Lo más simple del arte

Cualquier trozo de papel puede ser cómplice de un lápiz para producir una obra de arte que alíe el lenguaje más simple y el significado más profundo en esa mínima expresión que da su nombre a la muestra, inaugurada este pasado miércoles en la galería Hepner, de Toni Roberto. He aquí las palabras del artista sobre esta exposición surgida del recuerdo.

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–¿Qué es 1/1 (mínima expresión)?

–Va más allá de hacer arte: es un pensamiento, un discurso, una manera sintética de decir. Creo que necesitamos nuevos discursos, nuevas maneras de comunicar, y que eso tiene que ver con la educación. Pero con la educación en el más amplio sentido de la palabra. Puedo explicar a qué me refiero con una anécdota. Hace poco, me pasó algo muy simpático en un clásico bar del centro de Asunción. Pedí una ensalada césar con pollo grillé. Me trajeron un plato, más otro plato al lado. Le dije a la moza que me había entendido mal, y la respuesta fue: «Che rey (mi rey), la próxima vez hablá menos para que no te traigan mal tu pedido; dijiste de más la palabra “grillé”». Esa frase se me quedó, latente, porque… ¡es tan ilustrativa! Y bueno, creo que necesitamos poder de síntesis en todos los campos: en la política, en las artes visuales, en la gastronomía. Lo que me dijo la moza es un ejemplo del hecho de que las lecciones no se reciben solo en la universidad o en el colegio, sino también en sencillos diálogos como este.

–¿Así se originó la idea?

–«1/1 (mínima expresión)» tiene su origen en mi época de colegio. Es muy usual que el profesor te diga en clase: «Dejá de dibujar en tu cuaderno y hacé tu deber». Bueno, entonces, como tenía que dibujar de alguna manera, aprendí a hacerlo en espacios pequeños. A veces algo, cuando te lo prohíben, se torna obsesivo. Así empecé a dibujar. A la prohibición se sumó la suerte de tener un tío que me regalaba cuadernitos y lápices, cosa que me hizo sistematizar mi dibujo. La tarea se consolidó con un taller de educación por el arte en el colegio Cristo Rey, taller que en esa época dirigía Olga Blinder.

–¿Qué opinas del estado de las artes visuales en Paraguay?

–Hoy ya no sirve hacer lindos cuadros. Cuando me dicen que una obra es linda, yo digo que una obra es buena o mala, no linda o fea. El arte no puede ser un mero elemento decorativo. Ni comprarse y venderse como mera decoración. Es importante que una muestra tenga un contenido, un discurso, que visitarla sea más o menos como leer un libro.

Por otro lado, también es importante democratizar el arte en Paraguay, pero en el sentido más amplio de la palabra; por eso, cuando trabajé en el primer año de la Selección Texo, aconsejé llamar a un concurso de diez artistas paraguayos emergentes con un jurado argentino-paraguayo que buscaba la diversidad, y fueron escogidos artistas de colectivos del interior del país, una chica que trabaja con su comunidad en la Chacarita, un enfermero escultor. Creo que debemos apuntar a eso, pues ayudará a pensar el país en términos colectivos y a tener una sociedad más integrada, más cohesionada.

–¿Podemos, entonces, hablar de un arte ligado a lo político?

–¿Por qué no? Debería estar ligado a todo el espectro del pensamiento. Históricamente, el dibujo fue gravitante en los años veinte en Paraguay. Mucha gente joven no tiene idea de quién era Juan Sorazábal, o Miguel Acevedo, o Andrés Guevara, toda una generación de artistas que incidieron con su obra en la política paraguaya, a tal punto que muchos fueron exiliados a Argentina o a Brasil.

–Y la comunicación, ¿cómo incide en tu obra?

–Entré al mundo de las comunicaciones de manera muy particular. Un día me llamó Gloria Rubín y me invitó a su programa. Pensé que era solo por ese sábado. Cuando terminó, me dijo: «Ve ya tus temas para el próximo sábado». Solo allí entendí que me quedaba en «Casa Abierta», un programa histórico de radio Ñandutí que en su segunda temporada ya tiene más de quince años. En ese espacio puedo abordar temas culturales, de artes visuales, etc. En ese tiempo, también me llamó Mario Orcinoli para hacer un programa sobre los barrios de Asunción en el Noticiero Central de Unicanal, cosa que hice por cuatro meses. Esa pasión por los barrios hoy la canalizo en el programa «Dibujando tu Barrio» todos los lunes por la noche en Ñandutí. También estuve de madrugada en la radio de 1:00 a 5:00 horas durante ocho meses.

–Un artista polifacético...

–Creo que todo incide en todo, y eso es lo que quiero lograr, pero siempre con el dibujo como eje de mi obra. Una vez me dijo Gaby Zuccolillo: «Todo lo que hagas, en el campo en que lo hagas, debe girar en torno a tu dibujo; no tenés derecho a privarnos de eso».

–Pero, en fin, ¿cuál es la temática de esta muestra?

–En esta muestra dejo un poco lo referencial, la ciudad, los barrios, etc. Más bien tiene que ver con buscar soluciones a la pura línea. Que la línea por sí misma puede encontrar nuevos discursos es una premisa que me dejó el maestro Livio Abramo y que tengo siempre presente. Me decía: «Capitán, destruya las formas viejas y encuentre formas nuevas usando solo la línea». Este pensamiento de Abramo podríamos extrapolarlo al discurso político de hoy, que en general tiene formas viejas; en este punto, las artes visuales, sumadas a la educación, podrían ayudar.

Vos hiciste que el dibujo resurgiera del olvido...

Creo que nada tiene que ver con nada; es un poco loco lo que digo... Me refiero a que mi investigación de la línea va por un lado; mi dibujo referencial, cuando dibujo la ciudad, las casas, va por otro, y la comunicación sigue otro camino. Siempre tengo como referencia en esto a Jenaro Pindú, pues su obra arquitectónica iba por un lado, y su obra dibujística, por otro. Las soluciones del dibujo y las de la arquitectura no son para nada las mismas; pensar que lo son es señal de que vamos mal.

Esta muestra encierra un concepto: se trata llevar las obras de mis cuadernitos ocultos a una cartulina francesa de primer nivel, acuarelarlas y vestirlas, en una especie de «debut en sociedad», como aquellos donde los hijos debutan por primera y única vez.

EL DATO

La muestra 1/1 (mínima expresión) de Toni Roberto estará abierta al público hasta el viernes 16 de octubre en Hepner Galería de Arte (sita en Nuestra Señora del Carmen 623) de lunes a sábados, de 10:00 a 17:00 horas. Son veintiséis obras acuareladas rescatadas de cuadernillos de diversas épocas en los que el artista trazó formas que ahora cobran vida en este espacio.

pgomez@abc.com.py

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