Tributo al Paraguay y al Humaitá, defensores del litoral chaqueño

Con profunda desazón, congoja e inquietud, el domingo 31 de agosto leí en el artículo «Cañoneros Paraguay y Humaitá en situación de retiro» de la Revista del diario ABC Color: «Días pasados fue aprobada en la Cámara de Diputados una ley que disponía el traslado de los buques de guerra Humaitá y Paraguay a dos puntos alejados geográficamente (…) Hoy, estos dos veteranos guerreros, retirados del servicio activo hace unos años, reposarán sus cansadas y roídas estructuras, uno en la capital paraguaya y otro en Encarnación. Ambos –uno más que el otro– están en pésimo estado de conservación. Necesitan reparaciones urgentes para evitar su hundimiento».

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Escribo este artículo en mi carácter de hijo de un excombatiente de la Guerra del Chaco y de reservista naval, guardiamarina (R), perteneciente a la primera promoción de egresados del Cimefor naval, 1955-1956, que tuvimos el honor de prestar nuestros servicios a la patria a bordo de los cañoneros Paraguay y Humaitá durante seis meses, en cumplimiento de la Ley del Servicio Militar Obligatorio, vigente en aquel entonces.

Fueron meses únicos e inolvidables, gracias a los cuales podemos expresar cuánto honor y cuánto fervor patriótico sentíamos al vestir con gallardía el sagrado uniforme del marino de la República del Paraguay.

El 22 de abril del 2012, en el Suplemento Cultural del diario ABC Color, publiqué «Los cañoneros Paraguay y Humaitá y el capitán de Navío José A. Bozzano», artículo del cual cito el siguiente párrafo para que el lector pueda comprender el porqué de mi desazón, congoja, inquietud y hasta, agregaría, disgusto por la aprobada ley de marras:

«EL RÍO PARAGUAY. Este inmenso venero, caudaloso y noble “camino que anda”, “río amable” al decir de Gaboto, es factor influyente de nuestra nacionalidad. El insigne Cap. de Fragata don Félix de Azara dijo: “El Paraguay es dueño de su río o muere el Paraguay”. El perínclito Mariscal don José Félix Estigarribia aseveró: “El río Paraguay, columna vertebral de nuestras comunicaciones, sobre él debe ejecutarse dominio práctico, real y efectivo; sin esto es como entregarse maniatados a cualquier vecino país. Sin esto el Ejército en campaña, el invicto “Verde O” no hubiera podido realizar su portentosa hazaña”. El Dr. Daniel Salamanca, Pdte. de la República de Bolivia, al Comando Superior, Gral. Enrique Peñaranda, el 25 de junio de 1934, dijo: “Paraguay se sentirá siempre intangible resguardado por el río y podrá regatear las condiciones de paz. Para quebrantarlo hay que salir al río Paraguay, nuestro objetivo final debe ser el río”. “Creo que vale la pena instruir al comandante de la Quinta División para que descarguen un golpe sobre Bahía Negra, golpe de muerte”».

Los egregios paraguayos y extranjeros citados, que marcaron hitos en el devenir histórico del Paraguay, nunca hablaron ni escribieron acerca del río Paraná y su litoral, en cuyas riberas se erige ufana y hermosa la hospitalaria ciudad de Encarnación, cuyos hijos (miles de los cuales, en la Guerra del Chaco, defendieron el litoral chaqueño del río Paraguay) fueron y seguirán siendo ejemplo de trabajo y progreso.

En enero de 1927, el doctor Luis A. Riart, ministro de Guerra y Marina, le dice al capitán de Navío José A. Bozzano: «La guerra contra Bolivia se viene. Es irreversible. Para nosotros es fundamental dominar la navegación fluvial hasta Bahía Negra de una manera segura y firme (…) Sigue siendo posible, de acuerdo a un informe muy reservado que proporcionará en su momento el doctor Manuel Gondra, que el Brasil ceda a Bolivia su flotilla de guerra Corumbá-Cuiabá. Son seis buques artillados y con poco calado. Con esa flotilla, Bolivia puede dominar el río Paraguay y en esas condiciones nuestro ejército quedaría aislado. El servicio logístico normal sería imposible».

Otra vez, no se habló ni se escribió sobre el río Paraná, ni sobre su litoral.

En su libro Reminiscencias, el capitán de Navío José A. Bozzano relata que, al pasar por el puerto de Gibraltar, «…apareció un oficial británico con un ejemplar del Jane´s Fighting Ships, la célebre publicación anual que contiene información sobre todos los navíos de guerra del mundo ordenados por nación, incluyendo información sobre los nombres, dimensiones y armamentos. En el libro figuraban todo sobre los dos cañoneros paraguayos recién fabricados. Señalando con el índice de la mano derecha la publicación, el comandante de la flota inglesa de Gibraltar (…) lanzó una expresión admirativa. El Paraguay tiene dos cañoneros modernísimos. Por su calado y autonomía son actualmente los mejores y más potentes de todo el mundo fluvial…»

Y continúa un poco más adelante: «Y los cañoneros Paraguay y Humaitá partían con horas exactamente prefijadas y llegaban donde hubieran de atracar a horas también predeterminadas (…) a 18-20-39 kilómetros por hora, según las exigencias, descargaban hombres y cosas, sanas, listas y ordenadamente en Casado o donde hubieran sido destinados (…) Y con ese ritmo, cadencia y seguridad que la Marina de Guerra lleva y trae a los puntos básicos del litoral chaqueño, más de 160.000 hombres sin ningún trastorno, ni pérdida humana ni de material…»

El padre de los cañoneros Paraguay y Humaitá, el capitán de Navío José A. Bozzano, se graduó de arquitecto e ingeniero naval en 1924, y de ingeniero aeronáutico en 1925, en Estados Unidos. Su proyecto para construir los buques cañoneros fue parte de su tesis para obtener el título de máster en Arquitectura e Ingeniería Naval del Instituto de Tecnología de Massachusetts. Sobre este proyecto se construyeron, bajo su supervisión, los dos cañoneros, y en su libro Reminiscencias habla únicamente del litoral chaqueño del río Paraguay, como todos los autores que han escrito sobre la marina de guerra y cuyos pasajes pertinentes el que aquí escribe tiene transcriptos en su artículo antes citado.

Así pues, la ley recientemente aprobada carece de fundamentos históricos y culturales, ya que la guerra con Bolivia es y será siempre la Guerra del Chaco, donde dejaron su sangre, su carne y sus huesos más de treinta mil paraguayos en la defensa a ultranza de nuestro Chaco boreal y su litoral chaqueño, y no del litoral del río Paraná…

Dejo a cargo de los lectores interpretar el presente artículo en sus justos términos y sacar sus propias conclusiones del porqué de mi desazón, congoja, inquietud y hasta disgusto ante el proyecto de llevar a uno de los cañoneros al litoral del río Paraná cuando, más bien, el Congreso de la nación paraguaya debería dictar una ley declarando patrimonio histórico de la república tanto al Paraguay como al Humaitá y otorgándoles el reposo del guerrero en el litoral del río Paraguay como reparación histórica.

Permítaseme terminar este escrito enviando un saludo fraterno y emocionado a los cimeforistas de la República que cumplieron con honor el servicio militar obligatorio en el Centro de Instrucción Militar, ya que en este 2014 se cumplen 70 años de su creación, por el Decreto Ley 5689, el 24 de octubre de 1944. ¡Salud a los miles de camaradas de los Cimefor!

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