Sobre un tobogán invisible

Lourdes Talavera escribe una novela en la que la frase del poeta persa medieval Omar Khayam, citado por Borges, se convierte en el núcleo de una historia que transcurre como un juego de ajedrez secreto. Si movemos, en esta vida, los peones humanos, manipulándolos para nuestros fines en la lucha por la sobrevivencia, descubrimos que alguien, en algún momento y lugar, tumba el tablero y devuelve las piezas al cajón de los trastos, es decir, a la nada.

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La paradoja es que no somos libres, pues hay hilos invisibles que nos mueven, desde arriba, como si fuéramos marionetas en el teatro del mundo. Un mundo lleno de ruido y de furia que nos arrastra por un tobogán invisible hacia la nada. Conspiraciones políticas, secuestradores, amores imposibles, familias desquiciadas, desfilan ante nuestros ojos en esta odisea humana signada por una dictadura tenebrosa en la que la protagonista, Sofía, sufre innumerables peripecias que incluyen: violaciones y sufrimientos sin nombre en el sótano sombrío donde ha sido encerrada por sus captores.

Este drama político-social transcurre en un país olvidado de la mano de Dios, casado con el infortunio donde reinan la injusticia, la pobreza y la impunidad. Donde un puñado de seres excepcionales tratan de redimir a los desvalidos por medio de un proyecto, casi utópico, que salve a los desheredados de la abyección en que viven. En esta obra también se cuestiona sobre el nihilismo en que se debate la sociedad actual, es decir, la nuestra.

Es, además, un análisis magistral sobre la sicología de la víctima de un plagio, es decir, una situación límite (síndrome de Estocolmo), donde las angustias, miedos y pánicos de los que han sido humillados por el maltrato inhumano de los carceleros se ponen en evidencia.

Quizá el hecho de que la autora sea médica la haya capacitado para auscultar los oscuros recovecos del alma humana y pueda realizar un diagnóstico sobre la sociedad enferma en que vivimos. En algún momento se recuerda la horrible historia de Soledad Barret, nieta del famoso escritor Rafael Barret, muerta a raíz de las torturas sufridas en las prisiones de la tiranía brasileña.

Como en su obra narrativa anterior (de denuncia), Lourdes desarrolla —como en un caleidoscopio infernal— las penurias de las familias de desaparecidos, y agrega una reflexión existencial sobre la vida y la muerte en los países, que como en el nuestro, el destino de los desheredados es incierto, ya que en cualquier momento se puede dar un jaque mate inesperado a la vida.

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