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Si tocamos las adjudicaciones de obras, aparece un viaducto peatonal de filigrana. Si tocamos las binacionales aparecen las nominaciones de Federico González en Itaipú y la designación de Guillermo López Florez, el cerebro de la famosa “novación” en Yacyretá, al frente de las negociaciones para el 2023. No podemos olvidar que esta novación, con pequeños retoques, acabó siendo la cesión por 30 años más de nuestra energía a la Argentina, gracias al desgraciado acuerdo Cartes–Macri. Fue en sustitución de Héctor Ritcher como jefe de la comisión de negociación. No me crean, pero revisen la “Novación”, rechazada por el Congreso.
Si tocamos los millones de dólares utilizados en campañas políticas disfrazadas de “gastos sociales”, también saldrá un aroma hediondo; por ello Nicanor no quiere transparentar Yacyretá. Se opone a la Constitución, a la Ley de Transparencia y a su propio Presidente. Nicanor piensa que su periodo presidencial todavía no terminó. El rekutu de su mandato no es legal, pero es funcional. Y este mal desempeño administrativo en la cosa pública empeora el resto: nuestra imagen internacional, nuestro anhelo popular, nuestras esperanzas pospandemia; en fin, veremos qué pasará cuando aterrice el Gafilat.
El pueblo en general escucha por los medios que los maletines de Aduanas continúan yendo a la capital. Todos dice que financia a la corona. Nunca sabremos, pero lo concreto es que se formaron como cuatro burbujas sociales en Paraguay, gracias a la corrupción del Estado: los barones de Itaipú y sus herederos; los aduaneros y sus herederos, los narcopolíticos y sus herederos y los jueces y fiscales corruptos y sus parientes.
Otros sencillamente admiten la sodomización del Estado como un estupro imposible de parar, o como un sistema de vida que aprendimos con nuestro espíritu mendicante y temeroso. Al abdicar de nuestra libertad con el dictador, abdicamos de lo más preciado que tiene el hombre. La pérdida de la dignidad nacional es como una consecuencia y acabó como un “catecismo patrio”.
Marito subió como presidente engañando a todos. Prometió luchar contra la corrupción, “caiga quien caiga”. No cayó nadie y la corrupción ya llegó a su familia. Prometió romper en mil pedazos el acuerdo Cartes–Macri; no solo incumplió su promesa, sino la avaló en el Congreso. Prometió transparencia en las binacionales, hoy lo protege a Nicanor, el protector de los principados binacionales.
Recuerdo hace unos años, cuando apareció la Ley de Transparencia, los sindicatos de Itaipú y Yacyretá se rasgaron las vestiduras porque se publicarían los salarios y viáticos. Spalding se resistió al comienzo, pero Cartes lo intimó a que publicara. Eran irrisorios, ridículos y patéticos los argumentos a favor de “proteger” la información privada, so pena de sufrir secuestros por parte de grupos criminales como el EPP, PCC y otros. ¡Jamás pasó en casi 50 años!
Lo sacan a Bergen, me consta, porque intentó hacer bien su trabajo en el área de embalse, porque donó su salario a favor de la lucha contra la pandemia y porque no permitió algunas injusticias internas. Además, estoy seguro, ve los negros nubarrones para las negociaciones del 2023. Pasan, junto con Pedro Ferreira, al banquillo de lujo de los estadistas.
Me doy cuenta de que el espacio es un tirano demasiado salvaje para expresar ideas completas. Como dice un viejo refrán teológico: “El texto sin el contexto, es un pretexto”. Por ello quedamos por acá. No se pierdan las próximas entregas.
(*) Ex Asesor del DGP en IB, del 2008 al 2012