Las duras verdades del Conarem

Proliferación de facultades de medicina. Con la ayuda de un inútil o probablemente venal Consejo de Universidades y una reciente maliciosa modificación de un artículo de la ley universitaria por el Congreso (que facilita la creación de nuevas carreras) existe en el país una proliferación incoercible de nuevas facultades de medicina.

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La mayoría de estas instituciones públicas o privadas no poseen las condiciones estructurales o de recursos humanos requeridos para una universidad moderna. Una sola facultad, la más antigua, pero no por ello necesariamente la mejor, cuenta con un hospital, pero en estado calamitoso. ¡Facultades de medicina sin hospital propio! En pocos años, el país estará produciendo 1000 médicos anuales de precaria formación. Se trivializa la compleja, prolongada y costosa formación de un médico. Si ello ayudara a la mejor distribución de la atención médica en un país con una cobertura poblacional de solo el 60% podría interpretarse el hecho como benéfico. Pero por experiencia de otros países en los que ha ocurrido no es probable que mejore tal distribución. Si ocurriera, la baja calidad de los médicos le impediría cumplir con la función.

El fenómeno de la transición de la medicina precientífica a la moderna fue estudiado en detalle por el sociólogo Paul Starr en los Estados Unidos, donde en el siglo XIX cualquier médico con fama y clientela amplia creaba en su garaje una facultad de medicina. Hubo más de 500 facultades. Pero los graduados de estas instituciones no curaban no pudiendo competir con curanderos mágicos y menos con “médicos” naturalistas. El advenimiento de la medicina científica basada en el modelo germánico a principios del siglo XX devino en el derrumbe de esa seudomedicina cerrándose más de 400 facultades por presión del público. Mientras en los Estados Unidos de América existe una facultad de medicina por cada dos millones de habitantes en el Paraguay hay una por cada 500.000. A menos que ayer no haya sido creada una nueva, existen doce facultades de medicina en el Paraguay, seis en la capital y seis en ciudades del interior.

La óptica del Conarem: 99% de aplazados

Próximamente se publicará en la Biblioteca Virtual de Salud, patrocinada por la OPS, el excelente trabajo realizado por el profesor doctor Raúl Fernando Gulino Canese titulado “El médico paraguayo recién graduado desde la óptica del CONAREM”. Se dan a conocer resultados de las pruebas de selección de médicos recién graduados para acceder a residencias médicas bajo la coordinación de la Comisión Nacional de Residencias Médicas, que funciona en Asunción desde el 2005 y en la que el autor del trabajo es uno de los principales directivos.

Se presentaron este año a las pruebas 282 médicos de seis universidades públicas y privadas y de universidades extranjeras, preferentemente de Cuba, para competir por 220 plazas en sus especialidades de predilección. Expresa el Dr. Gulino que si se considera como 60% el porcentaje mínimo de respuestas correctas habitualmente utilizadas en las facultades de medicina del país (esta cifra es de 80% en otros países), 99% de los alumnos reprobaron el examen este año. Solo 1% superó ese porcentaje. ¡El promedio de notas para todos los egresados fue de 43% solamente! Dentro de estos bajos porcentajes, el rendimiento fue superior en las universidades públicas que en las privadas, lo que coincide con mecanismos de admisión más rigurosos en aquellas. Notoriamente, muy por debajo de las demás, el peor rendimiento fue el de los graduados en el extranjero, la gran mayoría de facultades de medicina de Cuba.

Ranking de universidades. Nueva e insólita figura

Explica el Dr. Gulino en la metodología de su meticuloso trabajo que las facultades de medicina mejor ubicadas en lo que él denomina el Ranking de Universidades (de facultades de medicina) del Paraguay serán aquellas cuyos egresados ocupen los primeros 65 lugares. Las peores rankeadas serán aquellas cuyos postulantes ocupen el puesto 131 en adelante. Observando los datos del 2007, las universidades públicas ocuparon los primeros lugares; las privadas, lugares intermedios y las cubanas, los últimos. El ranking se estableció de la siguiente manera:

A- Primeros lugares o porcentajes de alumnos de facultades que lograron ingresar en los primeros 65 lugares fueron:

1- Universidad Nacional de Itapúa (43%).

2- Universidad Nacional de Asunción (39%).

3- Universidad Nacional del Este (33%).

B- Los últimos lugares correspondieron a los porcentajes de alumnos egresados de facultades posicionados en los lugares 131 en adelante.

1- Universidades extranjeras, preferentemente de Cuba (70%).

2- UniNorte (57%).

3- Pacífico (55%).

4- Universidad Católica de Villarrica (50%).

Estos datos no son para ufanarse, como ocurriera luego de exámenes anteriores en los que los decanos de facultades utilizaron el posicionamiento en los exámenes del Conarem como prueba de su valor académico. Es justo lo contrario. Hubo un masivo aplazo, ya que solo 1% de los egresados contestó correctamente el 60% de las preguntas del examen. Podría argumentarse que se requieren más criterios para estratificar la calidad de una universidad, pero la calificación de sus graduados en un examen serio de admisión parece razonable y fue el criterio utilizado por el Dr. Gulino. Este ranking, considerando las notas obtenidas, en realidad estratifica a las menos peores y a las peores instituciones introduciendo una nueva e insólita figura en la estratificación universitaria. ¿Tendremos alguna vez en el Paraguay un ranking de las mejores universidades, como aquel de la universidad de Shangai?

Deterioro de la Facultad de Ciencias Médicas

La confiabilidad de los datos radica en la coherencia de los resultados en tres años consecutivos de las pruebas (2005, 2006 y 2007), excepto un mejoramiento de las universidades públicas de Itapúa y del Este, y un deterioro progresivo de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA, paradójicamente la única facultad con hospital propio. Pero este último fenómeno no sorprende a quienes hemos notado un decaimiento académico de nuestra principal facultad en los últimos años, coincidente con el deterioro de la propia Universidad Nacional de Asunción, que se resiste denodadamente a los cambios. Es cierto que los mejores egresados de la FCM en general eligen residencias en el Hospital de Clínicas y no participan del examen del Conarem. El aplazamiento masivo de los médicos recién egresados de las facultades de medicina del país es preocupante y confirma la sospecha del bajo nivel educacional de dichas instituciones.

El fracaso de los egresados de universidades extranjeras

El pésimo posicionamiento de graduados de universidades extranjeras mayoritariamente cubanas y algunas de países vecinos como Bolivia sorprende. Se habla de la excelencia de la medicina cubana y miles de paraguayos y latinoamericanos acuden a sus hospitales para tratamiento médico. Conozco un hospital cubano universitario de posgrado en La Habana, el de “Los Hermanos Almejeiros” que me parece muy bueno. Su presupuesto es parecido, pero este hospital es técnica y académicamente superior al Hospital de Clínicas. No conozco las otras facultades de medicina cubanas donde van nuestros alumnos, pero me costaría creer que sean peores que las nuestras. Se dice que nuestros compatriotas fueron cuidadosamente seleccionados entre los mejores estudiantes de sus respectivos colegios en los medios rurales. ¿Será que las notas que recibieron en la secundaria no reflejan su capacidad? Pero la mayoría, de acuerdo al documento del Dr. Gulino, obtuvo altas calificaciones en las universidades de Cuba, lo que refleja que sí estaban preparados para esas facultades. Estos promedios fueron significativamente superiores a los obtenidos por egresados de las universidades locales. ¿Será que los sistemas de enseñanza médica en Cuba son tan diferentes que nuestros alumnos estarían siendo testados injustamente con un modelo que ellos desconocen? O como una educadora me dijo, no puede aplazarse el 99% de los alumnos, que el examen esté mal estructurado. Sin embargo, estas pruebas fueron realizadas por el mejor equipo de expertos del país, de larga experiencia y actualización en el tema. Además el examen no es de gran dificultad y refleja solamente el conocimiento de los alumnos en las grandes materias de cirugía, obstetricia, pediatría y medicina interna, ¡y no se contemplan las ciencias básicas, de mayor complejidad aunque fundamental en la medicina moderna! ¿Será que estos alumnos sufrieron en el momento del examen un estado de estrés colectivo? ¿Será que pudo afectarles el cambio cultural dado por las sucesivas transmutaciones de una vida en la bucólica, individualista y libertaria sociedad rural paraguaya a un modelo experimental de socialismo ortodoxo dirigista con karu poka y de vuelta la reinserción a una caótica primitiva y pretenciosa sociedad urbana preindustrial? El tema preocupa, es complejo, pertenece al campo de las ciencias sociales y educativas, y requiere de más estudios.

Dr. Antonio L. Cubilla
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