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Escribano Carlos Vallejos Salaberry
Comenzaremos lo que a continuación relatamos, sin pretensión de forma u ortodoxia literaria alguna; con una semblanza del capitán Gregorio Benites, antes, durante y después de la Guerra contra la Triple Alianza.
Nació en la ciudad de Villarrica en el año 1834. Contrajo matrimonio con doña Susana Aramburú y de cuya unión nacieron dos hijos: doña Susana Benites Aramburú y don Américo Benites Aramburú. Doña Susana fue ahijada del Dr. Juan Bautista Alberdi, político argentino, grande y férreo defensor de la causa paraguaya, antes y después de la Guerra Grande.
Y dice, el capitán Gregorio Benites en uno de los muchos libros escritos por el mismo, titulado: ANALES DIPLOMÁTICO Y MILITAR DE LA GUERRA DEL PARAGUAY. "( ) a la edad de 17 años, me tocó mi turno de ser llamado al ejército de la República, establecido a la sazón en el campamento de Paso de Patria. Senté plaza en el Batallón N° 1, al mando del entonces coronel, más tarde, general, Vicente Barrios. ( )Tomé parte en la formación del campamento de Humaitá y de sus fortificaciones en 1856. Asistí a los preparativos bélicos hechos en dicho punto el mismo año. ( ) A principio del año 1856, el general López, estando en el campamento de Humaitá, mandó a llamarme ( ) Después de una larga y variada conversación, me propuso que escogiera entre quedarme con él en calidad de escribiente en el ministerio de guerra y marina, del que era titular, o volver a mi batallón con ascenso militar ( ) La proposición era ventajosa para mí, ( ) por lo que no vacilé en optar por la primera proposición. Desde entonces quedé al lado del general López, puede decirse en el doble carácter de secretario particular y oficial, pues a la vez tenía a mi cargo su archivo privado y su biblioteca, también tenía el manejo de los papeles oficiales del ministerio de guerra y marina. A la vez que me dedicaba a la lectura de las obras más instructivas de la biblioteca a mi cargo, estudiaba también el francés con mi compañero, el secretario teniente Paulino Alén, que lo poseía. ( ) El señor don Carlos Saguier ( ) tenía también la galantería de darme algunas lecciones del idioma de Voltaire ( ).
"En 1859, el general don Francisco S. López, ministro de Guerra y Marina, fue designado por el gobierno de la República, como mediador entre el gobierno de la Confederación Argentina y la Provincia de Buenos Aires, en guerra civil a la sazón y la cual terminó bajo la acción de la diplomacia paraguaya ( ) El ministro paraguayo se trasladó a la República Argentina ( ) El personal de la legación se componía de la manera siguiente: General Francisco Solano López, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario. Secretarios: Benigno López, Paulino Alén y Gregorio Benites. Agregados: Carlos Saguier, Ildefonso A. Bermejo y otros ( )". El Convenio del 11 de noviembre de 1859 fue el resultado de la misión diplomática que con tan feliz éxito desempeñara el mediador paraguayo, en una querella entre hermanos argentinos.
SINGULAR MISIÓN DIPLOMÁTICA EN BERLÍN, año 1864. "Después de algunos meses de la llegada de Bareiro a París y hacerse cargo de la Legación de la República, el Presidente López le dio instrucciones para que me mandara en misión a Berlín, llevando al Rey de Prusia, 6.000 libras de yerba paraguaya, con que el jefe de Estado del Paraguay retribuía el obsequio que le había hecho el Soberano prusiano por intermedio de su agente diplomático, Von Gulich. Además, el objeto de López era introducir y hacer aceptar, si posible fuera, la yerba paraguaya, como consumo de los ejércitos en Europa. S.M. el Rey Guillermo de Prusia, más tarde Emperador de Alemania, me acogió con la más expresiva distinción. Aunque simple Secretario de Legación, en aquella época, me hizo el alto honor de invitarme a varios banquetes que dio en su palacio, durante mi presencia en Berlín, a notabilidades diplomáticas, civiles y militares, de la Corte. La primera vez que fui invitado ha sido al día siguiente de mi arribo a Berlín y después de haber hecho entrega al gran Mariscal del Palacio, de la encomienda de que era portador. En una larga conversación que el Soberano prusiano me dispensó después de la comida, S.M. me manifestó su deseo de probar el mate paraguayo. Me pidió le indicara la manera de prepararlo. A lo que le ofrecí preparárselo yo mismo, el día que tuviera a bien designar. En el acto me fijó las 9 de la mañana del día siguiente, hora en que me esperaría en Palacio para probar el mate paraguayo. La misión era delicada para mí, por su carácter especial ( ) Concurrí a Palacio a la hora convenida, el día siguiente, llevando la yerba y el mate con su correspondiente bombilla. Encontré con S.M. muchos personajes ansiosos de conocer y probar el mate paraguayo. Me esperaban con agua caliente en su calentador y azúcar sobre la mesa del comedor. Empecé a llenar mi cometido cebando el primer mate a S.M. con todo el esmero que había meditado, a fin de evitar que le subiera el polvo de la yerba por la bombilla, como suele suceder con el primer mate. El Rey tomó en la mano el mate cebado y contemplándolo primero un rato el mate y su bombilla, empezó a sorber y a saborear la infusión de la yerba. Dijo que era bastante agradable al paladar y que tenía en su gusto alguna semejanza con el té de la China. Enseguida me pidió le cebara otro mate más.
"Es obvio decir, que éste segundo mate salió mucho mejor que el primero, ya sin las partículas de la yerba ( ) Los señores presentes me pidieron que les cebara un matecito, a lo que condescendí con el mayor placer, racionando a cada uno de ellos, tuve que echar yerba fresca al mate a fin de dar cumplimiento a mi cometido. Todos quedaron muy satisfechos; tomaron el mate con los mismos instrumentos".
Comenzaremos lo que a continuación relatamos, sin pretensión de forma u ortodoxia literaria alguna; con una semblanza del capitán Gregorio Benites, antes, durante y después de la Guerra contra la Triple Alianza.
Nació en la ciudad de Villarrica en el año 1834. Contrajo matrimonio con doña Susana Aramburú y de cuya unión nacieron dos hijos: doña Susana Benites Aramburú y don Américo Benites Aramburú. Doña Susana fue ahijada del Dr. Juan Bautista Alberdi, político argentino, grande y férreo defensor de la causa paraguaya, antes y después de la Guerra Grande.
Y dice, el capitán Gregorio Benites en uno de los muchos libros escritos por el mismo, titulado: ANALES DIPLOMÁTICO Y MILITAR DE LA GUERRA DEL PARAGUAY. "( ) a la edad de 17 años, me tocó mi turno de ser llamado al ejército de la República, establecido a la sazón en el campamento de Paso de Patria. Senté plaza en el Batallón N° 1, al mando del entonces coronel, más tarde, general, Vicente Barrios. ( )Tomé parte en la formación del campamento de Humaitá y de sus fortificaciones en 1856. Asistí a los preparativos bélicos hechos en dicho punto el mismo año. ( ) A principio del año 1856, el general López, estando en el campamento de Humaitá, mandó a llamarme ( ) Después de una larga y variada conversación, me propuso que escogiera entre quedarme con él en calidad de escribiente en el ministerio de guerra y marina, del que era titular, o volver a mi batallón con ascenso militar ( ) La proposición era ventajosa para mí, ( ) por lo que no vacilé en optar por la primera proposición. Desde entonces quedé al lado del general López, puede decirse en el doble carácter de secretario particular y oficial, pues a la vez tenía a mi cargo su archivo privado y su biblioteca, también tenía el manejo de los papeles oficiales del ministerio de guerra y marina. A la vez que me dedicaba a la lectura de las obras más instructivas de la biblioteca a mi cargo, estudiaba también el francés con mi compañero, el secretario teniente Paulino Alén, que lo poseía. ( ) El señor don Carlos Saguier ( ) tenía también la galantería de darme algunas lecciones del idioma de Voltaire ( ).
"En 1859, el general don Francisco S. López, ministro de Guerra y Marina, fue designado por el gobierno de la República, como mediador entre el gobierno de la Confederación Argentina y la Provincia de Buenos Aires, en guerra civil a la sazón y la cual terminó bajo la acción de la diplomacia paraguaya ( ) El ministro paraguayo se trasladó a la República Argentina ( ) El personal de la legación se componía de la manera siguiente: General Francisco Solano López, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario. Secretarios: Benigno López, Paulino Alén y Gregorio Benites. Agregados: Carlos Saguier, Ildefonso A. Bermejo y otros ( )". El Convenio del 11 de noviembre de 1859 fue el resultado de la misión diplomática que con tan feliz éxito desempeñara el mediador paraguayo, en una querella entre hermanos argentinos.
SINGULAR MISIÓN DIPLOMÁTICA EN BERLÍN, año 1864. "Después de algunos meses de la llegada de Bareiro a París y hacerse cargo de la Legación de la República, el Presidente López le dio instrucciones para que me mandara en misión a Berlín, llevando al Rey de Prusia, 6.000 libras de yerba paraguaya, con que el jefe de Estado del Paraguay retribuía el obsequio que le había hecho el Soberano prusiano por intermedio de su agente diplomático, Von Gulich. Además, el objeto de López era introducir y hacer aceptar, si posible fuera, la yerba paraguaya, como consumo de los ejércitos en Europa. S.M. el Rey Guillermo de Prusia, más tarde Emperador de Alemania, me acogió con la más expresiva distinción. Aunque simple Secretario de Legación, en aquella época, me hizo el alto honor de invitarme a varios banquetes que dio en su palacio, durante mi presencia en Berlín, a notabilidades diplomáticas, civiles y militares, de la Corte. La primera vez que fui invitado ha sido al día siguiente de mi arribo a Berlín y después de haber hecho entrega al gran Mariscal del Palacio, de la encomienda de que era portador. En una larga conversación que el Soberano prusiano me dispensó después de la comida, S.M. me manifestó su deseo de probar el mate paraguayo. Me pidió le indicara la manera de prepararlo. A lo que le ofrecí preparárselo yo mismo, el día que tuviera a bien designar. En el acto me fijó las 9 de la mañana del día siguiente, hora en que me esperaría en Palacio para probar el mate paraguayo. La misión era delicada para mí, por su carácter especial ( ) Concurrí a Palacio a la hora convenida, el día siguiente, llevando la yerba y el mate con su correspondiente bombilla. Encontré con S.M. muchos personajes ansiosos de conocer y probar el mate paraguayo. Me esperaban con agua caliente en su calentador y azúcar sobre la mesa del comedor. Empecé a llenar mi cometido cebando el primer mate a S.M. con todo el esmero que había meditado, a fin de evitar que le subiera el polvo de la yerba por la bombilla, como suele suceder con el primer mate. El Rey tomó en la mano el mate cebado y contemplándolo primero un rato el mate y su bombilla, empezó a sorber y a saborear la infusión de la yerba. Dijo que era bastante agradable al paladar y que tenía en su gusto alguna semejanza con el té de la China. Enseguida me pidió le cebara otro mate más.
"Es obvio decir, que éste segundo mate salió mucho mejor que el primero, ya sin las partículas de la yerba ( ) Los señores presentes me pidieron que les cebara un matecito, a lo que condescendí con el mayor placer, racionando a cada uno de ellos, tuve que echar yerba fresca al mate a fin de dar cumplimiento a mi cometido. Todos quedaron muy satisfechos; tomaron el mate con los mismos instrumentos".