“Lo que hace un escritor es un trabajo, no un pasatiempo”, afirma Alejandro Hernández

El escritor y miembro de la comisión directiva de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP) Alejandro Hernández y von Eckstein aseguró que para que el escritor paraguayo sobresalga le falta dedicación y entender que lo que hace es un trabajo, no un pasamiento. Señaló también que Augusto Roa Bastos es un “abuelo” de las letras locales, pero que cada autor busca abrirse camino propio.

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Hernández expresó que cuesta publicar un libro en nuestro país, debido a que muchas editoriales actúan más que otra cosa como meras librerías, desconociendo la labor del autor. Alejandro estudió Administración de Empresas, pero escribe desde hace mucho tiempo. Tiene publicados los libros Conspiraciones faraónicas, Bajo la mirada de la cobra, El asesinato del faraón, El aprendiz de brujo y el hada, El fotógrafo de Loma Tarumá, entre otros.

–¿Deben los escritores estar agremiados?

–Sí. A pesar de que el escritor es un individuo que en general prefiere la soledad para crear sus obras, la agremiación es fundamental para poder darse a conocer, y ser leído en Paraguay y en el resto de la región.

–¿Para qué sirve la Sociedad de Escritores del Paraguay?

–Básicamente, nuestra finalidad es defender los derechos autorales; bregar para que todo trabajo literario sea remunerado, incluyendo a los jurados en el caso de concursos literarios, conferencias, entre otros; promover la difusión literaria nacional sin dejar de lado la de las minorías del país, en especial las autóctonas.

También proponemos estimular a la producción literaria, en especial en el caso de los jóvenes, y tratar de derribar las fronteras para que la literatura nacional en general y la de nuestros socios en especial pueda ser conocida y disfrutada fuera de nuestro país, entre otros.

–¿Cuántos socios tienen?

–En la actualidad contamos con 127 socios: 80 en Asunción, 27 en la filial de Itapúa y 20 en la sede de Coronel Oviedo.

–¿Cuesta aglutinar también a los poetas y novelistas, como otras organizaciones?

–Mientras el escritor se vea solo como árbol individual y no comprenda la importancia que el bosque, en conjunto, tiene para él, lamentablemente, tu pregunta es cierta. El que esto cambie es nuestra obligación.

–¿Cómo ve la creación literaria en el Paraguay del siglo XXI?

–Muy activa y variada en cuanto a los temas que se tratan, tanto en los escritores consagrados como en los jóvenes que comienzan a andar por el apasionante mundo de las letras.

–¿Hay nuevos valores en las letras locales?

–Por suerte, sí. Muchos de ellos, dados a conocer por los distintos concursos literarios como ser el Roa Bastos, en el que se dio a conocer Mónica Bustos; el concurso del Club Centenario, el de la Cooperativa Universitaria, o el Premio Literario Grupo General de Seguros, organizado por la SEP y patrocinado por la mencionada casa aseguradora.

–¿Qué necesita el escritor paraguayo para sobresalir?

–Constancia, dedicación y, principalmente, entender que lo que está haciendo no es un pasatiempo, sino un trabajo adicional que tiene para ganarse la vida y, como tal, darle la importancia que se merece.

–¿Es universal la literatura paraguaya?

–Cuando el escritor nacional deje de pensar en forma individualista, podrá salir de esta isla, como la llamaba Roa Bastos, y proyectarse al mundo. Madera y posibilidades para que esto pase hay. Solo hay que remar juntos y de la manera correcta.

–¿Se puede decir que hay todavía una corriente roabastiana muy fuerte entre los autores paraguayos?

–En cuanto a eso, comparto la opinión de José Pérez Reyes, quien dijo, en una entrevista que se le hizo en la última feria del libro porteña, que Roa es como un abuelo al que se lo admira y respeta; sin embargo, todos buscamos abrirnos nuestro propio camino utilizando todas las “herramientas literarias” que tengamos a nuestro alcance.

–¿Por qué le gusta mucho indagar sobre Egipto? ¿Hay algo más que escribir sobre el tema?

–La historia en general y el antiguo Egipto en particular son mi pasión desde que me acuerdo. En mi opinión, la historia es una cantera inagotable para la creación literaria, y más aún cuando se la mezcla y fusiona con la aventura. Esta amalgama historia, ficción, aventura es una herramienta interesante para hacer comprender a los más jóvenes la importancia que tiene la historia, para entender nuestro presente y proyectarnos al futuro.

–En su libro Nueve vidas toca otras temáticas, que van desde el sentido de la vida hasta el romanticismo clásico. ¿Varió su estilo y contenido?

–Puede que estos diferentes estilos se vean más en Nueve vidas porque son cuentos cortos con  temáticas definidas. Sin embargo, en las novelas Conspiraciones faraónicas, El fotógrafo de Loma Tarumá o cualquier otro de mis libros puede que los valores, el sentido de la vida y el romanticismo queden un poco ocultos u opacados por la aventura, pero por supuesto que están presentes.

Podría decir, en todo caso, que la posible diferencia no sea otra cosa que una evolución natural derivada de continuos ensayos y experimentos durante estos últimos 10 años.

–¿Está escribiendo algo actualmente?

–En cuanto a proyectos literarios, en este momento estoy terminando una novela corta juvenil que se llamará El secreto de Paraguarí, que trata sobre la batalla de Paraguarí.

En lo que se refiere a la temática sobre Egipto, tengo una novela terminada y sin publicar llamada “Los ojos de Sejmet”, además de otras dos a medio camino que involucran a Julio César, Cleopatra y a la convulsionada Europa durante la Segunda Guerra Mundial.

–¿Cuesta publicar en Paraguay?

–Sí, en especial porque la mayoría de las editoriales se comportan como librerías y apuestan a lo seguro, o sea, publicar escritores conocidos y “vendibles”. Es cierto que existen excepciones que dan cierto lugar a los escritores noveles, publicando y exhibiendo sus trabajos en las distintas ferias libreras del país y del exterior, pero en general el autor debe ser su propio agente, distribuidor y vendedor en vez de solo dedicarse a lo que debe y sabe hacer: escribir.

–El escritor del siglo XXI, ¿qué desafíos tiene?

–Creo que para el escritor en general el desafío es el mismo desde que este descubrió la manera de transmitir sus sentimientos, experiencias y anhelos a aquellos que decidan leerlos y aprovecharlos. Los medios han cambiando: ayer usaban la tablilla de arcilla o el papiro, hoy el medio digital se impone, pero el desafío de interesar y ganarse al público es el mismo.

En lo que se refiere a la SEP, el desafío es que el escritor nacional sea valorado tanto por el público interno como conocido y respetado por el externo. Sabemos que la tarea no es fácil; sin embargo, ya hemos entreabierto la puerta. Solo resta que todos juntos empujemos el carro.

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