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De manera que si el señalado y esperado plan de reactivación estará supeditado a lo que hasta ahora se informa por los medios, entonces la recuperación será mucho más lenta de lo que se pronostica a riesgo incluso de no darse. La respuesta tiene que ser diferente. Requerirá de una mirada hacia el futuro en atención a la extrema necesidad de volver a movilizar los mercados en este tiempo pandémico y recesivo.
Contexto regional
Por citar el contexto regional, Paraguay cuenta con costos en su economía internacional que lo vuelve menos competitivo por su mediterraneidad. Además, nuestros vecinos, Argentina y Brasil, no parecen mostrarse proclives a la recuperación de sus economías, lo que implica que nuestro país no tendrá ese apalancamiento comercial externo. Esto implica que la reactivación que de por sí ya es una cuesta arriba se puede volver todavía más empinada.
La caída-recuperación en V no necesariamente se la tiene que dar como un hecho. Bien podría darse en forma de L acostada (lenta recuperación) e incluso podría ocurrir que la economía vuelva a desplomarse y de ese modo estaríamos entrando en un círculo vicioso. El Gobierno no puede sustraerse de que la recesión era preexistente a la misma pandemia del covid-19, que hace que la economía se resienta todavía más en el presente.
El contexto regional no debe desconsiderarse. Argentina se dirige a un nuevo “default” (suspensión de pagos) y en Brasil se incrementa la inestabilidad política por el posible “impechment” (acusación para juicio político) al presidente Jair Bolsonaro. Este escenario presagia inestabilidad y afectación a los mercados con repercusiones sobre nuestro país. Solo para tomar en cuenta, Argentina en este momento su Banco Central ya no puede seguir haciendo (llegó al tope) de adelantos de dinero para el gasto público y para contar con utilidades deberá apelar a la fuerte devaluación del peso.
No quedarse de brazos cruzados
Esto significa que Paraguay no puede quedarse de brazos cruzados ni equivocarse en la toma de decisiones. Aquí se debe insistir en el fortalecimiento interno para captar la inversión extranjera como también incentivar la creación del ahorro nacional.
¿Qué significa fortalecimiento interno? Implica una mirada y puesta en práctica de incentivos certeros de promercado y seguridad jurídica para que la arena movediza regional no termine por llevarse gran parte de las oportunidades que tiene nuestro país. Ya estamos en esa arena movediza. Salir de ella pisando terreno firme requiere ofrecer atractivos a los factores de producción como el capital y el trabajo, lo que de ninguna manera podrá lograrse con solo obras públicas y viviendas, como hasta ahora al menos se conoce sobre el plan de reactivación del gobierno.
Fortalecimiento interno
Y tampoco el fortalecimiento interno se logra con nuevos endeudamientos en razón a varios argumentos que he citado en otras notas publicadas. Se hace mediante una decidida y firme corrección del mal gasto público, que llega al 4% del Producto Interno Bruto (PIB), suma multimillonaria que debe ser revertida por el gobierno actual por su notoria y deleznable inmoralidad y derroche del dinero del pueblo contribuyente.
Por lo demás, el incremento del endeudamiento en el tope del 30% del PIB es la última ratio de sostenibilidad. Que las tormentas fiscales existen lo sabemos, pero ir a buscarlas es un gravísimo error que se pagará muy caro. En el horizonte se observan nubarrones para la economía paraguaya que solo podrán ser lidiadas con reformas.
El aumento del gasto público, por su parte, y manteniendo el despilfarro, es un error descomunal en el contexto aquí señalado, y aunque sea para remediar el gran rezago que se tiene en obras de infraestructura. Si la política económica del Gobierno se dirige en mantener un Estado con pies de barro como el que tenemos, la reactivación sostenible en el largo plazo no se dará ni aunque el endeudamiento se eleve a más del 30% del PIB.
En cuanto al pago de la deuda, la misma no debe tomarse a la ligera debido a que el mismo puede honrarse en tiempo y forma cuando el deudor muestra a sus acreedores la suficiente solidez en sus finanzas y sobre todo con una economía privada pujante y vigorosa, la que finalmente es la que paga aquella deuda con su dinero.
El Gobierno no debe limitarse únicamente a la construcción de obras en general con más deudas como al menos parece ser hasta ahora su apuesta para la reactivación. Tampoco debe caer en la ceguera que propicia la literatura keynesiana del déficit público para supuestamente “estimular” la economía privada.
Tema de fondo: recuperar la economía
La recuperación de la economía, finalmente, es un tema de fondo. El Gobierno no puede ni debe desconocer que la economía en sí misma se basa en la especialización y el intercambio. Estos dos procesos se encuentran relacionados entre sí como ya lo demostraron en su momento eminentes economistas como Menger, Jevons y Walras. Cuando una persona o empresa destinan capital y trabajo para la producción de un producto o servicio determinado implica que otros actores económicos (individuos y empresas) también proveen de otros bienes necesarios que en ese momento no dispone.
Y si bien se sabe hoy día con claridad que el valor de un bien está determinado por su utilidad marginal, lo que parece ser no está del todo tan comprendido –sobre todo para los que predican la economía de la demanda de Keynes– es que una mayor cantidad de bienes y servicios en la economía dependen precisamente de que otros se encarguen de otras producciones.
Para que la producción en masa para las masas pueda darse es preciso que otras personas y empresas se dediquen a lo que consideran más urgente cuando para otros no lo es tanto, dando lugar de este modo a la necesidad de la especialización y el intercambio en la sociedad en el que rija un ambiente de libertad y seguridad.
Con el paso del tiempo y tras migrar a la economía de escala debido a la complejidad de la sociedad, las economías mundiales a la fecha requieren de cada vez más especialización e intercambio en donde todos de algún modo y otro dependen de los demás. El grado de complejidad de esa especialización e intercambio nos da una idea de cómo se abastece a la gente con bienes y servicios todos los días, por ejemplo, a la ciudad de Asunción en los puestos de venta; supermercados, bares, restaurantes, tiendas, farmacias, ferreterías, concesionarias de automóviles etcétera.
Estado ineficiente
Una traba a la especialización y el intercambio propia de una economía en crecimiento continuo es precisamente el Estado ineficiente, malgastador, corrupto e hipertrófico.
Por tanto, lo que el Gobierno debe ir viendo y sobre todo haciendo (en anteriores notas están mis propuestas) es remover con las trabas al sector privado, facilitar el pago de las deudas privadas como también propiciar espacios de menos burocracia e inversión en nuevos modelos de negocios; en suma, minimizar los costos para el reajuste de la producción y la comercialización del sector productivo nacional con los mismos atractivos para la radicación de nuevos capitales.
(*) Decano de Currículum UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo!; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.