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Uso eficiente de la energía disponible
Para despertar el interés de los lectores iniciamos nuestra exposición resaltando las ventajas o beneficios que derivan de la aplicación de principios, o recomendaciones relacionadas al uso eficiente de la energía en las distintas áreas de consumo:
- Para el consumidor residencial, independientemente del tamaño del hogar, el beneficio va directamente a los bolsillos de quienes habitan la residencia, de donde sale menos recursos para el pago de la factura de la ANDE.
Esta etiqueta, casi obligatoria en los electrodomésticos de la casa, proporciona el dato sobre la calidad y la eficiencia de su consumo.
- Para el consumidor comercial, igualmente se beneficia su bolsillo, pero adicionalmente puede beneficiarse del uso de artefactos más económicos y de vida útil mayor.
- Para el consumidor industrial, donde se estima que la energía constituye uno de los principales componentes de su matriz de costo de producción.
Uso eficiente significa producir más consumiendo menos energía, la ventaja adicional lograda se puede transformar en ventaja competitiva a la hora de vender la producción.
- Para el consumidor público, de quienes se señala que, además de ser campeones de la mala utilización de la energía, son los peores pagadores; si ahorra por lo menos en la utilización (de la energía) ya daría una gran contribución al país.
- Para la empresa concesionaria de energía (ANDE) de la que se señala que acumula en su sistema una pérdida global del orden del 30%, si alcanzan a incentivar a sus consumidores para utilizar correctamente la energía disponible, pueden compensar gran parte de esta pérdida.
- Para el país, sobre el que pesa la amenaza de una crisis energética, la aplicación de los principios del uso eficiente de la energía puede retrasar su llegada por algunos años o, alternativamente, si el país no tiene crisis alguna en su horizonte, puede atrasar la necesidad de inversiones en la construcción de nuevas fuentes generadoras y, aplicar los recursos sobrantes en otras obras prioritarias (que lastimosamente no es nuestro caso).
Eficiencia energética
Creo que a esta altura de la exposición ya se puede hacer la siguiente pregunta ¿Qué es la Eficiencia Energética? La respuesta es sencilla: Es la optimización de la relación entre la cantidad de energía consumida y los productos y servicios finales obtenidos. A esta respuesta se le debe adicionar dos cuestiones fundamentales: primero, que su implementación va a exigir, para el éxito, del consumidor, una actualización con los avances tecnológicos, un cambio organizacional y de comportamiento. Segundo, deberá saltar sobre la barrera que representa: la ausencia de interés por falta de conocimiento, la falta de confianza en el potencial ahorro energético y económico, y la limitada capacidad de inversión.
Complementando esta aclaración, podemos agregar otros tres conceptos fundamentales asociados:
- El Uso Eficiente de la Energía está asociado a la disminución de las pérdidas que se generan en cada una de las etapas de transformación, transportación y transmisión de la energía, para realizar un trabajo específico.
- El Uso Racional de la Energía está asociado con la eliminación de los derroches energéticos, consecuencia de una operación “energéticamente dispendiosa”.
- Un programa de Gestión de la Eficiencia Energética es aquel que buscará hacer un uso eficiente y racional de la Energía, y la Auditoría Energética es la herramienta mediante la cual identificaremos ineficiencias en su uso, así como operaciones energéticamente dispendiosas.
Pero ¿Qué es una Auditoría Energética? es un procedimiento estandarizado que básicamente se encarga de analizar las instalaciones energéticas con la finalidad de conocer el estado actual de las instalaciones, evaluar la necesidad de cambios, proponer estos cambios y realizar un estudio económico sobre la inversión necesaria con su tiempo de recuperación. Toda esta información obtenida se entrega al propietario del inmueble auditado, con sugerencias de etapas de implementación.
Para concluir esta primera parte, la pregunta final obligatoria es ¿Cómo estamos en Paraguay en el tema de eficiencia energética? Lastimosamente no estamos bien. El consumidor paraguayo no está obligado, ni por leyes, decretos o sugerencias a aplicar estos principios. Ni siquiera la posibilidad de una mayor ventaja económica le atrae: Lastimosamente cuando la crisis energética ya esté instalada en el país, su aprendizaje va a ser doloroso.
Para reforzar nuestro pesimismo, quiero recordar un caso molesto que pasamos en la Universidad. Con el apoyo de la Conacyt realizamos un estudio de Auditoría Energética en un Ministerio, que contamos para esta tarea con un especialista internacional. Al concluir los trabajos fuimos a presentarlo a los interesados y a los financistas: pero para nuestra vergüenza (ante el especialista presente) asistió al acto de presentación apenas un secretario del secretario del secretario de una dependencia.
Localización óptima de centros de consumo
En nuestra entrega de la semana anterior, al tratar el tema de planificación para la construcción de líneas de transmisión, mencionamos la necesidad de una hoja de ruta y definir ¿qué modelo de país queremos. El modelo actual (si le podemos llamar así), centralizado alrededor de la Gran Asunción, o un modelo descentralizado que incentive el desarrollo del país en todas las regiones.
Al modelo adoptado se le tiene muy relacionado con el uso de la energía y todo lo que ella implica, sea en infraestructura, servicios, medio ambiente, sociedad etc.
Pero veamos brevemente las consecuencias del modelo actual, no es necesario extenderse mucho porque la gente ya lo conoce y lo sufre. Tenemos un tránsito vehicular caótico, carreteras insuficientes, condiciones medioambientales deterioradas, ni siquiera la capital cuenta con 100% de agua potable y desagüe sanitario, pésimo sistema de distribución de energía en media y baja tensión, líneas telefónicas vetustas o sobrecargadas, fuerte migración del interior a la capital en busca de mejores condiciones de vida, cinturón de pobreza alrededor de las ciudades centrales, etc.
Por estos pocos problemas mencionados en el modelo actual, somos partidarios de la descentralización del país, en una primera etapa, con la creación de polos industriales en varias regiones, principalmente próxima a las fuentes generadoras y cauces hídricos profundos y por qué no, en una segunda etapa con la descentralización política también.
Pero ¿qué es un polo industrial? –también llamado cinturón industrial, polígono industrial o zona industrial–: es un espacio territorial en el cual se agrupan una serie de actividades industriales y comerciales, que pueden o no estar relacionadas entre sí.
En otros países, históricamente, se han escogido los sitios para los polos industriales, siguiendo criterios económicos y técnicos, que incluyen, por lo menos:
-terreno favorable,
-fuentes de energía,
-transporte y mano de obra,
-ubicación y magnitud de los mercados o áreas de servicio,
-impuestos y aranceles, y
-la disponibilidad de los servicios públicos y otros de apoyo, que son esenciales para la operación exitosa de una zona industrial.
Esto ha evolucionado últimamente, pues la selección de sitios para las industrias incluye consideraciones en cuanto al ambiente natural y social, y la aceptación de las comunidades que pueden ser afectadas, sea positiva o negativa, y principalmente la proximidad a la fuente de energía.
La instalación de polos industriales próxima a las centrales generadoras es una alternativa que lleva progreso a toda la región, crea fuentes de trabajo, evita la construcción de largas líneas de transmisión y mejora toda la infraestructura asociada a la evacuación de los productos, sea de agua, luz y carretera. En consecuencia, se justifica plenamente su análisis dentro de las propuestas para un Plan Energético Nacional. Resumiendo, podemos citar como ventajas de la implantación de los polos industriales los siguientes puntos:
-Estimulan el establecimiento de empresas industriales y comerciales en áreas que requieren desarrollo y por ende, empleos, bienestar social y económico.
-Contribuyen al desarrollo de la región.
-Atraen inversiones.
- Contribuyen a la generación de empleos.
- Favorecen la transferencia de tecnología.
-Favorecen el reordenamiento del área industrial.
-Contribuyen al desarrollo sustentable de la región y el país.
-Invierte el flujo de personas hacia la capital.
Respecto a la localización de los polos industriales sugerimos inicialmente algunos:
-Mirando el desarrollo de regiones muy abandonadas en el interior del país, uno de los polos se podría construir en la Zona Norte, cerca del río Paraguay. Esta instalación puede constituir un frente de progreso para contrarrestar al avance de grupos de descontentos que aparentemente están en la región.
-Otros polos, considerando la proximidad a las centrales generadoras de energía eléctrica podría estar próximo a Itaipú o Yacyretá, es decir, o en el departamento de Alto Paraná y en el departamento de Misiones. En este último también constituirá una gran fuente de desarrollo, una vez que su principal fuente de trabajo es la ganadería. En el Alto Paraná, la principal ventaja estaría en su proximidad al gran mercado brasileño, con el que tradicionalmente ya se mantiene un fluido intercambio comercial.
-Otros sitios también podrían ser indicados como adecuados, por ejemplo: San Pedro, Itapúa, Guairá, Chaco, etc., donde las líneas férreas pueden ser construidas para optimizar el transporte de personas y productos. En estos lugares los trabajos iniciales deben ser mayores, porque carecen totalmente de infraestructuras.
Para concluir, lo que no se debe seguir haciendo es agrandar al gigante actual, que en cualquier momento puede volverse inmanejable. Los gobernantes deberían aprender a ser más emprendedores para sacar a sus habitantes de la pobreza y el atraso. El impulso a la instalación de polos industriales es otra vía de desarrollo del país. No quiero decir que les falta patriotismo, lo que sí creo es que les falta romper los paradigmas actuales y superar el aparente chucho que les agarra para desafiar las grandes obras.
(*) Exdirector de la EBY