Cargando...
Con eso en mente, fuimos a Taiwán con la idea de encontrar un país acorralado y debilitado frente al imparable crecimiento de China como potencia mundial. Pensábamos que, a la larga, al Paraguay le sería difícil contrarrestar esas presiones y tarde o temprano terminaría abandonando a su viejo aliado y amigo.
Volvimos con una impresión muy diferente y con un convencimiento aún mayor de que, por los motivos que expondremos, incluso más que antes al Paraguay le conviene mantener sus vínculos con la democrática y próspera nación asiática.
Debemos dejar constancia de que este fue un viaje hecho a invitación del Gobierno de la República de China (Taiwán), con el expreso acuerdo previo de que no habría condicionamientos de ningún tipo sobre el contenido de estas notas. Hecha la salvedad, sin embargo, aclaramos que este diario, y el que escribe, han mantenido una invariable posición de apoyo a Taiwán desde siempre, por las razones que hemos argüido y que seguimos considerando valederas en numerosos editoriales, columnas de opinión y artículos a lo largo de muchos años.
No obstante, no podemos tener los ojos cerrados al mundo, lo que significa que no podemos, ni es nuestra intención, ignorar a la República Popular China o menospreciar su poderío. Por su magnitud, la experiencia de China en reducción de pobreza y desarrollo económico en el corto lapso de 40 años ha sido indudablemente extraordinaria. En términos absolutos se ha convertido en la segunda potencia económica del mundo y, según muchos, se encamina ocupar el primer lugar para mediados de siglo.
Si el ascenso chino es sostenible o no, y si lo es bajo su actual sistema político totalitario de partido único, todavía está por verse, pero, en lo que respecta a Paraguay, un país que no tiene el potencial de influir en los asuntos globales, lo ideal sería mantener buenas relaciones, estar abiertos a oportunidades, siempre que no impliquen un menoscabo de la dignidad nacional, promover los negocios y el intercambio comercial; por ejemplo, facilitando la expedición de visados.
Pero hay sectores de la población, de la política y de la comunidad de negocios en Paraguay que quieren ir más lejos que eso. Consideran que ha llegado el momento de establecer relaciones diplomáticas con China Continental. Alegan que ello le permitiría al país “vender directamente” a China, tener acceso a su enorme mercado y beneficiarse con mejores precios por productos nacionales, así como con supuestas inversiones directas chinas de gran impacto.
Aun si estos argumentos fueran válidos, la pregunta es: ¿le conviene al país hacerlo a costa de Taiwán? Nosotros consideramos que no. Proporcionar a nuestros lectores los elementos de juicio con los que sustentamos esa afirmación es el propósito de este reportaje.