Raúl Silva Alonso: los cuentos que nos cuenta un escritor creativo

El sentido de la belleza y de la tristeza del mundo en que vivimos, trascendemos, sufrimos, caemos, sobrevivimos y amamos es llevado a muchos cuentos por el escritor Raúl Silva Alonso, autor del libro Son puro cuentos, publicado por la editorial Servilibro.

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Con una conciencia notablemente crítica y lúcida, el narrador va organizando cuentos en torno a ideas profundas.

Sabe dar forma, color, elasticidad, vuelo y estilo a las palabras.

El prologuista, Juan Carlos Díaz de Atauri, escribió: 

«El humor es una de las características de esta colección de cuentos; es clave en relatos como “Procrastinación”, esa curiosa y deliciosa palabra –que, siendo de origen latino y habiéndose usado en castellano desde el siglo XV, llega ahora, para desconcierto del personaje, desde el inglés, como tecnicismo psicológico– a partir de la cual, de su tergiversación, se genera el cuento al que da título».

«Procrastinación» es uno de mis cuentos favoritos.

¿Por qué se leen, se releen con entusiasmo, con adicción, los escritos de la magistral narradora y poeta argentina Silvina Ocampo? Porque en ellos hay, además de imaginación desbordada, una concentrada dosis de humor. Humor negro, pero humor bueno.

El humor, bien manejado, tiene un efecto potencial en la literatura. Raúl Silva Alonso, desde su condición de excelente narrador, construye algunas obras con las distintas formas del humor negro.

¡Con cuánta habilidad maneja el lenguaje! Lenguaje que es puro latido.

«¿Talión?» es un relato que muestra, con original sensibilidad, el gris mundo de la basura, de los marginales, quienes convierten su miseria en una alternativa de sobrevivencia.

Transcribo un párrafo del texto: 

«Los de la misteriosa casa de al lado, visitada hace unos días por un ratero, según los chismes del barrio, padecían las mismas vicisitudes. Por lo que pude ver, esa noche, habían sacado temprano la basura de su casa y ya estaba colocada en la canasta de la vereda. Esto no desanimaba a los predadores nocturnos, que igual se las arreglaban para romper las bolsas e investigar su contenido.

Restos de latas de conserva y comida aparecían diseminados por la acera y el asfalto. Entre los residuos desparramados, asomaban las cercenadas manos del muerto».

Sensibilidad, racionalidad y cultura se encuentran en los papeles que conforman este libro. Mejor dicho, este importante libro.

La erudición es el cuarto elemento literario que asoma con esplendor propio en Son puro cuentos.

«Marina», dedicado al escritor Esteban Bedoya, es un derroche de imaginación. Las palabras, las frases usadas por nuestro autor para dar forma a este relato (que puede figurar en una antología de cuentos universales) son las precisas, las apropiadas. Conocedor del oficio literario, de la detallada descripción de ambientes y personajes, nos muestra un excelente cuadro literario.

El manejo preciso del lenguaje, al que muchos narradores no tienen acceso por falta de cultura, de ideas, de conocimiento cabal de la lengua castellana, es una plausible virtud de Raúl Silva Alonso. Virtud que resalto en esta reseña.

Suele ocurrir que por desconocimiento de las normas elementales de la lengua castellana, la escritura se diluye, se esfuma… Por desconocimiento, los intentos literarios no pasan de ser simples intentos.

La redacción firme, la prosa precisa son necesarias, son asignatura obligada en la creación de una obra literaria, sea esta cuento, novela, poesía.

Relaciono mentalmente a nuestro escritor con la gramática y el diccionario.

Placer a la vista 

Cada cuento suyo nos acerca al placer.

Por constatar una visión completa y orgánica del mundo, de la sociedad, creo firmemente que Raúl Silva Alonso es la afirmación de una literatura internacional.

Así como los relatos de Augusto Roa Bastos son ampliamente leídos en el extranjero por exponer la mentalidad y la cultura de un pueblo, el nuestro; el autor de Son puro cuentos instala la literatura paraguaya en nuevos horizontes.

Una muestra de su lenguaje fantasioso: 

«Sebastián Flescas quería huir de allí. Pero se encontraba hipnotizado por el ambiente húmedo y tóxico, la vacilante llama de la vela y la cantinela de la cincuentona que no se detenía, sacando a relucir chismes históricos de cada objeto, en torrentoso palabrerío fluyendo incontenible de su boca sin gracia».

El cuento «Carrera», donde recuerda una significativa epístola de San Pablo: «¿No sabéis que todos corren en el estadio, pero solo uno se lleva el premio? Corred de tal manera que lo ganéis», es una apología del esfuerzo, la perseverancia, la voluntad y la determinación.

¿No son movilizadoras, acaso, la nervadura y la fuerza, en una persona que pretende superar sus propios límites para llegar al podio, a la conquista de un trofeo? 

La historia del éxito de los atletas es la historia cotidiana de la entrega a la exigencia física. Los fracasos son proporcionales al desánimo, al desgaste físico, a la incompetencia.

La historia contada, que gira en torno a un atleta, nos muestra el trabajoso camino que debe andar un hombre. ¿Qué ideal lo motiva? ¿Qué fuerzas lo impulsan? ¿Qué motivación tiempla su espíritu? 

Silva Alonso supo interpretar el pensamiento de un atleta cuyos ojos están puestos en la condecoración, en la gloria, si bien las circunstancias adversas de la vida desgastan sus fuerzas.

Tramas ficticias y situaciones concebidas en ese fondo conocido como la mente o el talento creativo le proporcionan suficiente material narrativo.

«¡Procrastinación!» es un excelente ejemplo de originalidad. Conste que uno de sus cuentos más logrados, según mi criterio, es «Marina». Lo leí cuatro veces, y las cuatro lecturas me dieron placer.

Raúl Silva Alonso nació en Asunción en 1946. En 1992 comienza a presentarse a certámenes literarios que lo distinguen con premios y menciones honoríficas, tanto en Asunción como en Buenos Aires y Nueva York. Obtuvo el premio Edward y Lili Tuck, 2014, instituido por el PEN Internacional. También obtuvo mención de honor en el Premio Municipal de Literatura de Asunción, 2016. Ha publicado Volver a vivir (Fondec), catorce libros de adaptaciones infantiles de la literatura universal (El Lector), Algunos cuentos asombrosos (Servilibro), diecisiete libros de adaptaciones infantiles de autores paraguayos de la tradición oral y obras propias (El Lector), En Tacumbú (Biblioteca Popular de Autores Paraguayos, El Lector), una colección de trece cuentos para niños sobre valores (El Lector), Según pasan los años (Servilibro).

delfi24acosta@gmail.com

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