Choques externos e internos: ¿Cómo reflotar la economía?

Nuestro país sufrió el impacto de una serie de shocks externos en los últimos doce meses. A mediados del año pasado se comenzó a observar la caída en la demanda agregada, debido entre otros factores a la depreciación cambiaria en Argentina y Brasil, que afectó precios relativos de Paraguay. El resultado fue la menor afluencia de compristas argentinos y brasileños, y más contrabando desde Argentina. También experimentó la baja internacional en el precio de la soja por tensiones entre China y EE.UU., como brote de la fiebre porcina africana en China, el mayor comprador del mundo de soja para forraje porcino.

INTERVENCIONES
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Las condiciones climáticas también incidieron drásticamente en la economía del país, con la sequía que disminuyó la producción agrícola de verano, con una pérdida de aproximadamente el 23,5% del volumen, y sus consecuentes efectos sobre el transporte, comercio, industria y finanzas y, finalmente, se registraron inundaciones por el río Paraguay, que impactaron a poblaciones ribereñas y campos de cría. Así, tanto la agricultura como la ganadería se vieron afectados por esta serie de eventos que resultaron desfavorables.

Los sectores más impactados han sido el agropecuario, la industria y el comercio. Pese a estas presiones el gobierno de Mario Abdo Benítez redujo el gasto de inversión. De hecho, la ejecución presupuestaria del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) a junio alcanzó solo el 17%.

También se elaboró un proyecto de reforma tributaria que afectó las expectativas de los agentes económicos, por la incertidumbre asociada al proceso. Además, el gobierno tardó en asumir la existencia de una desaceleración económica y el manejo de las expectativas de los agentes económicos fue débil. El equipo Económico no unificó el mensaje ni proporcionó el direccionamiento claro de su política económica, lo que incrementó la incertidumbre asociada al cambio de gobierno. De hecho, fue hasta principios de junio de 2019, cuando anunciaron un plan de reactivación económica por US$ 1.544 millones sobre tres ejes: I) Aceleración de inversiones, para lo cual dispusieron US$ 1.175 millones. II) Apoyo a sectores vulnerables, que contemplaba recursos por US$ 115 millones. III) Plan de refinanciamiento para el cual destinaron US$ 254 millones. Los efectos se desconocen a la fecha, pues no han sido informados por el Equipo Económico.

Eventos políticos acrecentaron incertidumbre en el país

A esta compleja coyuntura se sumó la crisis política desatada a finales de julio por el acta firmada entre Brasil y Paraguay sobre la compra de energía de Itaipú, que databa de mayo, y se hizo pública con el desacuerdo y renuncia del presidente de la ANDE (Administración Nacional de Electricidad). Esto llevó a que sectores descontentos con el acta decidieran iniciar un proceso de juicio político al presidente de la República, al vicepresidente y al Ministro de Hacienda, en la Cámara de Diputados. Sin embargo, la unificación del Partido Colorado impidió conseguir las mayorías necesarias y el alegato de juicio político pasó a comisión.

Si bien el acuerdo fue anulado el 1 de agosto, los acontecimientos que siguieron revelaron que el Gobierno carecía de una estrategia clara para renegociar los términos del Tratado de Itaipú. La respuesta del presidente Abdo a la crisis también reflejó una falta de coordinación entre los diferentes departamentos responsables de la gestión de Itaipú.

El presidente de la República enfrentará ahora una mayor oposición a sus intentos de reformas fiscal y de pensiones. Además, estará bajo una mayor presión para adoptar una postura más fuerte sobre la política energética. Con este fin, el ministro de Relaciones Exteriores entrante, Antonio Rivas, anunció una lista de doce especialistas para asesorar el proceso de renegociación de Itaipú.

Estos eventos políticos complicaron aún más el panorama económico, debido a que incrementaron la incertidumbre, en un contexto de reducción de ventas, elevados inventarios, incremento del desempleo y pérdida de competitividad paraguaya por efecto de depreciaciones cambiarias en los países vecinos.

¿Cómo ha sido el manejo de la política monetaria?

En lo que concierne a la política monetaria, el BCP ha mostrado un sesgo restrictivo en su accionar, pese a la reducción en la actividad económica y la inflación por debajo del valor central del rango meta establecido (4% ± 2 puntos porcentuales).

Este comportamiento se evidencia, en gran medida, por la colocación de las Letras de Regulación Monetaria a plazos que van desde 245 días hasta 728 días. Para los primeros siete meses del año, los mencionados plazos representaron el 50,6% de la colocación total.

Asimismo, durante el mencionado período, el BCP realizó venta de divisas por US$ 873 millones, mientras que la compra fue de US$ 594 millones, con lo cual se desmonetizó el equivalente en guaraníes a US$ 279 millones. Más aún, para el lapso mayo-junio de 2019 y algunos días de julio, la tasa interbancaria se ubicó por encima de la tasa de política monetaria, debido a las presiones al alza ejercidas por las instituciones financieras con déficit de liquidez.

Reducción de tasas

Si bien el BCP, al cierre de julio, redujo su tasa de política monetaria en 25 puntos básicos, hasta 4,50% y, nuevamente, el 21 de agosto, para ubicarla en 4,25%, continúa colocando a plazos de casi dos años, aunque ha disminuido sus intervenciones en el mercado cambiario.

En este contexto, la cantidad de monedas y billetes en circulación (M0), luego de haber caído durante tres meses consecutivos, en julio se incrementó levemente (0,1%), mientras que M1 (M0 + depósitos en cuenta corriente) se redujo (0,5%) por quinto mes consecutivo.

Actualización de proyecciones de expansión económica

En la coyuntura económica actual, MF Economía actualizó sus proyecciones de crecimiento económico. Para 2019 se estima un crecimiento del PIB entre -0,4% y 0,2%. Factores climáticos afectaron a los sectores agrícola y ganadero, así como la caída en el precio internacional de la soja y la carne. El desempeño del sector primario tuvo efectos negativos sobre otros sectores de la economía.

La construcción se redujo, entre otros factores, por las lluvias que afectaron la ejecución de obras, tanto públicas como privadas, y la incertidumbre acerca de la coyuntura económica, que frenó planes de inversión, principalmente privadas. El comercio mostró un estancamiento, debido tanto al menor consumo (caída de la demanda agregada) como a repuntes en el contrabando, y la industria estuvo afectada por competencia legal e ilegal (dumping) de productos argentinos y brasileños.

Premisas para el escenario de crecimiento de 2020

Se proyecta que la expansión económica se ubique entre 3,7% y 5,2%, con un promedio estimado de 4,2%, bajo el cumplimiento de los siguientes supuestos: I) Recuperación en el sector agrícola, con niveles de producción en línea con lo observado en 2017. II) Crecimiento en la faena bovina, dado el dinamismo proyectado en exportaciones de carne vacuna. III) Mayor actividad en industrias como aceiteras, frigoríficos, maquiladoras y se proyectan nuevas inversiones. Estos sectores crecerían de acuerdo con nuestras expectativas, siempre y cuando puedan acceder a financiamiento para sostener su capacidad de producción. IV) Recuperación en la construcción se daría por incremento en la ejecución de obras, tanto del sector público como privado. V) Persistiría el estancamiento de la actividad comercial, principalmente, por la caída de la demanda agregada proveniente del turismo transfronterizo, asociado a efectos de las depreciaciones cambiarias.

La materialización de estos escenarios pasa por el acompañamiento de las políticas fiscal y monetaria, las cuales deben tener un sesgo más flexible. En este sentido, el gobierno debe acelerar las inversiones; facilitar y agilizar el proceso de adjudicaciones; incrementar los desembolsos iniciales que realiza y acelerar los pagos de deudas atrasadas de los ministerios.

Garantizar la liquidez

En el área monetaria, el BCP debe garantizar la liquidez (circulante) que requiere la economía para su funcionamiento. Para ello, debería reducir la colocación de Letras de Regulación Monetaria (LRM) a plazos largos, y reducir las tasas de estos instrumentos para desincentivar su uso por parte de instituciones financieras, de forma que no quede inmovilizado el dinero en el BCP, sino que se use para otorgar créditos, con miras a estimular el consumo e inversión. La banca matriz debe mantener un monitoreo activo de la tasa cambiaria, particularmente la evolución de tasas de cambio de Argentina y Brasil, para garantizar que los fundamentos de oferta y demanda se reflejen en el precio de la divisa, evitando pérdidas de competitividad en el país. Para ello, debería bajar sus intervenciones en el mercado cambiario a través de venta de dólares y evitar así restringir aún más el circulante, que está en mínimos históricos. El incremento de la oferta de divisas se puede realizar a través de nuevas modificaciones del encaje legal en dólares, sin reducir el circulante en guaraníes.

Finalmente, se podría extender el esquema de refinanciación aprobado para el sector agropecuario a los sectores industrial y comercial, para garantizar que los mismos puedan preservar el capital de las empresas. También se debe monitorear el nivel de endeudamiento de las familias.

Cifras preliminares difundidas recientemente por el BCP refieren que la desaceleración económica que atravesaba nuestro país se convirtió en recesión económica. El Indicador de Actividad Económica Mensual del Paraguay (IMAEP) revela caída por séptimo mes consecutivo, con una reducción interanual de 2,8% durante el primer semestre.

Efectos de la recesión económica se encuentran presentes actualmente en el Paraguay y se manifiestan a través del incremento de la tasa de desempleo, en la disminución del ingreso de las personas y en la caída que se observa en la producción y en la comercialización de varios sectores.

A la compleja coyuntura económica se sumó la crisis política desatada a finales de julio último, por el acta entreguista firmada entre Brasil y Paraguay sobre la compra de energía de Itaipú, que databa de mayo, y que se hizo público con el desacuerdo y renuncia del presidente de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE).

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