstanciales de una Creación perfecta que la estamos destruyendo de humanidad.

Pero vayamos a la mayordomía de Itaipú; ¿cuánto tiempo y cuántos dólares más pensamos recibir por nuestra “cesión”, venta o trueque energético? Los más avezados calculan entre 10 y 15 años, luego habremos usado el 50% del total. Las 10 máquinas de 50 Hertz estarán abasteciendo a nuestro desarrollo, vegetativo o industrial; eso ya es motivo de otro artículo.

No todo es lúgubre

Pero no todo es lúgubre, hace unos días he visto una pequeña renovación y esperanza en el cuadro del directorio ejecutivo. Fueron nombrados profesionales de la casa a los cuales conocí durante mis 40 años de vida institucional.

El Ing. Gustavo Ovelar, hoy director de Coordinación Ejecutivo, DC, fue mi alumno en tres cátedras: Ecología, Construcciones Rurales y Agroecología, en la carrera de Ingeniería Agronómica de la antigua UNA, filial Minga Guazú, posterior UNE. Fue una camada de notables de la cual surgieron varios emprendedores, empresarios, un ministro de Agricultura y altos gerentes de Itaipú. ¡Ojo, no acostumbro a cantar loas a ningún director de Itaipú! La historia siempre nos demuestra que el poder los corrompe en poco tiempo.

Ojalá el Ing. Ovelar sea una excepción. Tiene a su cargo nada más y nada menos que la dirección más corrupta de Itaipú en todos los tiempos. De ella emergieron la mayoría de los “barones de Itaipú”, hasta hoy vigentes. En ella se “deforestaron” las selvas que quedaron bajo agua.

Los muñones de troncos del embalse son hoy los testigos mudos de una facturación sin ejecución. La supercarretera de “tres pisos” es otra evidencia del salvajismo político y económico de estos “próceres” del entreguismo y la claudicación.

El narco-embalse de Itaipú

El Narco-embalse de Itaipú es una descripción real (https://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/economico/2020/03/08/el-narcoembalse-de-itaipu) en la que el lector puede acudir para conocer algunos desafíos de esta dirección, de tan mala fama.

La denuncia de Itaipú a la fiscalía, sobre los 17 semirremolques cargados de cigarrillos de Tabesa y hallados en un puerto clandestino, en la franja de protección de Itaipú, causó la salida de Bergen de la DGP (21/01/2021). En dicho embalse se han contrabandeado cigarrillos, armas, vehículos y drogas. Es el dolor de cabeza del Brasil y la vergüenza del desarrollo paraguayo.

Las sanguijuelas del sistema

En la DC se han alimentado y robustecido las sanguijuelas del “sistema”, los proveedores y las contratistas paniaguadas que recaudan para el partido y la corona. En ella se han hecho las famosas entregas de chanchos y pollitos de la era Bernal y el inolvidable “Ñoco Cabrera”, superintendente de Medio Ambiente, que plantaba lechugas del mercado en las escuelas del Alto Paraná, a la mañana, para que Nicanor inaugure sus huertas escolares, a la tarde. En ella entran políticos que se vuelven empresarios y luego diputados y senadores.

Mantener el idealismo

En fin, rogamos al Altísimo para que el Ing. Ovelar mantenga su idealismo juvenil y levante a la primera división del desarrollo, a la Dirección de Coordinación. Quedará en la historia como su hermano, el “Loro” Ovelar que, con poco menos que abnegación y valor, ha llevado al más alto nivel del deporte nacional a un humilde equipo del interior.

Tiempo

¿Cuánto tiempo y cuántos dólares más pensamos recibir por nuestra “cesión”, venta o trueque energético? Los más avezados calculan entre 10 y 15 años, luego habremos usado el 50% del total.

Testigos

Los muñones de troncos del embalse son hoy los testigos mudos de una facturación sin ejecución. La supercarretera de “tres pisos” es otra evidencia del salvajismo político y económico de estos próceres del entreguismo y la claudicación.

(*) Ex Superintendente de Energías Renovables y Asesor del DGP en Itaipú, 2008-2012, hoy jubilado luego de 40 años.

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