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América Latina y el Caribe ha sido la región más afectada por la crisis sanitaria. Las condiciones poco favorables en esta parte del continente permitieron la profundización de varios indicadores sociales y económicos.
En este contexto, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) latinoamericanas aparecen como las más impactadas desde la declaración de la pandemia en marzo de 2020. De acuerdo con estimaciones del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), estas empresas representan hasta el 99,5% de todas las que operan en la región, empleando al 60% de la población y configurándose en el 25% del Producto Interno Bruto (PIB).
Los números revelan la preponderancia de las mipymes en la economía de la región. Sin embargo, los esfuerzos de los gobiernos no han sido suficientes para mitigar el impacto de la pandemia en estas empresas. De los 4,5% y 8,2% que representaron los paquetes de ayudas fiscales impulsados desde el comienzo de la pandemia, un mínimo porcentaje ha sido desplegado para brindar soporte a las empresas. A excepción de las economías del Caribe con poca población, por ende, con necesidades mejores administradas, a diferencia de las demás donde los requerimientos sanitarios han sido superiores.
Esta situación ha absorbido gran porcentaje de los esfuerzos fiscales, dejando un mínimo margen para asistir a los grupos generadores de empleo.
Desde el PNUD insisten en que la importancia de las pymes radica en que América Latina y el Caribe, al igual que en muchos países de ingresos medios y bajos, son una fuente primaria de empleo y un proveedor clave de bienes y servicios para una gran parte de la población.
Por tanto, instan a los gobiernos a invertir, tanto en la resistencia como en la productividad de estas empresas para que puedan convertirse en un fuerte motor de la recuperación económica en la región.
Si el primer año de la pandemia significó un gran desafío para los gobiernos, el segundo se presenta sin precedentes, ya que a un colapsado sistema sanitario, aumento de la pobreza, se suma la mala situación de las empresas con el consecuente incremento del desempleo.
En Paraguay, en la última semana, la situación ha entrado en una fase crítica. Para frenar la nueva ola de la pandemia, el gobierno ha dispuesto nuevas medidas restrictivas, lo que ha empeorado la situación de las pocas empresas, principalmente, micro, pequeñas y medianas que aún funcionan en medio de la incertidumbre y la falta de garantías por parte del Estado.
En esta edición, la consultora MF Economía/Inversiones analiza la situación de las mipymes en Paraguay, su proceso de descapitalización y las perspectivas en el segundo año de la crisis sanitaria.