Libro dedicado a las plantas medicinales del Paraguay

El libro “Plantas medicinales del Paraguay”, resultado de muchos años de investigaciones, fue presentado en el auditorio de la Asociación Indigenista del Paraguay que ahora lleva el nombre de “Miguel ‘Gato’ Chase”, fallecido hace cuatro años, y que durante mucho tiempo ocupó la presidencia de esta entidad.

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El libro se debe a Ricardo Moreno Azorero y colaboradores como los profesores doctores Pastor Arenas y Bernardo Schvartzman, y los profesores licenciados Virginia Fernández, Deidamia Franco-Diana y Marcela Ramírez.

Este volumen, en realidad, es una recopilación de los artículos de investigación publicados por un grupo dirigido por el doctor Moreno Azorero, que fue desarrollado en el Instituto de Ciencias Básicas (posteriormente Facultad de Ciencias Exactas y Naturales) de la Universidad Nacional de Asunción.


El proyecto
Esta investigación se inició con un proyecto de estudios genéticos de las poblaciones indígenas del Paraguay.

Los estudios demostraron el alto grado de endogamia y baja fertilidad. Se comprobó que para el control de la natalidad se utilizaban tres métodos: infanticidio, aborto mecánico y plantas medicinales.

La utilización de plantas medicinales constituye una serie de prácticas que desarrollaron, desde la antigüedad, los pueblos primitivos. Es así como la Organización Mundial de la Salud (OMS), con sede en Ginebra, abrió un proyecto de estudios de los métodos naturales para el control de la natalidad. Con el estímulo de este organismo internacional y otras instituciones se estudiaron la etnobotánica, la taxonomía, la fitoquímica, la toxicidad y la farmacología de las plantas medicinales utilizadas por los indígenas y la población rural del Paraguay.


Los inicios
Los autores del libro explican, en la introducción, los pasos que se siguieron para lograr este volumen.

“Estos trabajos de investigación -se señala en el prólogo- se inician con un proyecto de estudio genético de las poblaciones indígenas del Paraguay. En efecto, uno de los autores, con especialización en genética humana en el área del diagnóstico citogenético de patologías endocrinas, no encuentra casuística suficiente para desarrollar este tema en el entonces Instituto de Ciencias Básicas de la UNA, y resuelve cambiar la orientación hacia el conocimiento de la genética de población de comunidades indígenas autóctonas”.

“En este sentido, se inician los trabajos con el estudio de una población indígena cercana a la capital, pero con un alto grado de aislamiento y mantenimiento de su lengua y de sus costumbres. Se trata de la comunidad Maka, ubicada en la colonia Fray Bartolomé de las Casas, en el Chaco’i, frente al Jardín Botánico de Asunción”.

“Posteriormente se realizaron estudios en otras varias comunidades indígenas, como los Nivaklé, Ayoreos, etc. Los resultados muy significativos de la investigación en la comunidad Maka demostraron un alto grado de endogamia, alta mortalidad (36% de ellos murieron antes de la edad de reproducción), y baja fertilidad (promedio de 3,6 nacidos vivos por mujeres que completaron su performance reproductiva), y baja variación en el tamaño de la familia”.

“Esta situación nos llevó a investigar cómo las poblaciones indígenas regulaban su fertilidad. Con tal pretexto se inició una intensa búsqueda bibliográfica sobre el tema, y se publicó un trabajo de antropología cultural sobre ‘reproducción, matrimonio y familia de los aborígenes del Paraguay’. Se realizó también una encuesta personal en las comunidades indígenas, y se comprobó que para el control de la natalidad se utilizaban tres métodos: 1) las plantas medicinales; 2) el aborto mecánico y 3) el infanticidio”.


Metodos para regular la fecundidad
En otro momento del mismo prólogo, se señala: “La utilización de las plantas medicinales para regular la fecundidad constituye parte de una serie de prácticas que desarrollaron desde la antigüedad los pueblos primitivos. Su vigencia, aún en la actualidad, es importante porque es el modo habitual de intentar planificar el número de hijos en ciertas sociedades primitivas”.

“En los últimos años, con el extraordinario aumento de la población mundial, todos los sistemas de planificación familiar han adquirido un rol de primer orden en el campo de las investigaciones”.

“En este sentido, la Organización Mundial de la Salud, con sede en Ginebra (Suiza), ha resaltado que ‘existen diversos informes sobre pruebas más o menos precisas de que existen ciertos extractos vegetales que son capaces de iniciar contracciones uterinas sin producir efectos secundarios obvios’. Aclara también que se ‘proyecta revisar esos informes y considerar la posibilidad de establecer investigaciones adecuadas en colaboración’”.

“Con este estímulo del máximo organismo internacional de la salud, se inició el trabajo de investigar cuáles son las plantas medicinales utilizadas para regular la fecundidad por las poblaciones indígenas del Paraguay. Se obtienen los nombres de 22 plantas utilizadas por diez grupos étnicos diferentes de distintas comunidades que habitan nuestro país”.

“Estas plantas son utilizadas como abortificantes, contraceptivas, esterilizantes y fecundizantes”.

“Concomitantemente, el mismo trabajo se realiza en la población rural o campesina. Las encuestas fueron realizadas a obstetras tituladas y empíricas, curanderas y vendedoras de plantas medicinales, y se obtiene la información de 33 plantas y 14 brebajes con porciones de dos o más plantas”.

“La taxonomía, el nombre científico de cada planta, se realiza con la colaboración de conocidos botánicos de nuestro país, y para confirmar, se enviaron herbarios a centros de renombre internacional, como el Darwinion de Argentina, el Botanical Garden de Ginebra y de Londres, el Instituto de Botánica de Corrientes, y otros”.

“En cada planta se reconoce el nombre popular, la parte usada (raíz, tallo, hoja), la forma de preparación (en infusión, decocción), la cantidad requerida y otro tipo de información”.
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