Las fiestas de Yvu/Altos

Ceremonias colectivas como dramatización y reinterpretación de procesos históricos y experiencias sociales.

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La antropóloga alemana Regina Kretschmer, que desde hace años reside en nuestro país, acaba de lanzar su libro “Las fiestas de Yvu/Altos”, una comunidad de la Cordillera, a cinco kilómetros de la ciudad de Altos, la primera reducción que se fundó en Paraguay.

La capilla de Yvu es el centro de encuentro de los pobladores donde tienen lugar las festividades de San Pedro y San Pablo, el 28 de junio. Estos actos religioso-profanos motivaron el interés de la estudiosa.

El ritual, nos dice, consiste en una dinámica secuencia de representaciones, en que se combinan juegos típicos de la cultura popular, escenas de propia autoría y figuras tradicionales.

Entre los juegos tradicionales se presentan: el toro candil, toro ñarõ, kavaju katupyry, el casamiento koygua. Estos son recreados e inspirados en acontecimientos actuales. También están presentes el yvyra sýî y el Judas kái.

Las figuras que acompañan a las representaciones son los Kamba -figuras disfrazadas con vestidos y máscaras de madera- que presentarán al Kamba Ra´anga y al Kamba Jeroky y los Guaicurúes, personajes históricos de matiz mítico, cubiertos con máscaras de tela y una vestimenta hecha de hojas de banano. También participa un grupo de chicas -sin ningún disfraz- que acompaña a las secuencias con un haz de kapi´i encendido.

Lo innovador de la festividad en Yvu –nos cuenta la antropóloga- consiste en la reelaboración original y creativa de todos estos elementos, que son creados y recreados cada año. Así, nace algo nuevo sobre figuras, escenas y elementos conocidos, otorgándoles interpretaciones y contenidos nuevos.


LA DESCRIPCIÓN

El espacio libre en el patio de la capilla, dice Cristina, funciona como escenario. Es el centro de la fiesta y es aquí donde toman lugar las representaciones. El público se ubica en bancos alrededor del improvisado escenario.

En la entrada misma del predio, se encuentra el Judas, hecho de paja y colgado de un árbol. En la copa de otro árbol cercano, se ha instalado un conjunto de extraños objetos de los que solamente se puede reconocer una figura humana, representada por un muñeco. Al lado se ubica la cantina, donde se venden bebidas y comidas típicas paraguayas, como mbeju, sopa y chipa guasu.

Al anochecer, el grupo de chicas enciende una gran fogata, cuyas llamas se mantendrán vivas toda la noche. Las chicas son las encargadas de conservar el fuego –de donde se nutrirán luego los haces de kapi´i durante toda la fiesta. La tradición dice que las chicas deben cumplir este ritual durante siete años seguidos.

La fiesta se inicia con el recorrido de las jóvenes por la ronda de los espectadores, dibujando una línea imaginaria en el aire con sus haces de paja encendida.

Luego se escucha un tambor –o caja como lo llaman- y el grupo de Guaicurúes ingresa por la entrada principal. Las dos personas que encabezan, portan una bandera paraguaya y una bandera roja. El grupo de Guaicurúes se acerca a la capilla y se persigna ante las imágenes de San Pedro y San Pablo, ubicadas en un altar adornado con flores. Luego, el grupo se levanta y sale por el mismo sitio de entrada. Toda esta parte de la ceremonia se realiza en silencio, para dejar oír el susurro que producen las hojas de banano con el movimiento, lo cual constituye todo un espectáculo visual y sonoro.

Llegado un momento, comienza a sonar un tambor y a su ritmo entra danzando un grupo de Kambá. Los integrantes, todos varones, visten, sin embargo, atuendos femeninos, largos o cortos y llevan máscaras de madera. Súbitamente, aparece otro grupo de Kamba bailando, esta vez integrado por niños, también varones disfrazados, pero de manera más variada: entre ropa deportiva, vestidos femeninos y -todos- con máscaras de madera. Dos de ellos, curiosamente, tienen aspectos de militares: portan casco militar y ametralladoras.

Los Kamba, los Guaicurúes y las chicas -figuras derivadas de la historia- estarán presentes en el escenario y acompañarán el espectáculo durante la noche. Aunque no sean protagonistas, son actores permanentes del ritual. Su presencia y actuación están marcadas por el toque del tambor que les va indicando sus movimientos.

Interrumpimos las demás descripciones, igualmente curiosas, para hablar de la influencia de diferentes tiempos y elementos culturales.


REINTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD SOCIAL

En esta fiesta -dice la autora- se escenifican partes de la historia de la comunidad, así como figuras y acontecimientos contemporáneos que reflejan la influencia de diferentes tiempos y culturas.

Así, como -en el caso de los Guaicurúes- con una presentación del indígena de la época colonial y de la joven República. Algunos juegos, como el toro candil o la carrera de caballos, indican la influencia española en la cultura popular paraguaya. Otros elementos se nutren de acontecimientos y personajes de la contemporaneidad que permiten la constante reinterpretación de la realidad social.
El libro de Regina Kretschmer tiene otros capítulos que recogen sus investigaciones acerca de una de nuestras expresiones culturales.



Fotografías: Jorge Sáenz
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