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El perturbador escenario cargado de una inconmensurable incertidumbre activó los protocolos de salud y económicos a escala global. En esta primera etapa, la consigna era brindar asistencia sanitaria y contener a los sectores y agentes económicos que se verían afectados por los protocolos de confinamiento. Estas medidas terminaron desplomando la demanda y por ende también la oferta en la economía global.
Varias investigaciones de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, revelaron que el gasto fiscal global para hacer frente a la crisis sanitaria en 2020 rondó los US$ 7,2 billones, alrededor del 3,7% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. El estudio agregó que, en el caso de los países ricos, el gasto fiscal adicional por la emergencia ascendió a 6,7% del PIB. Otros informes refieren incluso que se han impulsado estímulos fiscales por más de US$ 12 billones y que las acciones monetarias giran en torno a los US$ 7,5 billones a nivel mundial.
En Latinoamérica, una de las regiones más afectadas por la crisis sanitaria, los estímulos fiscales, en promedio, significaron el 4,3% del Producto Interno Bruto (PIB). Las mayores intervenciones de este tipo se registraron en Brasil (8,5% del PIB), Chile (5,7%) y Perú (5%). Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), esta medida presionó de manera considerable los niveles de deuda.
De acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), los países de la región con mayor crecimiento de su deuda en el comparativo 2019-2020 han sido: Colombia (15,9%), Perú (12,4%) y Brasil (11,9%). Las demás naciones que también registraron aumento en su nivel de endeudamiento fueron Paraguay (10,8%), Bolivia (10,4%) y Argentina (6,3%).
Para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la deuda pública de América Latina pasó del 58% del PIB en 2019 al 72% en 2020, y alcanzaría el 76% del PIB en el 2023.
Solo en América Latina la pandemia provocó una contracción económica del 7,7% en 2020. La tasa de pobreza extrema se situó en un 12,5% y la de pobreza alcanzó al 33,7%. En Paraguay, la indigencia se define por un ingreso mensual de hasta G. 272.000 en áreas urbanas y de G. 248.461 en las rurales. La pobreza, por un ingreso mensual de hasta G. 712.618 en áreas urbanas, y de G. 506.201, en las rurales.
El total de personas pobres en Latinoamérica ascendió a 209 millones a finales de 2020, 22 millones de personas más que el año anterior. De ese total, 78 millones se encontraron en situación de pobreza extrema, 8 millones más que en 2019.
Los niveles de pobreza y de pobreza extrema alcanzaron posiciones que no se habían observado en los últimos 12 y 20 años en América Latina. La situación es aún más preocupante al observar un empeoramiento de los índices de desigualdad en la región y en las tasas de ocupación y participación laboral, sobre todo en las mujeres, según datos de la Cepal.
En cuanto al mercado laboral, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó que 26 millones de personas perdieron su puesto de trabajo en América Latina y el Caribe durante 2020. Así, la tasa de ocupación promedio de la región, que es la relación porcentual entre población ocupada y población en edad de trabajar, cayó en casi seis puntos porcentuales entre 2019 y 2020, como consecuencia de la pandemia.
En esta primera entrega de dos previstas, la consultora MF Economía/Inversiones presenta “Perspectivas económicas 2021: Una mirada sectorial”, un compendio descriptivo y analítico del comportamiento que han tenido los principales indicadores económicos a nivel internacional, regional y local durante la pandemia.