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En el 2019, antes de desatarse la pandemia, aproximadamente 260 millones de personas en el mundo trabajaban desde sus domicilios. Esta cantidad representó al 7,9% del empleo mundial con la siguiente característica: en los países de bajo y medio ingresos, los cuentapropistas eran mayoría, mientras que, en las economías de ingreso alto, los trabajadores asalariados superaban por mucho a los empleados que no percibían una remuneración por sus servicios. La diferencia está vinculada a la estructura ocupacional creada por el nivel de desarrollo económico de los países.
El riguroso confinamiento dispuesto por los gobiernos para mitigar los efectos de la pandemia empujó al mundo a reconvertir el sistema de trabajo.
En América Latina y el Caribe, alrededor de 23 millones de personas teletrabajaron durante el período más crítico de la pandemia en 2020, lo que representó entre el 20% y 30% de los empleados asalariados. Así la migración de modalidad fue exponencial, ya que en la prepandemia, la cifra se hallaba por debajo del 3% de personas que trabajaban a distancia.
En palabras del director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro, “la crisis causó una aceleración de tendencias en los mercados laborales, lo cual deja la sensación de que, junto a la situación dramática de la pérdida de empleo, el futuro del trabajo se estuviera manifestando antes de lo esperado”.
Estudios vinculados a la modalidad del teletrabajo refieren que, en circunstancias normales, arroja una serie de beneficios, a decir, un horario más flexible, la reducción del tiempo de desplazamiento, la posibilidad de que los trabajadores se centren en sus tareas sin las distracciones que se generan en el espacio de trabajo y una oportunidad para mejorar el equilibrio entre la vida laboral y profesional. Sin embargo, no todas las actividades laborales pueden realizarse bajo el mencionado sistema ni obtener los beneficios descriptos. En artículos recientemente publicados (Hatayama et al., 2020; OIT 2020h) se examinaron las potencialidades de trabajar desde la casa en países con diferentes niveles de desarrollo económico. El estudio constató que factores como la estructura económica y ocupacional, el acceso a internet de banda ancha y la probabilidad de que las personas posean una computadora personal, son determinantes e importantes para trabajar desde los domicilios.
En consecuencia, los países pueden movilizar una mayor proporción de la fuerza laboral a trabajar desde casa cuando una gran proporción de los puestos de trabajo son en sectores como las TIC, servicios profesionales, finanzas y seguros, así como los sectores de la administración pública. Muy por el contrario a lo que ocurre en economías con una alta dependencia de sectores como la industria manufacturera, la agricultura, la construcción y el turismo. La nueva modalidad de trabajo, sin embargo, se convirtió en un desafío para algunos grupos como padres y cuidadores, quienes debieron buscar una serie de estrategias para tratar de responder a sus compromisos, tanto profesionales como personales ante el cierre de centros educativos y de atención.
Una reciente encuesta realizada por Eurofound en 2020 había revelado que el 26% de las personas que trabajan desde el hogar desde las restricciones, vive en hogares con niños menores de 12 años y otro 10% tiene niños de 12 a 17 años, siendo las mujeres quienes llevan la mayor carga del cuidado del hogar con las limitantes en el acceso a conectividad que van en total detrimento de su independencia económica.
Datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) muestran que las mujeres han sido las más afectadas por la pandemia en la región. De hecho, su salida como parte de la fuerza laboral representa un retroceso de 18 años.
Las estadísticas del organismo dan cuenta que 1 de cada 4 mujeres de 15 a 24 años en América Latina y el Caribe no estudia ni está ocupada cuando la proporción en el caso de los hombres es 1 de cada 10. Además, el 75% de las jóvenes se dedica a cuidar a personas dependientes frente al 9,3% de los hombres que realizan labores de cuidado.
Situación laboral en Paraguay
Como en todo el mundo, las restricciones sanitarias desplomaron las estadísticas de movilidad. El reporte de Google sobre movilidad en Paraguay muestra importantes caídas desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020 con algunos periodos de recuperación, pero que no llegan aún, hasta el presente, a los niveles de movilidad de la prepandemia, tanto a los lugares de trabajo como de estaciones de tránsito (ver info).
El comportamiento observado está asociado a la salida de trabajadores del circuito laboral y al trabajo a distancia durante el primer año de la pandemia. La caída en el sector inmobiliario de oficinas y locales comerciales reflejan la situación.
Cabe recordar que la tasa de desempleo al cuarto trimestre de 2020 se ubicó en 7,2%. Para las mujeres fue de 10,2%, y para los hombres de 4,9%. Al incluir a los inactivos circunstanciales en el grupo de desempleados, la tasa de desempleo en Paraguay llegó a 8,7% el año pasado.
Al 2019 en Paraguay existían alrededor de 210.000 personas fuera del mercado laboral y al cierre de 2020, el número se ubicó en más de 306.000, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Por tanto, el desempleo en el país aún no logra situarse a los niveles de la precrisis.
En cuanto a la nueva modalidad adoptada por muchas empresas en el país, el teletrabajo, datos del INE revelan que aproximadamente 290.000 personas realizaron tareas a distancia durante el 2020. En esa línea se pueden destacar las medidas adoptadas para la implementación del innovador sistema laboral, las condiciones y desafíos para celebrarlo.
A fin de regular el teletrabajo y establecer las condiciones laborales en el sector público y privado, desde el 1 de junio de 2020 rige en Paraguay la Ley N° 6.738, que establece la modalidad en relación de dependencia.
Con la normativa se apunta a impulsar la modernización, reducir costos, incrementar la productividad y brindar las posibilidades de conciliar actividades laborales y de responsabilidad familiar (Artículo 1).
Entre otros aspectos que contempla la ley figura el de los principios como la igualdad de trato y condiciones, voluntariedad, reversibilidad, el derecho de desconexión y la privacidad.
En estos últimos dos puntos, es importante precisar que la normativa expresa la posibilidad de establecer entre las partes una distribución flexible de la jornada laboral, respetando los límites de la carga horaria diaria y semanal.
Remarca que el empleador respetará el derecho del trabajador a la desconexión, que será de al menos 12 horas continuas, tiempo durante el cual no estará obligado a responder comunicaciones, órdenes u otros requerimientos, así como en días de descanso, permisos o feriados.
La ley también busca proteger la vida privada del teletrabajador y los tiempos de descanso y reposo de la familia. Por tanto, la normativa habla de la garantía a la desconexión digital de los trabajadores, que consiste en el derecho de los empleados de no contestar comunicaciones, llamadas, emails, mensajes, WhatsApp de trabajo fuera del horario laboral. Asimismo, se contempla la protección del trabajador en materia de salud y seguridad social.
Sistemas disponibles y perspectivas
Con respecto a las herramientas para ejecutar el teletrabajo, datos de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) muestran un importante crecimiento en el número de suscripciones a internet fijo, que pasó de 215.000 personas en 2015 a casi 500.000 clientes a 2020 y menos considerable, pero igualmente en aumento, a internet móvil, así como a suscripciones a teléfono móvil, pre y pospago.
Otro dato que refuerza la evolución del sector de telecomunicaciones en pandemia es el Estimador Cifras de Negocios (ECN) del Banco Central del Paraguay (BCP), que muestra un marcado crecimiento con algunas fluctuaciones desde el inicio de la crisis sanitaria, tal como se observa en la infografía.
Al cierre de 2020, el 97% de la población en Paraguay utilizó internet en cualquier lugar a través de un teléfono celular, el 42% en el hogar y el 17% de los ciudadanos en el trabajo.
El comportamiento reveló la necesidad de contar con conexión de internet para la realización de actividades laborales, educativas e incluso de ocio. Esto llevó a que las personas demanden más de estos bienes y servicios para conectarse a una red inalámbrica o a través de cables de fibra óptica (Informe de Telefonía de MF Economía/Inversiones).
A un año de la pandemia y en medio de una lenta reapertura social y económica, las actividades laborales siguen enfrentando una serie de desafíos. Si bien el teletrabajo ha sido una modalidad que pudo salvar cientos de empleos en Paraguay, otros miles no pudieron adoptarla por la característica del mismo trabajo.
Por tanto, en un país como Paraguay, donde las condiciones laborales se han destacado siempre por su precariedad, el trabajo a distancia solo terminó por evidenciar la urgente necesidad de idear estrategias que reviertan la situación mediante una fuerte inversión en el capital humano, mejoramiento de la estructura de conectividad, mayores y mejores condiciones laborales, pero, sobre todo, el cumplimiento de normativas que salvaguarden los derechos de los trabajadores.
Finalmente, y en línea a las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo, esta nueva era del teletrabajo requerirá el uso más amplio de un nuevo tipo de gestión –basado en la confianza y en la obtención de resultados– y una nueva forma de trabajar, más autónoma, flexible y mejor adaptada a las circunstancias y preferencias individuales de los trabajadores.
A. Latina
En América Latina, unas 23 millones de personas teletrabajaron durante el período más crítico de la pandemia en 2020, entre 20% y 30% de los asalariados.
Desafío
Nueva modalidad laboral se convirtió en desafío para padres y cuidadores, quienes debieron buscar una serie de estrategias para enfrentar los compromisos.
INE
Al 2019 en Paraguay existían alrededor de 210.000 personas fuera del mercado laboral y al cierre de 2020, el número se ubicó en más de 306.000, según INE.
290 mil
En la nueva modalidad adoptada por muchas empresas en Paraguay, unas 290.000 personas realizaron tareas a distancia, en el 2020, según el INE.
Idear
En Paraguay, donde la condición laboral es precaria, el teletrabajo terminó por evidenciar la urgente necesidad de idear estrategias que reviertan la situación.
Internet
Al cierre de 2020, el 97% de la población en Paraguay utilizó internet en cualquier lugar vía celular, 42% en el hogar y 17% de los ciudadanos en el trabajo.