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EL COMPROMISO DE LA UNIVERSIDAD
En el Palacio de las Convenciones de la mágica ciudad de La Habana se acaba de realizar el Noveno Congreso Internacional de Educación Superior “Universidad 2014” del 10 al 14 de febrero. Bajo el lema “Por una universidad socialmente responsable”, un rico debate puso en primer plano el papel de la universidad como institución capaz de liderar la creación y difusión del conocimiento, de orientar la indagación de soluciones a la inequidad y la exclusión y de propiciar la formación de ciudadanos capaces y éticamente comprometidos con el logro del bienestar general.
Para Rodolfo Alarcón Ortiz, ministro de Educación Superior de Cuba, la presencia de tantos participantes confirmaba, como señaló en la conferencia inaugural, lo apropiado del tema elegido para esta convocatoria académica, la actualidad de la preocupación por el papel de la universidad en la vida de las sociedades y, por ende, en la búsqueda de una transformación que promueva la justicia, la inclusión y la integración y la lucha contra la pobreza dentro de un desarrollo sustentable; la tendencia a la polarización social y la agudización de la crisis ecológica desafían hoy a la universidad, apuntó, a colaborar con la sociedad de la que es parte en la resolución de sus problemas. Su responsabilidad es pensar las crisis energética, alimentaria, ambiental, económica y financiera, pese a sus propios obstáculos internos como institución, como la tendencia a la mercantilización de la educación superior.
Con una interesante y variada serie de conferencias magistrales, talleres, seminarios, cursos intensivos (como “La investigación científica y la innovación en las universidades, y su inserción en el entorno económico social”, “Extensión universitaria: el arte de promover cultura”, entre otros), visitas guiadas y workshops, el congreso alimentó el debate sobre los modelos de gestión universitaria y la necesidad de perfeccionarlos y dinamizarlos sobre bases éticas compartidas por todos los actores involucrados y con políticas que garanticen su eficiencia y su eficacia.
UNA NUEVA DIMENSIÓN HOY
Si bien hoy día una nueva dimensión de responsabilidad colectiva con la sociedad exige cambios cualitativos importantes, el planteamiento de la universidad como una institución socialmente responsable no es una moda conceptual reciente, sino que se inspira en la argentina Reforma de Córdoba (1918), que apuntaba, con programas que no soslayaran el fortalecimiento de los “valores”, a consolidar la autonomía universitaria y el protagonismo de los estudiantes.
La Unesco, en la Conferencia Mundial sobre Educación Superior de 1998, sentó principios básicos absolutamente vigentes hoy: la educación superior es un bien público cuya primera misión es educar ciudadanos dignos que coadyuven al desarrollo sustentable de sus países; la universidad debe ser paradigma de rigor ético y científico en el marco de un continuo perfeccionamiento y los estudiantes, coprotagonistas de un proceso de renovación.
En la Conferencia Regional de Educación Superior para América Latina y el Caribe que se realizó en el año 2008 en Cartagena, Colombia, se habló de la educación superior como de un bien público social y de un derecho humano que los Estados tienen el deber de garantizar. Las comunidades académicas deberán definir, además, los principios básicos en los cuales se fundamenta la formación de los ciudadanos.
Sabemos que el mercado global maneja patrones de calidad que en general se inspiran en los países ricos. ¿Cómo instalar Harvard o Yale en un basural? Cómo competir en el ranking internacional? Estas cuestiones nos planteamos con otros profesores de zonas muy vulnerables. Es imposible apuntar a la excelencia sin estar conscientes de nuestras enormes dificultades y limitaciones. También se mencionó el hecho de que el vínculo entre la universidad y la sociedad no puede estar regido por el Fondo Monetario Internacional, por la Organización Mundial del Comercio ni por el Banco Mundial. La educación superior no puede ser una mercancía.
PROYECTOS Y ALEGRÍAS: SONIDOS DE MI TIERRA
El broche de oro de este inolvidable encuentro académico fue la condecoración que recibió el compatriota y maestro Luis Szarán como reconocimiento por su trabajo como animador de proyectos paradigmáticos de inclusión social. La Orquesta “Sonidos de mi tierra” recibió el premio Ojo de Plata, y el maestro Szarán, con la sencillez y el optimismo que lo caracterizan, mostró al auditorio un video del evento ganador del World Guinness Record 2013, con las cuatrocientas arpas dirigidas por él. Causaron una profunda emoción en el auditorio las manifestaciones de nuestros jóvenes compatriotas del Paraguay, que declararon su orgullo de ser parte del magnífico proyecto animado por el insigne maestro. ¡Nos sentimos tan orgullosos los paraguayos allí presentes!
El doctor Grimaldo mencionó también otros proyectos emblemáticos que, igualmente, merecieron el reconocimiento del Observatorio de Responsabilidad Social. Así, la incansable labor de recuperación del Centro Histórico de La Habana que realiza el historiador Eusebio Leal, y el proyecto Parque Tecnológico “Utopía”, del doctor Carlos Gómez, de la Universidad La Salle, de Colombia.
LOS ERRORES SIRVEN PARA PROGRESAR
Gracias a la invitación del doctor Humberto Grimaldo, director del Observatorio Regional de Responsabilidad Social para América Latina y el Caribe, Orsalc-Unesco, compartimos una riquísima interlocución de alto nivel académico con diversos estudiosos e intelectuales procedentes de los principales claustros universitarios de varios continentes, como el profesor francés François Vallaeys, filósofo y consultor internacional en temas de Responsabilidad Social Universitaria, quien expuso la necesidad de una reflexión crítica acerca de la incidencia actual en la universidad del asistencialismo paternalista, del afán de mera publicación y de marketing y de la mercantilización de la educación. Vallaeys señaló, además, que, ante la emergencia sistémica de problemas como el calentamiento global y el trabajo infantil, es aconsejable develar los impactos negativos de la acción humana, incentivar una cultura de la transparencia y no esconder los errores. Los errores sirven para progresar.
Lo señalamos en una reflexión anterior: en ningún momento de la historia ha sido tan importante como en este la inversión en los estudios superiores, porque son una fuerza primordial para construir sociedades del conocimiento integradoras y diversas y fomentar la investigación, la innovación y la creatividad. La educación superior y la investigación contribuyen a erradicar la pobreza, impulsar el desarrollo sostenible y avanzar hacia los objetivos de desarrollo acordados internacionalmente, como los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y de la Educación para Todos (EPT). Si es cierto que la universidad no debe dar la espalda, sino responder a las necesidades de la sociedad que la acoge, entonces nos parece absolutamente oportuna esta reflexión, y más aún dadas las irregularidades que la afectan en nuestro medio.