Ortiz Guerrero: poeta de la emoción popular

Catalo Bogado y Félix de Guarania han recogido en un libro titulado “Manuel Ortiz Guerrero, Poeta y Ciudadano”, las obras del vate y diversas apreciaciones críticas sobre su poesía. Ortiz Guerrero es el poeta que llegó, con sus versos, al pueblo. En la poesía del vate guaireño se puede apreciar una rica sensibilidad.

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Es el más emotivo de los poetas paraguayos. La historia literaria lo presenta como un hombre atormentado por la enfermedad de Lázaro. Sin embargo, siguiendo las apreciaciones de varios investigadores de letras, queda revelado su extraordinario temple, que lo mantuvo siempre sereno en la adversidad. Consustanciado con la gente explotada, en 1915 funda la revista literaria “Prometeo”, con Leopoldo Ramos Jiménez. Denuncia el agravio a la dignidad humana de 50000 peones paraguayos que debían trabajar en condiciones de semi- esclavitud en los yerbales. Su actitud de defensor de la clase obrera no se circunscribía a su pueblo, sino a otros países. Hizo posible la aparición de bibliotecas populares y clases nocturnas para los obreros.

Su libro principal es “Surgente”. Con ese libro, Ortiz Guerrero alcanza la fama total.

¿Por qué se da el fenómeno de un poeta joven que goza de tanta popularidad como Manuel Ortiz Guerrero? Las numerosas opiniones llegan a una conclusión obvia: tenía la palabra precisa y apropiada para apuntar a la sensibilidad y a la emoción del pueblo. Pero no hay que confundir las cosas: no solamente eran emotivas sus poesías. También sus versos llegaban a magníficas expresiones donde su talento se manifestaba con belleza.

En las funciones teatrales sobre su vida, la poesía “Loca” es la rúbrica con que se baja el telón. No es precisamente, tal poesía, buena; apenas alcanza una regular calificación, según mi punto de vista. Pero ocurre que “Loca” gusta al pueblo, por su suma de emociones, y lo que gusta al pueblo, cualquiera sea el contexto cultural que le toca experimentar, es un éxito. No hay nada que agregar, me parece.


EL AUTOEXILIO

Manuel Ortiz Guerrero le dio letra a la guarania de José Asunción Flores. Su enfermedad, la lepra, lo lleva al autoexilio. Un autoexilio que sobrelleva sin amargura, pues tenía el carácter sumamente equilibrado y tranquilo. Sobre esa “circunstancia” opina José Asunción Flores así: “Sus amigos literatos de la elite vivieron siempre distanciados de él. Le tenían pavoroso terror a su enfermedad y a su pobreza”.

Sin lugar a dudas, el poeta de las aldeas, que llegó a alcanzar gran fama (como ningún otro en el Paraguay) no gozaba, precisamente, de una importante educación literaria. En ese punto, el de su formación literaria incompleta, coinciden los críticos y entendidos, sin mayores discusiones. Pero, lo importante -finalmente- es que Manuel Ortiz Guerrero llega a escribir los poemas más “sentidos”, y, por consecuencia, su obra se hace sencillamente popular.


POESÍAS

Este poema fue escrito por Ortiz Guerrero al dorso de un billete de 50 pesos enviado por una dama, Alselmita Heyn. Ella pretendía con aquel dinero pagar la gentileza del vate de dedicarle un poema. “Endosado” el billete, con el siguiente verso fue devuelto a la remitente.


Endoso Lírico

No todo en este mundo es mercancía.

Ni tampoco el dinero es el blasón
Mejor pulido por la cortesía
Para la ufanía de la corrección.


Sobre la torre de mi bizarría
Sin mancha flota el lírico pendón:
Como ebrio de azul hago poesía,
Pero honrado es mi pan, como varón.


Devuélvole el billete a usted precioso
Con mi firma de insolvente por endoso:
Sométalo a la ley de conversión.


Que a pesar de juzgarme un indigente,
Yo llevo un Potosí de oro viviente
Que pesa como un mundo: el corazón.


REMEMBER

Era por su tristeza como un enfermo lirio,
Y por enferma y pálida era como la luna;
Negra como la envidia, larga como el martirio
Sobre sus hombros era su cabellera bruna.


Era su dulce boca, dulce como ninguna:
Fragante flor hurtada de algún jardín asirio.

Y era su cuerpo místico como si fuese una
Lágrima transparente de moribundo cirio.


De sus ojos nocturnos, en mi abismo de penas
El amor irradiaba como un halo lunar,
¡Y mi vida de sueños tuvo sed de sus venas!

...Fue tan bella que nadie la miró sin amar;
tenía una suave fragancia de azucenas:
ya nunca podré verla, jamás la he de olvidar.


BREVE RESEÑA BIOGRAFICA

Manuel Ortiz Guerrero nació en Villarrica en 1894 y murió en Asunción en 1933. Es uno de los poetas más conocidos de nuestro país, especialmente por sus magníficas obras inmortalizadas a través de las guaranias. Perteneció a la corriente modernista. Afectado por la lepra, su fallecimiento fue temprano. Fue un poeta bilingüe (guaraní-español), y la mayoría de sus obras publicó a través de una humilde imprenta que él mismo había montado.

Su primer libro, “Surgente”, apareció en 1922. Luego dio a conocer “Pepitas” (1930), “Nubes del Este” (1930). Póstumamente aparece “Arenillas de mi tierra” (1969), que reúne varios trabajos dispersos del poeta. En 1996 apareció su “Antología poética”, bajo un riguroso análisis del crítico Raúl Amaral. Se sabe que Ortiz Guerrero fue un excelente recitador. Sus primeros poemas aparecieron en “Letras”, que estaba bajo la dirección de Manuel Riquelme. Colaboró en varios medios de comunicación como El Nacional, General Caballero, El Diario, y Patria. Dice Raúl Amaral: “Una lectura atenta y desglosada de sus poemas, permite afirmar que si ciertos imponderables no se hubieran producido -entre ellos el aislamiento que se impuso- su expresión habría alcanzado estimable altura, porque en él había verdadera profundidad de poesía”.
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