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Coincidentemente con los procesos independentistas con base en las ideas de la Ilustración, la filosofía de la historia fue emergiendo lentamente desde Voltaire hasta la cumbre romántica en el pensamiento idealista de Hegel, para quien el Estado era la idea más perfecta de la moral. Así los recientemente liberados pueblos de hispanoamérica buscaron el camino al progreso rechazando la monarquía a favor del republicanismo. Desde un principio nuestros próceres intentaban aplicar en la vida real la totalidad de la existencia humana que nos exige dicha filosofía de la historia. Anteriormente, la historia era relato de batallas y hechos heroicos; a partir del siglo XIX, la historia viene a ser la épica de los pueblos en su trabajoso peregrinar en busca de la libertad, la realización humana, y la felicidad.
El movimiento independentista americano, en un inicio, fue apenas un esfuerzo restaurador del trono español invadido por Napoleón Bonaparte, como experiencia irónica de extender las ideas de la Revolución francesa, la libertad, igualdad y fraternidad a través de un ejército imperial.
Estas ideas entran en colisión con toda la cultura escolástica tradicional del Imperio español, cuya tarea inicial recibió la bendición eclesiástica a través de la diseminación de la fe católica como responsabilidad principal del monarca absoluto, lo que le confería legitimidad.
Tres siglos más tarde de la dominación española, el concepto de la monarquía absoluta había prendido en todo el continente incluyendo catecismos que la justificaban.
Por ello, cuando la invasión ibérica de Napoleón tiene lugar en 1808, a pesar de las ideas liberales por él propuestas y teóricamente aceptadas por los egresados de las universidades —donde la libre circulación de literatura de la Ilustración tuvo algún rechazo— eran expresadas con una aparente contradicción: “la lealtad a Fernando VII”.
Ya desde un comienzo las contradicciones se irán apropiando de los movimientos independentistas que surgen nada menos que jurando lealtad al monarca. Idea típicamente reaccionaria que abogaba por dejar las cosas como estaban antes del estallido de la crisis.
Para la Provincia y Capitanía General del Paraguay que no accedió a instituciones de nivel terciario a pesar de insistentes pedidos a la Corona, las universidades regionales eran la de Córdoba del Tucumán, la de Charcas — Chuquisaca— la de San Felipe de Santiago, la de San Marcos de Lima y la Javeriana de Nueva Granada.
En todas estas casas de estudio circulaban con libertad versiones originales de la obra del iluminismo, principalmente El Contrato Social, de Rousseau, que hizo particular impresión en José Gaspar de Francia, egresado de Córdoba.
En la universidad de Charcas por la cercanía al trágico desenlace del levantamiento indígena de José Gabriel Condorcarqui, Tupac Amaru, tuvo particular influencia entre estudiantes y profesores, y llego al Paraguay a través de nuestro prócer Fernando de la Mora.
La prueba suprema de la adhesión de la colonia a la monarquía española la dio la defensa contra las invasiones inglesas donde toda la región aportó soldados y bastimentos para expulsar al invasor ocupante.
Ocurrida la gesta del 25 de mayo de 1810, en el Cabildo abierto surge inmediatamente una idea al mismo tiempo conservadora y revolucionaria. Porque contemplaba la expulsión del yugo español, pero también su inmediata sustitución por la hegemonía del puerto de Buenos Aires, como heredero legítimo del virreinato fenecido.
De ahí surgen los esfuerzos por mantener esa unidad ya con el nombre de Provincias Unidas del Río de la Plata, que incluyeron medios militares con ‘la expedición auxiliadora’ de Manuel Belgrano, en el caso paraguayo.
Las posteriores negociaciones diplomáticas solicitaron a la Provincia del Paraguay la elección de delegados para el congreso constituyente de la nueva entidad política.
El 14 de mayo de 1811 en el Paraguay se intima al último gobernador español, don Bernardo de Velasco, que no se resiste. Al mismo tiempo entra a formar parte de la primera Junta, como prueba de la confusión ideológica del primer momento. Un triunvirato integrado por Juan Valeriano Zeballos, José Gaspar de Francia y el propio gobernador.
Para ser “revolucionarios”, estos primeros pasos fueron algo conservadores y no faltó la jura a la lealtad a Fernando VII. Uno de los pocos con ideas elaboradas que incluían la expulsión del cetro español y la creación de una Confederación de Iguales en la región surge con José Gaspar de Francia y se plasman en la nota del 20 de julio de 1811.
Esta explica a Buenos Aires la nueva realidad de esta provincia que “no quiere cambiar unas cadenas por otras ni mudar de amo” y se niega a entregar a un arbitrio ajeno el fruto de su esfuerzo cívico militar.
En esta nota ya no vemos ninguna alusión a la monarquía, y sí un deseo de comunicar a la junta provisional de Buenos Aires la idea de una unión en pie de iguales, prontamente apropiada por José Gervasio Artigas de la Banda Oriental del Uruguay que también propone la unión de las Provincias periféricas para un fortalecimiento mutuo ante el puerto.
Llegamos a un punto de inflexión. La provincia del Paraguay desde un principio se niega a aceptar ser parte de un virreinato bajo cualquier denominación. El proceso separatista paraguayo que le otorga por casi medio siglo el mote de “provincia rebelde” culmina con la declaración de República del Paraguay por el Congreso de 1813, en la Iglesia de la Merced.
El Paraguay estaba a la vanguardia absoluta de las ideas emancipatorias. Paraguay dejó establecido el principio de la soberanía regional, que terminó desmembrando el imperio español en Estados naciones soberanos.
¿Con que más contribuye Paraguay en materia de ideas?
El Paraguay se convirtió en la primera República de la América hispana, y tan solo la tercera en el continente y el mundo. Las 13 colonias del norte en 1776; Haití, 1804, y Paraguay en 1813.
Para 1840, fecha de fallecimiento del Dr. Francia, todas las excolonias españolas eran repúblicas.
En la república, las autoridades son electas por el pueblo y redactan una ‘constitución’ como pacto de unión y sujeción, como una suerte de contrato social que le pone límite a los gobernantes y consagra los derechos de los gobernados.
En materia de política militar regional, la última vez que contingentes de soldados paraguayos se involucraron por orden gubernamental en conflictos regionales fue durante las Invasiones inglesas al Río de la Plata, 1806-1807.
A pesar de distintas súplicas y solicitudes de auxilio en la región, nunca más soldados paraguayos partieron a involucrarse en peleas regionales por mandato superior, pero sin embargo la gran tradición guerrera paraguaya hizo que muchos se enrolaran en los ejércitos libertadores como voluntarios y alcanzaran prominencia como el caso más simbólico del granadero a Caballo José Félix Bogado.
Por otro lado, el aporte intelectual de los patriotas de Mayo revelan rigor intelectual, calidad estilística y un perfecto manejo de las ideas contemporáneas de entonces, las ideas de la ilustración, en palabras del historiador Julio César Chaves: “Francia, Molas y de la Mora al ofrecer los fundamentos de la revolución del 14 y 15 de Mayo, escribieron páginas que no son en forma alguna inferiores a las de Mariano Moreno, Castelli, el chileno Martínez de Rozas, los altoperuanos Zudáñez, José Antonio Medina y Victorio García Lanza”.
El Paraguay también dio un ejemplo que no tuvo mucho eco en el continente y que consistió en no alentar la emergencia de caudillismos internos generadores de inestabilidad. Ejemplos de esto tuvieron lugar repetidamente en todo el continente lo que echó por tierra el proyecto de la PATRIA GRANDE de Simón Bolívar y otros diseñadores y propulsores del proyecto fallido.
El Paraguay ha sido conocido desde un principio por aspectos inusitados de su evolución, como el “enclaustramiento” de sus primeros 30 años de república independiente, y la emergencia de liderazgos paternalistas con gobernantes absolutos y vitalicios.
Mucho menos conocida fue su gran contribución en ideas fuerzas para la formación política, de los nacientes estados; todo ello por una falta de bibliografía crítica aunque en presencia de un análisis certero pero casi unidimensional de la figura del Dr. Francia, quien en un momento contribuye a barrer con la generación de la independencia. Yegros, De la Mora, Caballero, capitán Montiel, Dr. Aristegui, el Dr. Baldovinos, Mauricio José Troche fueron parte de los 73 ciudadanos ejecutados, Mariano Antonio Molas estuvo años en el calabozo; sobrevivió y dejó un valioso legado con su obra Descripción histórica de la Antigua Provincia del Paraguay, única obra de uno de los actores de la Independencia. El libro fue publicado en 1868, en Buenos Aires.
Fue totalmente ignorado el hecho de que el Paraguay se constituyó en el pionero de las ideas políticas que vinieron a sustituir al sistema monárquico, pero a la vez fue sujeto de un particular proceso histórico, en el marco de un imponderable geográfico, la mediterraneidad, que signó su destino como nación.
Los movimientos independentistas americanos se dieron con Juntas militares como la de 1810 en Buenos Aires, y 1811, en Asunción y campañas libertarias en 1815 con Simón Bolívar al Norte y San Martín, al Sur.
El Cabildo Abierto de Buenos Aires de 1810 fue la gesta desencadenante de los procesos de independencia que culminan en Ayacucho en 1824. Las islas del Caribe tuvieron otros procesos cuya culminación tardarán hasta casi llegado el siglo XX, como el caso de Cuba y Puerto Rico.
El mismo proceso de la independencia del Paraguay tenía que iniciarse en el aniversario de aquella magna fecha del Cabildo abierto de Buenos Aires, pero circunstancias hicieron que los patriotas se vieran obligados a adelantar el golpe, que se dio en la noche del 14 de mayo de 1811.
Fueron innumerables los paraguayos que brindaron sus esfuerzos, como los que han protagonizado nuestros próceres a partir de las Invasiones inglesas y la participación en las guerras de la Independencia.
Se fue consolidando el sentido de soberanía y, posteriormente, se concreta la identidad latinoamericana, aunque el sueño de la PATRIA GRANDE de Simón Bolívar, y de la Confederación de Pueblos Libres, de José Gervasio Artigas quedaran postergados.
La conducción de San Martín que constituyó su Ejército del Sur, encabezando un aguerrido e invicto contingente de mapuches, guaraníes, aimaras, negros libertos y cimarrones, también apeló a estrategias de guerrillas, montoneros y a la guerra formal, como oficial de carrera. (Continuará)