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Sobre los consensos
Uno de los asuntos sobre los cuales hay consenso pleno es que en el año 2029 el sistema eléctrico paraguayo comenzará a sufrir las consecuencias de la no construcción de obras importantes para la generación de energía eléctrica.
Este tipo de emprendimientos requiere tiempo para su concreción y puesta en operación. Un mínimo que oscila entre 7 y 10 años.
El aumento de la capacidad de generación del sistema eléctrico nacional, hoy en torno a 8.500 megavatios, es imperativo.
Las nuevas obras de generación deben estar disponibles antes del año 2029. Sin ellas será imposible atender, con generación propia el aumento vegetativo de la demanda de potencia y energía del sistema eléctrico nacional. Sin esto será imposible continuar atendiendo por lo menos el crecimiento vegetativo de la demanda nacional de potencia y energía.
Solución considerando el tiempo disponible
Una de las principales tareas que el Gobierno debe realizar, a través de la ANDE, es un acuerdo operativo amplio con el Brasil. Este deberá entrar en vigencia a partir de la revisión del Anexo C.
Con esto se estará garantizando la provisión segura a nuestro país de potencia y energía. Especialmente a partir del año 2029.
De esta forma se garantiza el crecimiento económico del país. Habrá disponibilidad de potencia y energía para seguir creciendo.
La metodología
El acuerdo consistirá en intercambios de potencia y energía a través de la interconexión internacional entre la Subestación Margen Derecha (Hernandarias-Py) de la ANDE y la Estación Convertidora de Furnas (Foz de Yguazú-Br).
El sistema eléctrico paraguayo, conforme a su necesidad, utilizará la generación en 50 ciclos de Itaipú. La producción restante la retirará el Brasil a través de los convertidores de frecuencia de Furnas ubicados en Foz do Yguazú.
En los periodos en que la demanda del sistema eléctrico paraguayo supere la capacidad instalada en 50 ciclos, de 7.000 MW, el sistema eléctrico brasileño, a través de su convertidora, atenderá el déficit del sistema eléctrico nacional.
La Itaipú Binacional, mensualmente, realizará la conciliación de cuentas de la energía en 50 ciclos utilizada por la ANDE y Furnas.
La diferencia será pagada por quien la utilizó, a un precio a ser negociado entre las partes compradoras. Con esta metodología de intercambio se podrá extender el plazo perentorio de entrada de nuevas unidades generadoras que el sistema eléctrico.
El plazo aumentará en por lo menos de 4 a 6 años a ser contado a partir el 2029.
La primera obra a ser ejecutada para la solución
La solución presentada arriba coloca a nuestro país como dependiente del sistema eléctrico brasileño.
Esto, en lo posible, debe ser evitado. Esa posibilidad existe, pero el problema es la corrupción. La solución pasa por completar inmediatamente el emprendimiento Yacyretá.
Es decir, instalar las 10 unidades generadoras faltantes. En realidad pueden instalarse hasta 20 unidades más. Con estas máquinas, Yacyretá aumentará su potencia disponible en más 1500 MW o 3000 MW, según la decisión que se tome.
Desde luego que Yacyretá debe operar como está concebido, como central de punta. Para el efecto es necesaria la construcción del embalse de compensación.
Sin embargo, construir el embalse de compensación u otra central en Itatí-Itacorá desnudará la inutilidad del proyecto de construcción de la innecesaria minicentral del brazo Aña Cua del río Paraná.
Es aquí donde aparece la corrupción binacional en la Entidad Binacional Yacyretá.
Otro consenso.
El otro consenso es que la corrupción impera en el sector eléctrico. En las binacionales y demás instituciones relacionadas con el sector.
Esta situación es la responsable de la pésima calidad del servicio eléctrico ofrecido a los usuarios y ocurre desde hace varios años. El objetivo es la privatización, la comercialización del fluido eléctrico.
Es obra de un reducido grupo de delincuentes, los que de propósito retrasaron el desarrollo del país, dificultando el retiro y la distribución de nuestra energía eléctrica disponible en las binacionales. Hoy están arriesgando la continuidad de la provisión del servicio eléctrico al Paraguay y no titubean en sabotear las características constructivas del emprendimiento binacional Yacyretá.
Todo para beneficiar al grupo de corruptos binacionales, que involucra a autoridades nacionales y de nuestro socio en el emprendimiento. Participan de la fiesta proveedores nacionales, internacionales y regionales. A todos poco o nada les importa el destino de nuestro país y su gente. Este desprecio por la patria y su gente está vigente desde varios años atrás. Y continúa con total impunidad.
Hoy la corrupción, especialmente en su monumento, es descarada e insostenible. Los problemas de orden técnico tienen solución, a pesar de la escasez de tiempo. Sin embargo, el cáncer de la corrupción, que hace metástasis en las binacionales, evita que se haga lo mejor para los países socios en estos emprendimientos.
Una de las muestras de la corrupción imperante es que el exdirector ejecutivo argentino Oscar Thomas fue a la cárcel por hechos de corrupción en la binacional Yacyretá. Y los nuestros, ¿para cuándo?
(*) Ingeniero Electricista