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Me ha gustado el libro y creo que a los lectores también les gustará. Por su mensaje positivo, transcribo el cuento titulado Manos.
Manos
Para Mabel
El último martes de Junio, del primer año del nuevo siglo y del nuevo milenio, una intensa ola de frío estremecía a Buenos Aires.
A cincuenta kilómetros de la capital, el viento helado rumoreaba por entre el follaje de las casuarinas del enorme jardín de la casa donde vivía el hombre.
A pesar del gélido clima, se hallaba fuera de la casa, pensativo, sentado en una de esas sillas blancas de plástico que han invadido los jardines de todo el mundo, curándose de las heridas que le habría producido en las manos el hierro recalentado de una salamandra.
Mientras se aplicaba una pomada curativa en las llagas de la quemadura, divagaba sobre la futilidad de su vida, de sus conocimientos, de sus treinta años de vida familiar perdida.
De pronto su pensamiento derivó hacia la utilidad de sus manos ahora lastimadas. ¡Cuántos servicios le habían prestado en su más de medio siglo de existencia! ¡Y cuántos anhelos insatisfechos que no había podido concretar, en relación a ellas! Que no había podido desarrollar con ellas: el dibujo, la guitarra.... y el tacto de aquella deliciosa y desconocida curva, aquella cintura de mujer que nunca había rodeado, estrechándola, ni habían recorrido las yemas de sus dedos...
Aquel contacto que hasta parecía sentir a veces, como recordando algo que sabía que no era normal, como la desdibujada memoria de un sueño o una remota emoción nebulosamente conocida y anhelada.
Se miró las manos con melancolía, como interrogándolas sobre el destino que aún deberían cumplir tal vez.
Su ánimo tendía a descender por depresivos senderos.
Aproximadamente mil trescientos kilómetros al norte, en ese mismo instante, una mujer dejaba el que había sido su hogar y al que había sido su marido por más de treinta años.
Era una decisión aplazada en muchas ocasiones y durante mucho tiempo postergada.
Pero en esa unión no había amor. No el que ella siempre quiso, para el que siempre se brindó sin encontrar las respuestas deseadas. No aquel que -ahora pensaba- era sólo un sueño imposible. Y desde luego que no, los sucedáneos que había experimentado, buscándolo inconscientemente.
Y las peleas, y la humillación de ser siempre subestimada, el miedo cuando él se pasaba de copas, cuando parecía mirarla con odio, con desprecio...
Por fin reunió el coraje, decidida a poner fin a todo.
Sus manos, que siempre le habían brindado tantas satisfacciones a través del arte, serían nuevamente las que le proveyeran el sustento. Las miró y tuvo un sentimiento de gratitud hacia ellas, hacia Dios...
Confusamente, la contemplación de sus cinco dedos, le hicieron pensar en ese número: cinco.
¿Qué sería de ella nada más dentro de cinco días? Ni sabía adónde iba a ir. ¿Y en cinco semanas? ¿Dónde estaría? ¿Y en cinco meses...?
Cinco días... el domingo... Cinco meses... Noviembre.
Sacudió la cabeza para volver a su realidad actual y se pasó las manos por la zona lumbar, dolorida de agacharse a hacer las maletas que ahora depositó en la vereda del frente de su casa, mientras aguardaba el taxi.
Sintió en la cintura una sensación dolorosa y placentera, difícil de definir, al mismo tiempo que le volvía el pensamiento del número cinco.
Cinco meses después de aquel día, una de las manos del hombre que vino del sur, ya cicatrizada de sus quemaduras, empujando en suave indicación de avanzar para cruzar una calle, se posaba levemente en la cintura de la mujer que se ganaba la vida con el arte de sus manos.
Se habían encontrado cinco días atrás y una inefable y misma melodía que aún no reconocían se abría paso buscando acomodarse, definitiva, y dulce, en sus almas.
En algún lugar -muy cerca o muy lejos- un ángel, un ángel encargado de manejar los complicados engranajes del destino, los miraba divertido y satisfecho, sonriendo con ternura.
Breve reseña del autor
Nació en Asunción, en noviembre de 1946. Realizó estudios primarios y secundarios en los colegios San José, de Asunción, y Nuestra Señora Del Pilar, de Madrid.
Cursó estudios de Derecho en la Universidad Católica Nuestra Señora De la Asunción, y asistió al X Curso para Profesores de Literatura, en el Instituto de Cultura Hispánica, en Madrid.
Formó una numerosa familia, cuya atención y los múltiples trabajos en los que se desempeñó, lo mantuvieron lejos de las letras, sin poder dejarlas totalmente de lado.
Así, reuniendo cuentos, poemas, relatos y novelas, en 1992 comienza a presentarse a certámenes literarios que lo distinguen con premios y menciones, tanto en Asunción (Voces Nuevas, 1992 y 1994, 8º. Certamen de cuentos, Club Centenario, 2002) como en Buenos Aires, Editorial Nubla, 1997, Editorial Argenta, 2002, donde lo hacen miembro de la Sociedad Argentina de Escritores.
Actualmente reside en Asunción, donde edita una revista de información para la mujer - Donna -, se dedica a la venta de libros y es Presidente de la Academia Literaria de Ex-Alumnos del San José.