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La superioridad de la mente sobre las fuerzas oscuras del odio o de la venganza; solo aquella persona que logra vencer sus instintos y sus malas inclinaciones con el vigor que otorgan las ideas sobrevive y triunfa.
Cuatro personajes centrales: reyes y reinas se mueven sobre el tablero, un contexto violento e injusto, y una multitud de peones que trabajan en la luz o en las tinieblas para urdir o destrabar las complicadas acciones en un panorama sociopolítico tenebroso, en el que reconocemos al Paraguay, pues en diversos episodios la autora nombra calles conocidas como la de San José, el barrio Villa Morra.
También recuerda que la principal pieza del tablero, Sofía, nació en Asunción, capital del Paraguay, hacia mitad de la década del 70. Marcela, la amiga con quien trabaja en programas comunitarios del barrio Cateura, el vertedero de las basuras en Asunción; Jaime, hermano de Marcela, y Víctor, el novio de Sofía.
Las movidas se multiplican, las jugadas se despliegan en un escenario político corrupto y caótico, en el que un grupo de criminales planean y ejecutan fríamente un plagio con intenciones de cobrar una fuerte suma por el rescate. La víctima es Sofía, joven y rica; pintora exitosa, amiga de Marcela y de su hermano Jaime. Jaime y Marcela eran militantes activos de los movimientos sociales de la izquierda del país.
Pretendo hacer un análisis de tres aspectos del contexto novelístico: el psicológico, el social y el político. Reconozco que el texto es muy rico y que no podré abarcar todos los niveles en este somero abordaje.
El aspecto psicológico
El contorno psicológico de los personajes se halla perfilado con maestría. Los estados de conciencia, el carácter y la personalidad de cada uno de ellos, el lector los percibe mediante los discursos del narrador y los episodios en que la intervención del actante puede ser evaluada.
La víctima del secuestro, mantenida durante meses en un sótano húmedo e inmundo, va perdiéndose en un laberinto interior en el que ya no puede discernir hasta renunciar a su yo, pierde su voluntad; presa del terror, se entrega a su torturador, a quien no ve ni reconoce, pues está siempre con pasamontañas. Se sustrajo a la realidad y, en su soledad y desvarío, acabó aceptando las reglas de juego de su captor, enamorándose de él.
Su captor, que no es otro que Jaime, el secretario del Ministerio del Interior, envuelto en la red de la delincuencia política, vive una vida dividida entre su amor y el delito que le borra las barreras del mal, y se entrega a sus instintos abusando sistemáticamente de su prisionera. Luego de la liberación de Sofía, su conciencia enferma no le deja vivir y viaja a Montevideo para verla, pero el abismo abierto entre los dos los separa irremisiblemente.
En cuanto a Marcela, se recluye en sí misma, se aísla y enloquece poco a poco hasta convertirse en una persona antisocial, desaseada, que asusta a los que la miran.
El clima político
El libro tiene episodios en los que se abordan temas políticos, en los que los personajes exponen ideologías como en los siguientes parágrafos: “La lucha armada es un componente necesario de la revolución del proletariado por revertir el gobierno de la burguesía. Jaime, al escuchar hablar así, recordaba a Carlos Marx”.
El protagonista, Jaime, creció admirando al Che Guevara y la Revolución cubana, soñaba con una patria libre y socialista para su país; es decir, perseguía el ideal de volver socialista al Paraguay. El personaje hace una declaración directa: “Todos los pueblos de América Latina están oprimidos por el capitalismo y créeme, compadre, la vía armada es la solución más certera y cercana para lograr la liberación del pueblo oprimido”.
Se puede colegir que la novela, en algunos pasajes, sirve de vehículo a la difusión de ideas que suelen considerarse extremistas: “Aliarse con los grupos insurgentes y revolucionarios de América Latina era la postura asumida. Los compañeros en el Paraguay habían discutido y llegado a esa conclusión. Estaban consolidando una fuerza política y formarían el brazo armado de la organización”.
La novela refleja una realidad política de la época stronista
La novelista inserta una historia verídica, la de Soledad; reconocemos en ella a Soledad Barret, cuya historia siempre nos conmueve; ya Juan Manuel Marcos nos la había contado en El Invierno de Gunther, pero el relato de Lourdes Talavera es aún más espeluznante. Ella reproduce la versión de un médico uruguayo que había sido amigo de Soledad: “Una testigo narró que en la morgue había visto los cuerpos de los ajusticiados y Soledad estaba desnuda, rodeada de mucha sangre y a sus pies yacía un feto”.
El secuestro de Sofía, en el que el narrador describe el submundo de la delincuencia, el mundo infrahumano en el que se mueven los políticos en connivencia con la policía. El secuestro de Sofía Almeida, ideado y realizado por el secretario del Ministerio del Interior. La joven, bióloga millonaria, amiga de Marcela, mantenida en cautiverio por una banda delictiva embanderada en reivindicaciones populares. El hecho se sitúa en Asunción, en el año 1992.
Contexto social
La escritora da muestra de una gran sensibilidad social y hace referencia a varios temas, entre ellos el embarazo no deseado, el estigma de la madre soltera y el aborto. La joven embarazada se enfrenta a la familia, en ocasiones a un matrimonio forzado o al aborto como alternativa. La novelista, como médica, conoce y advierte sobre los peligros del aborto practicado en forma clandestina.
La bulimia, enfermedad de los tiempos actuales, muchas adolescentes la padecen cuando sienten el vacío existencial y lo llenan con comida. En la novela, se cita que las clínicas de rehabilitación son instituciones que ayudan a superar el estrés, la bulimia, la anorexia y el insomnio, enfermedades de la modernidad.
Otro problema, el del travesti; el padre de Marcela, un escribano, miembro activo de la sociedad paraguaya, varias veces fue detenido durante la dictadura stronista, no por político, sino a causa de la intolerancia de la sociedad de la época que no aceptaba las fantasías de ciertos hombres que salían a la medianoche vestidos de mujer, y se iban a bailar y a cantar en un antro adonde acudían otros personajes conocidos, algunos muy ricos y amigos del dictador. Cierta vez, la camioneta roja de la policía, “La Caperucita”, devolvió a su casa al padre de Marcela, ataviado con un vestido rojo hecho jirones, lleno de hematomas y moretones, con fuerte olor a orina, pues los policías le habían meado encima.
La aparición de Mis Blondie como personaje, un travesti que prestaba sus servicios a encumbrados hombres de la política, militares, policías, artistas y financistas. Mis Blondie es un signo de nuestros tiempos, que desafía los prejuicios de la sociedad y los “ritos burgueses” de la sociedad de pareja.
La discriminación social: los amigos de sus hijos se alejaron, y Marcela y Víctor quedaron solos. Cuando los encontraban, le preguntaban: “¿Qué sentís por tu papá?”. Con esto, la autora demuestra que la intolerancia vuelve crueles a las personas.
Marcela y su hermano, ambos socialistas, trabajan con la gente del Bañado Sur, donde se reunían con un grupo de amigos. Ellos soñaban con la transformación de la realidad de esa gente que vivía la desesperanza y la incertidumbre. Se hicieron voluntarios del centro comunitario, de la guardería y la clínica. La escritora denuncia la situación de pobreza y la insalubridad en que viven. Les enseñaron el juego de ajedrez y pronto asimilaron las reglas del juego.
La referencias hechas a las autoridades gubernamentales, como responsables de la corrupción reinante, el dinero del rescate que ha sido tomado por los jerarcas del gobierno y que involucra hasta al jefe del Ministerio Público, la policía y la fiscalía.
Conclusión
Como novela político-social, la escritora maneja con eficacia las causas y las consecuencias de los hechos, las relaciones entre la política y los hechos delictivos, la participación de autoridades gubernamentales y el submundo de la delincuencia.
Trabaja con maestría el plano de la conciencia de sus personajes, así como el de los instintos y el de la inconsciencia. Atribuyo a sus conocimientos médicos la claridad de su análisis sobre los secretos escondidos del alma humana, la reacción primaria de los secuestradores y los cambios repentinos e instintivos de la víctima, ese vínculo que la une a su secuestrador y victimario (síndrome de Estocolmo). Instintos confusos de pasión, confusión, dolor y placer, mezclados en un todo caótico e inseparable.
La acertada contextualización, los hechos se desarrollan en ámbitos contrastantes, tugurios miserables, barrios marginales y la clase adinerada indiferente ante los problemas que sufren los perseguidos políticos, ante los secuestros, las torturas y las muertes.
El texto novelístico se erige como testimonio de una época muy presente en la memoria colectiva y es como un gran fresco que pinta una época oscura y horrorosa de nuestro país.
En cuanto al aspecto lingüístico, puedo asegurar que la prosa empleada reproduce el habla de los paraguayos de acuerdo con los estratos sociales a los que la escritora nos conduce. Estilo llano, pulido y ágil, con la dosificación exacta de la adjetivación, la combinación adecuada de los tiempos verbales, y el uso del presente histórico que acerca los episodios con el afán de la actualización y aproximación de los hechos.
Con estructura sólida y la acertada elección de los títulos de cada capítulo, Lourdes Talavera nos entrega una importante novela testimonial y dramática que no abruma con escenas lacrimógenas a pesar del dramatismo y que, sin divertir, distrae con sus jugadas simbólicas de un ajedrez sin fin, y con un jaque mate marca el desenlace que trae paz y serenidad en la vida de la protagonista.
Esta novela está llamada a ser una de las más importantes de esta década.
mbramirez @click.com.py
Editor: Alcibiades González Delvalle - alcibiades@abc.com.py