Paraguay: Stronismo y Mayo del 68

Cómo participó con sus propios movimientos y cuestionamientos la sociedad paraguaya, bajo el régimen de Stroessner, de las expresiones revolucionarias que marcaban el rumbo de la contestación y de la crítica a nivel mundial hace medio siglo, es lo que indaga la autora de este artículo.

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¿Influyó el Mayo Francés en la rebelión del estudiantado y los artistas paraguayos durante la dictadura stronista (1954-1989)? Este texto es menos una demostración científica y más un ensayo que se aproxima a exponer una serie de expresiones revolucionarias a nivel mundial que probablemente impactaron a nivel social en nuestro país, no solamente en ese año sino en los subsiguientes.

Pese a que en el año 1968 el régimen stronista presentaba su fase más dura y represiva, el llamado periodo de «consolidación de la dictadura con rostro democrático» (Comisión de Verdad y Justicia, en Velázquez y D’Alessandro, 2018), algunas rebeliones parecían enmarcadas dentro de la efervescencia utopista que era el espíritu de la época, indicando así las posibilidades de dicho vínculo.

En un texto de reciente aparición: Dictadura y Memoria, de Carlos Pérez Cáceres, se menciona que nuestro país avanzaba en una «fuerte en la lucha contra el imperio y contra los gobiernos antipopulares, (y que) algunos hechos que marcaron fuertemente fueron la intervención norteamericana en Vietnam, el mayo francés del 68, la muerte del Che y los efectos negativos de la guerra fría, que propiciaba gobiernos dictatoriales, como ocurría en nuestra región. Así fue que, sin un plan discutido ni una planificación acabada, estudiantes de diferentes facultades y colegios secundarios resolvieron que nuestro país también formaba parte de ese “ejercito de luchadores antiimperialistas”» (Pérez Cáceres, 2017: 136).

En el prólogo al más reciente trabajo de Velázquez Seiferheld y D’Alessandro (2018: 5) el investigador Andrew Nickson relata que Dionisio González Torres (rector de la Universidad Nacional de Asunción en la época) consultó al investigador en uno de los encuentros sobre la naturaleza de los movimientos estudiantiles en acción durante el año anterior (1968) en Europa. Nickson rememora: «le expliqué que los estudiantes rebeldes pretendían –a través de sus marchas y tomas– cambiar el sistema político vigente en sus países respectivos. Me hizo saber que sería muy difícil que pasara lo mismo en Paraguay. De hecho, me informó sin rubores, el motivo principal del traslado de la UNA al campus de San Lorenzo (…) la facilidad que su nueva ubicación ofrecería a las autoridades para cercar la universidad en caso de revueltas estudiantiles». La anécdota refleja las preocupaciones de las propias autoridades educativas en torno a los acontecimientos de Francia.

Algunas expresiones críticas en el contexto educativo fueron contundentes, como las experiencias de las Ligas Agrarias Cristianas y las Escuelitas Campesinas en su carácter de modelos educativos alternativos a la educación autoritaria, ya que «fue a fines de los años 60 que se comenzó la crítica a la escuela oficial. De hecho, después de un curso en Caaguazú en 1969, miembros de las Ligas Agrarias Cristianas junto con las de Misiones y Cordillera deciden sacar a sus niños de la escuela y no enviarlos durante un año». Las escuelitas campesinas fueron creciendo y consolidándose hacia 1972 siendo reprimidas con intensidad hacia el año 1975 (Velázquez Seiferheld y D’Alessandro, 2018:99).

Antonio Pecci (2017) consultado en una entrevista por el contexto del arte en dicho periodo, ilustra como la época reflejó las éticas y estéticas de los jóvenes y particularmente de su experiencia participando junto con Carlos Saguier en el colectivo Cine Arte Experimental que en el año 1969 estrenaría la película El Pueblo, responde: «esa atmósfera estaba marcada por hechos distintos como el auge de la cultura “hippie” en Estados Unidos, la aparición de Los Beatles, la lucha por la independencia de los países árabes y africanos, la revolución cubana, el Mayo Francés y el auge del boom latinoamericano de la mano de escritores como García Márquez, Cortázar, Vargas Llosa y Roa Bastos. En cine, la nouvelle vague, con directores franceses, y el surgimiento de una nueva camada de cineastas argentinos y cubanos, eran hechos muy motivadores. A nivel local y un poco la región del Cono Sur, el ambiente opresivo que se vivía en el país fue oxigenado por una serie de hechos como el surgimiento del Movimiento Independiente Universitario (MUI), que surgía como una fuerza crítica a la cooptación de los centros universitarios como instrumentos de los partidos tradicionales; y que, junto a iniciativa de los jesuitas en los colegios, se unieron para los campamentos de solidaridad con campesinos, espacios de convivencia en comunidades del interior. Eso ayudó a visibilizar la situación dramática del campesinado, donde la influencia de la Teología de la Liberación era muy fuerte, dado que importantes obispos, como monseñor Aníbal Maricevich, de Concepción, y monseñor Ramón Bogarín, de Misiones, implementaron ese acercamiento en su compromiso con la opción preferencial por los pobres».

Ese mismo año, el antropólogo francés Dominique Dubosc filma y proyecta su película Kuarahy Ohecha (Paraguay, 1968), un documental que retrata con sensibilidad la vida cotidiana de una familia campesina. En una reciente charla celebrada en Asunción, Carlos Sosa Rabito menciona la obra de Laura Márquez Seis meses de silencio (1968), que este 2018, justamente, cumple, como el «Mayo», 50 años. «Hay un antes y un después de esta obra en el arte paraguayo», expresa Sosa, quien alude a una encrucijada para transmitir lo inquietante de esta propuesta luminosa en pleno obscurantismo. Los multívocos significados que la temporalidad y el silencio que ese círculo abstracto y secreto condensan habilitan a seguir reflexionando sobre el impacto de la misma como hito (¿?) en la comunidad cultural y en la propia trayectoria de la autora.

La combatividad de los estudiantes contra la dictadura stronista fue notoria a solo un año de los sucesos de mayo. El 19 de junio de 1969 Nelson Rockefeller visita el país. Al igual que el resto de los países latinoamericanos, Paraguay supo ser parte de aquellas históricas luchas. Se encendió la mecha de la protesta. Quema de banderas, de vehículos, barricadas, toma de universidades, fábricas y las consiguientes golpizas propinadas por los aparatos represivos del gobierno, presentaban un cuadro de niveles altos en la lucha antiimperialista (Pérez Cáceres, 2017:135).

En el ya clásico trabajo de investigación en torno a los documentos del denominado «Archivo del terror» se menciona que «1969 sería el año del despertar estudiantil. La universidad sufría un proceso de creciente “coloradización” que obligó a los estudiantes opositores a unirse en “frentes independientes” que mostraban, a la vez, un claro rechazo a la posición participacionista de los partidos» (Boccia, González y Palau 2006: 105). Ese mismo es el año del llamado «Cordobazo» en la vecina Argentina, una primera insurrección popular de muchas que contribuyeron al debilitamiento del régimen dictatorial de Onganía.

Notas en periódicos digitales locales rescataron durante los años recientes las vivencias de paraguayos que se encontraban en Francia durante mayo del 68, como los casos del escritor Rubén Bareiro Saguier o el doctor Roque Duarte Prieto.

Este año se conmemoran 50 años de estas fechas revolucionarias para el mundo. En Paraguay acaba de divulgarse el lanzamiento del libro Heráclito Retorna. Los 50 años del Mayo Francés, de José Arce (el escritor Cristino Bogado publicó en este mismo Suplemento Cultural una reseña al respecto, semanas atrás).

Quienes deseamos profundizar en este periodo histórico estaremos pendientes de esta publicación reciente, así como lo estuvimos de los demás textos mencionados en este artículo, los cuales creemos constituyen un gran aporte a la construcción de las memorias en el Paraguay. Ojalá podamos avanzar también en investigaciones sobre la vida cotidiana de los paraguayos que aquí quedaron poniéndole cuerpo a las utopías del tiempo que les tocó vivir.

Referencias bibliográficas 

A. Boccia, M. González y R. Palau: Es mi informe. Los archivos secretos de la policía de Stroessner. Asunción, Centro de Documentación y Estudios, 2006.

C. Bogado: ¿Mayo del 68 fue un grafitti? Reseña del libro Heráclito retorna, Suplemento Cultural de ABC, 27/5/18.

Correspondencia de la autora con Antonio Pecci (2017).

C. Pérez Cáceres: Dictadura y Memoria. Tomo I. Asunción, edición del autor, 2017.

C. Sosa Rabito: «Encrucijadas teóricas en el arte moderno paraguayo. Seis meses de silencio: lo abstracto y lo concreto como deriva y encrucijada de la forma intemporal». Cuestiones del Arte. Ciclo de charlas organizado por AICA. Asunción, mayo de 2018.

D. Velázquez Seiferheld y S. D’Alessandro: Relaciones entre autoritarismo y educación, 1869-2012. Tomo III, 1954-1989. Asunción, Serpaj, 2018.

mariaesther.zarachor@gmail.com

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