«Luchar por lo que uno ama»: entrevista a Carlos Noguera

El jueves pasado, el músico Carlos Noguera presentó su libro La canción de la resistencia. El Suplemento Cultural aprovechó la ocasión para conversar con él sobre la vida, la censura y la música bajo la dictadura y en la actualidad.

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¿Dirías que hay un mensaje en este libro, Carlos?

No necesariamente. Pero los libros no siempre tienen un mensaje. En este caso, al ser un libro de investigación, aporta más bien un análisis de cómo y por qué sucedieron las cosas, quiénes se beneficiaron con la dictadura del periodo 1954-1989 y qué consecuencias tuvo y sigue teniendo para el país la amarga herencia de una era que no debemos olvidar. Si bien, como su título –La canción de la resistencia– indica, pone énfasis en la música, se ocupa también de los movimientos y eventos culturales de otros sectores del arte, como formas de resistir a un tiempo de opresión en el cual las voces que se salían del libreto establecido por los déspotas estaban acalladas por la censura. Y en el cual, a través del arte, sin embargo, algunas ideas lograban, con creatividad e inteligencia, traspasar el férreo filtro de la censura y de la represión de todo tipo de pensamiento libertario para ser expresadas.

Me parece necesario dejar un testimonio de todas estas luchas, especialmente para que las nuevas generaciones puedan apropiarse de la memoria histórica y tomarla como suya, de modo que jamás se vuelva a repetir un tiempo tan oscuro en nuestro país. Creo que comprender el esquema que la dictadura armó y que en gran medida sigue existiendo es necesario para encarar los desafíos que tenemos como país y para salir adelante.

¿Qué aporta este libro a la cultura y la política en la actualidad?

Este material pretende ser un aporte a la historia de la cultura y a la comprensión y valoración del legado de los artistas que resistieron a la dictadura con papel, con lápiz, con guitarras, con voces, las voces de todas las personas que aportaron su trabajo cultural o que acompañaron ese trabajo asistiendo a los eventos para expresar su solidaridad y su compromiso con un tiempo mejor. En la actualidad se han logrado muchas cosas (por ejemplo, la reapertura de los medios de prensa clausurados, uno de los cuales es este) y el pueblo se está organizando para seguir la lucha, porque, aunque parezca increíble, a pesar de los años transcurridos el sistema subsiste en esencia. Muchas cosas han cambiado para que todo siga igual mediante un gatopardismo a la paraguaya que favorece principalmente al poder fáctico de quienes se adueñaron del país y de sus riquezas, ligados de manera subordinada al capital transnacional.

¿Cuáles te parece que son los puntos centrales del libro?

La primera parte del libro trata del contexto en el cual se gestó la dictadura más prolongada de la historia de Paraguay, de quienes la promovieron y sostuvieron durante 35 años. La segunda parte habla de la situación de la música paraguaya en ese momento histórico en el cual los principales artistas del país –José Asunción Flores, Herminio Giménez, Carlos Lara Bareiro, Elvio Romero, Augusto Roa Bastos y muchos otros– estaban exiliados y vivían en otros países, principalmente en Argentina. En la tercera parte se abordan los movimientos y protestas estudiantiles que surgieron a fines de la década de 1960 y las diferentes formas de arte que surgieron con ellas. Se describe, asimismo, la fuerte represión ejercida contra los artistas y los activistas sociales que se oponían a la dictadura, tanto en el campo como en las ciudades.

¿Cuáles consideras las principales lecciones aprendidas de la resistencia de la música en tiempos de la dictadura?

La principal lección que nos deja un tiempo tan terrible es que debemos educar a las niñas y niños desde pequeños en el principio de que nadie puede, bajo ningún pretexto, socavar nuestros derechos. Que tenemos que protestar cuando las cosas se hacen mal, que tenemos que exigir a nuestras autoridades que sirvan al pueblo y que no se sirvan de él para sus intereses. El arte en general, y en especial la música, a lo largo de la historia siempre ha acompañado las luchas sociales y nos ha dejado valiosos testimonios de ellas. El arte es en gran parte una expresión de esas luchas. En Paraguay es necesario construir una memoria histórica y por eso espero que este libro sea un grano de arena en esa construcción, en este caso aportado desde la perspectiva de un músico que vivió inmerso en la lucha por la conquista de nuestras libertades y que dejó constancia de ello en sus canciones, junto con un grupo importante de compañeros y compañeras con quienes creamos el movimiento del Nuevo Cancionero Paraguayo.

¿Cómo relacionarías los desafíos político-culturales de entonces con los de hoy, Carlos?

Como sostengo en el libro, la lucha continúa, con otros protagonistas, con otros escenarios, pero siempre con el mismo objetivo, que es construir un mundo más humano, con justicia social, con igualdad, con solidaridad y sin ningún tipo de discriminaciones, contra quienes siguen manteniendo esquemas de opresión y dominación para beneficio de una minoría. Esta lucha va a llevar todavía muchos años, quizás siglos. Pero cada generación tiene el compromiso de dejar un mundo mejor a las siguientes. Y es parte de la vida luchar por las cosas que uno ama.

Sobre Carlos Noguera

Promotor y activo participante desde fines de la década de 1960 de los festivales de música nueva realizados en el Teatro de las Américas –entonces Sala de las Américas–, donde presentó sus primeros trabajos musicales –«Juan, el Joven Juglar», «Canción de mi Tiempo» y «Buscar el Sol», entre otros–, fundador en 1971 –con Mito Sequera, Juan Manuel Marcos y los hermanos José Antonio y Maneco Galeano– de la cooperativa de artistas y creadores «Joven Alianza», desbaratada al año siguiente por la policía estronista, parte de la resistencia cultural representada por los jóvenes intelectuales agrupados en torno a la revista Criterio, fundador –con Alejandrino Paredes, Juan Carlos Dos Santos y Juan Carlos Chaparro– del grupo musical Juglares en 1975 –con el cual en 1977 grabó el primer disco del Nuevo Cancionero Popular Paraguayo, Canción de mi tiempo, con doce temas suyos–, miembro del movimiento del Nuevo Cancionero Paraguayo en la década de 1970, creador –con Rudi Torga (San Lorenzo, 1938-Asunción, 2002)– y director de los festivales de música popular Mandua’rá, celebrados en el local de la Misión de la Amistad de Asunción en la década de 1980, Carlos Noguera (Asunción, 1950) es compositor, profesor de Educación Musical (por el Ateneo Paraguayo) y arquitecto (por la Universidad Nacional de Asunción). Muchas de sus canciones representaron la oposición a la dictadura bajo el régimen de Alfredo Stroessner, sobre todo en sus años finales, volviéndose himnos entre la juventud. La más popular en aquel entonces fue probablemente «Canto de esperanza». Con Maneco Galeano (Félix Roberto Galeano, Puerto Pinasco, 1945-Asunción, 1980), el nombre más importante de la Nueva Canción Paraguaya, compuso «Al caído en la víspera», homenaje al cantautor chileno brutalmente asesinado Víctor Jara, que se hizo popular con el nombre de «Víctor Libre».

Algunas otras de sus composiciones más conocidas son: «El silencio y la aurora», «¡Viva!», «Horizonte» y «Mi guitarra y la vida», con letra y música de su autoría; «Color del alba», «Por qué», «Con estas mismas manos» y «Guitarra de sembradores», con letra de Elvio Romero; «Por encima de los océanos», «Canto a Alberdi» y «Hazme un sitio a tu lado», con letra de Juan Manuel Marcos; «Peregrino de Asunción», «Mitãra’ymi» y «Mandu’ará», con letra de Rudi Torga; «La espuma del amor», con letra de Carlos Villagra Marsal; y «Poeta paraguayo», «Tú sabes cuánto alcanza», «Paraíso del alba», «Ciertamente» y «Del regreso», sobre textos de, respectivamente, Rafael Alberti, José María Gómez Sanjurjo, Emilio Pérez Chávez, Esteban Cabañas y Augusto Roa Bastos.

juliansorel20@gmail.com

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