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Un nerd poco sociable, muy «colgado» y bastante huraño fundó, a fines del siglo XIX, la lógica moderna. Hasta bien entrado el siguiente siglo, pocos se percataron de la importancia del pensamiento de este extravagante, freak y erudito profesor de la Universidad de Jena, Gottlob Frege. Pero esos pocos que lo notaron valen por millones. Nombres como los de Bertrand Russell, Rudolf Carnap, Ludwig Wittgenstein están en la lista de cuantos, de un modo u otro, son sus discípulos.
Gottlob Frege inicia un nuevo periodo en la historia de la Filosofía, como lo demuestran los autores y escuelas que, después de él, abordan el análisis del significado desde la lógica.
La Begriffsschrift (Conceptografía) de Gottlob Frege (obra que ha sido llamada por Beany –en Frege: Making Sense, Londres, Duckworth, 1996– «the most important event in the development of modern logic», «el hecho más importante en el desarrollo de la lógica moderna») es el cimiento sobre el cual se levanta todo el complejo edificio de la lógica actual. Se la considera comparable solo a los Analíticos Primeros de Aristóteles. Michael Dummett (en su ya clásico estudio Frege Philosophy of Language, Cambridge, Harvard University Press, 1981) llama a Frege «the founder of mathematical logic», «el fundador de la lógica matemática», y, nuevamente, Beaney, en su recién citado libro, lo nombra como «one of the founders of analytic philosophy», «uno de los fundadores de la filosofía analítica».
LA IMPRONTA DE FREGE
Husserl cambió su visión de los fundamentos de la aritmética tras leer el artículo que escribió Frege acerca de su Philosophie der Arithmetik. Y, aparte de la influencia de Frege en la fenomenología, siempre generoso, el encantador sir Bertrand Russell fue quizás el primer intelectual importante (o el primero, a secas, incluso) que reconoció públicamente el valor de la filosofía de este Herr Professor de Jena, en el apéndice A de los Principles of Mathematics, titulado, precisamente, «The Logic and Arithmetic Doctrines of Frege» (Bertrand Russell: Principles of Mathematics, Londres, Routeledge, 1992).
Además, aquel otro coloso al que sir Russell llamó «la más acabada y perfecta encarnación viva del genio», el gran Ludwig Wittgenstein, una de las mentes más radicales, fecundas y libres de los últimos tres siglos, cuenta –según lo citan M. Nedo y M. Rachetti en su libro Wittgenstein– acerca de su primera visita a Frege: «At the first meeting with Frege my own ideas were so unclear that he was able to wipe the floor with me» («En el primer encuentro con Frege mis propias ideas fueron tan confusas que él podría haber repasado el piso conmigo». Citado en: M. Nedo y M. Ranchetti, Wittgenstein, Frankfurt, Suhrkamp Verlag, 1983).
Además, también Wittgenstein escribe en sus Zettel («Papeletas», colección de fragmentos de textos más extensos que Wittgenstein tenía guardados en una caja a la que había puesto una etiqueta con ese rótulo, «Zettel», fragmentos publicados posteriormente en la forma de un libro que fue así titulado por dicho motivo): «El estilo de mis enunciados ha recibido el influjo excepcionalmente poderoso de Frege. Y si lo deseara, podría establecer tal influjo donde nadie lo advirtiera a primera vista» (Ludwig Wittgenstein, Zettel, Berkeley, University of California Press, 1970).
VERDAD, LENGUAJE Y FILOSOFÍA
«¿Por qué alguien cuya producción filosófica estuvo enteramente restringida a dos áreas especializadas, que nunca nos dio sus perspectivas sobre Dios, el libre albedrío o la inmortalidad, sobre el conocimiento, la bondad o el problema de la mente y el cuerpo, es considerado un filósofo comparable en importancia a Aristóteles o Kant? La respuesta es que, concentrándose singularmente en el área en la cual trabajó, Frege además le dio un lugar central en filosofía y, haciendo esto, logró una revolución tan abrumadora como la de Descartes. La importancia de Frege consiste precisamente en que hizo de su área de la filosofía no una rama especializada, sino el punto de partida de todo el asunto.»
(«Why should someone whose philosophical output was entirely restricted to two quite specialized areas, who never gave us his views on God, free will or immortality, on knowledge, goodness or the mind-body problem, be thought of as a philosopher comparable in importance to Aristotle or to Kant? The answer is that, in concentrating so single-mindedly on the area in which he worked, Frege also gave to it central place in Philosophy; and, in doing this, achieved a revolution as overwhelming as that of Descartes [...] Frege´s primary significance consist precisely in the fact that he made his area of Philosophy not a specialized branch, but the starting-point for the whole subject.»)
Esa pregunta la plantea y esa respuesta la da el profesor Michael Anthony Eardley Dummett, reconocido filósofo británico contemporáneo (muerto en Oxford en el 2011 a la edad de 86 años) en su ya clásico estudio sobre el pensamiento fregeano Frege Philosophy of Language (Londres, Duckwoth, 1973, 698 pp.).
Si el pensamiento de Gottlob Frege, de cuya desaparición física conmemoramos noventa años hoy, domingo 26 de julio, es tan importante filosóficamente, y no solo matemática y lógicamente, ¿cuál es la razón de esa importancia?
Es que, para el Herr Professor Frege, la lógica «discierne las leyes de la verdad» (según leemos en sus Collected Papers on Mathematics, Logic and Philosophy, Nueva York, Basil and Blackwell, 1984), y, a fin de cuentas, desde la Antigüedad se considera que la filosofía tiene como tarea la búsqueda de la verdad, de modo tal que cualquiera estará de acuerdo en que la verdad basta y sobra para definir todo el propósito de la filosofía.
La verdad no muere. Un domingo 26 de julio como hoy, de hace hoy casi un siglo, noventa años, la verdad de Gottlob Frege entraba en la Historia.
juliansorel20@gmail.com