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En este escenario expongo libremente mi parecer técnico, en vísperas de la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, las profecías sin compromiso están a la orden del día, dejo atrás el preámbulo y pensemos que en la década del 70, de no disponer de garantías crediticias calificadas hoy nos corresponde un activo, por lo menos USD 60.000 millones con derechos en partes iguales con nuestro socio condómino, el Brasil.
El mayor patrimonio del Paraguay de todos los tiempos es el 50% de la Itaipú, sin embargo la verdadera riqueza no sólo está en ser propietario en parte de la generadora energética más grande del mundo, sino en la capacidad de gestión de los socios para la explotación del bien como negocio, nuestra contraparte lo demostró, no es en el potencial donde está el tesoro, sino en el procesamiento adecuado del mismo y que a su vez genera ganancias extraordinarias con efecto cascada. Otro fundamental aspecto, la hidroeléctrica es una fantástica inversión financiera, con extraordinarios retornos de capital y renta, no podemos culpar a terceros por pensar en pequeño, obviamente la empresa nacional que se convirtió en la principal acreedora de los enormes recursos que se requirieron para la implantación de esta megaobra y en su carácter de inversionista, accionista y socia a la vez, la Eletrobras, sin duda es la que articuló la inteligencia en grande.
Otro meganegocio que disparó la construcción fueron los notables volúmenes de bienes y servicios que se requirieron en la época, como consultores, asesores internacionales, anteproyectos y proyectos ejecutivos, servicios profesionales, adquisición de maquinarias de alta gama de la época, insumos específicos, materias primas en gran volumen, equipos electromecánicos únicos en su género, componentes electrónicos de primer nivel, sistemas electrónicos de tecnología de punta de ese tiempo, sistemas de redes eléctricas complejas etc., no se requiere ser prominente para interpretar que la porción mayoritaria de bienes y servicios fueron suministrados por nuestro socio, la razón, los insumos y materiales en su mayoría, en volumen y en disponibilidad, estaban fuera del alcance de los nuestros. Lo concreto, el mayor aprovechamiento nuevamente correspondió a nuestra contraparte.
Lo precedente incluso está fundado en el Tratado, en su Art. XI.
¿Por qué no podemos plantear la implantación de megas proyectos sustentables? bajo el mismo diseño de una entidad que demuestra ser capaz de generar tanta riqueza, y con el mismo socio, la asimetría en el aprovechamiento es una culpa que debemos asumir. Está claro que necesitamos ver más allá de lo que nuestros ojos nos permiten, recurramos a la mirada universal de nuestras mentes, que en definitiva debería ser nuestro principal activo, sin cambio de paradigma nuestra suerte está sellada, mientras los debates en escala miniatura nos aísla, los otros se proyectan pasos gigantes adelante.
En mi visión tenemos en nuestras manos tanto potencial y si lo vemos como un verdadero emprendimiento sustentable perdurable, nos dará tanto retorno, para ello es vital arroparnos de sensatez, conocimiento con alta calificación para proponer un acuerdo beneficioso para las partes, con poco se llegó a tanto, ahora con mucho, es nuestra obligación irrevocable obtener la renta infinita.
(*) Superintendente – UC.GP ITAIPÚ Binacional.