Construcción del Aña Cua o destrucción de Yacyretá

Después de una ausencia prolongada, tomo la iniciativa de llegarle de nuevo a los lectores con temas del sector energético nacional. Esta decisión es el resultado de los múltiples problemas que puedo visualizar y que están totalmente ignorados por los “especialistas sucesores” quienes no heredaron mi visión global del problema y se focalizan en temas puntuales, que aislados no llaman la debida atención.

Construcción del Aña Cua o destrucción de Yacyretá
Construcción del Aña Cua o destrucción de Yacyretá

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El título de este material parece tragicómico, ¿Cómo la construcción de una nueva central puede ocasionar la destrucción de otra? Pero no se olviden de que fui el director de esta entidad binacional, que tuve el deseo de construir Aña Cua, apoyado en el conocimiento de un técnico especialista, y que, bajo ningún motivo, quiso poner en riesgo la seguridad nacional. Los invito a avanzar en el tema para luego opinar si existen motivos justificados para tan tajante titular.

¿Por qué construir Aña Cua?

Debe tenerse en cuenta dos aspectos que afectan a la construcción de esta minicentral, primero, no responde a una necesidad, y segundo, es el aprovechamiento de una oportunidad. La primera afirmación deriva de lo siguiente: que su construcción, con una capacidad instalada de un poco más de 220 MW, muy poco adiciona a la actual capacidad instalada del sistema eléctrico paraguayo (por encima de 8.000 MW), ni mencionar a la capacidad instalada Argentina (por encima de los 30.000 MW).

En cuanto a la oportunidad, deriva de que el vertedero del Aña Cua debe lanzar, obligatoriamente, un volumen de agua de 1.500 m3/seg. durante todo el tiempo, esto por varios motivos, citamos 2: primero, un acuerdo con el Banco Mundial en la etapa de construcción y segundo, y más importante, por severas restricciones ecológicas. No cumplir con este requisito podía derivar en daños al medio ambiente de proporciones catastróficas.

Luego, si se lanza obligatoriamente el volumen de agua mencionado, por qué no instalar turbinas y hacer que la misma genere energía. Aquí surge una nueva cuestión, quien pone la plata y si es la mejor inversión, pero esta es ya otra cuestión.

Alternativas para construir Aña Cua

Las alternativas fueron el gran dilema que enfrentamos con el director argentino de la EBY durante mi corta participación en la gestión de esta entidad. Confieso, nunca tuvimos una respuesta categórica a la pregunta ¿es seguro romper la represa para construir una nueva central?; y, sin esta seguridad, no queríamos ser nosotros los responsables de una eventual gran catástrofe.

El motivo de esta duda es fácil de comprender, las represas de grandes centrales se construyen de tal forma que las cadenas de estructuras estén selladas para asegurar la contención de la presión de los millones de m3 de agua que formarán el embalse. Es fácil imaginar que al producir un quiebre en la represa puede causarse un desequilibrio en la contención de la presión y casi toda ella sea dirigida a este punto de quiebre y que, al final, sería imposible de parar y obligatoriamente puede derivar en la propia destrucción del todo embalse, o alternativamente en su rápido desagüe con la drástica inundación de todo lo ubicado aguas abajo (del embalse).

Alternativa 1

Ante la duda y la falta de respuesta contundente y categórica, recuerdo, que habíamos optado por una solución, simple, sin riesgo para la central y agradablemente más económica para la entidad: asumimos la orientación de que se proyecte la instalación de las nuevas turbinas en el lecho de las canaletas del vertedero de Aña Cua.

A priori parece un gráfico complicado, pero se puede extraer de él algunos puntos importantes, tales como:

1. Las turbinas son tipo Bulbo, de instalación horizontal.

2. Las canaletas utilizadas no pierden su capacidad de evacuación porque tienen compuertas flaps de sello, que pueden habilitar la canaleta solo para vertimiento y para aislar la unidad generadora durante su mantenimiento o para casos de emergencia.

3. No se afecta en absoluto la seguridad del embalse y el costo de esta alternativa era por lo menos US$ 200 millones menos, comparado con la alternativa de turbinas verticales.

Alternativa 2

Consistía en la instalación de turbinas verticales, inmediatamente aguas abajo del vertedero, pero sin afectar la actual represa. La alternativa respondía al temor de innovar tecnológicamente la central de Yacyretá con otro tipo de turbina, esto considerando que implicaría la necesidad de capacitar de nuevo al personal técnico existente y, como todo en la vida, no son propensos al cambio.

Mucha agua pasó por el vertedero y puede verificarse hoy –vea la ilustración que acompaña a este texto– que se optó por una alternativa, a mi criterio riesgosa –quebrar la actual represa para construir Aña Cua–. Quiero asumir que las actuales autoridades tienen algún informe categórico que confirme la inexistencia del riesgo arriba mencionado, de no ser así, la duda presente en el título de este artículo ¡es aún más preocupante!

Basados en lo aquí expuesto, me gustaría que Aña Cua sea una pequeña, pero, en fin contribuya con los sistemas eléctricos de los dos países. Eso sí, con mínimos o sin riesgos; pero nunca que se transforme en una aventura que puede resultar altamente dañina (para los ambos países). Si alguien dice: ¿por qué recién ahora mi manifestación? Respondo que quise hacerlo, personalmente, al actual director paraguayo, pero luego de ocho meses de reiterados pedidos de audiencia, concluyó que nunca se interesó en hablar conmigo.

* Exdirector de la EBY

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