La reducción de San Cosme y Damián es objeto de estudio

El lanzamiento del libro “La Reducción Jesuítica de Santos Cosme y Damián” fue el motivo principal de la presencia de dos de sus autores: el historiador padre Rafael Carbonell S.J. y el arquitecto Norberto Levinton. El tema principal del libro gira en torno a la “historia, economía y arquitectura” de esta reducción, cuya historia va desde su creación en 1633 hasta 1797.

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El encuentro para hablar sobre este nuevo aporte, fue en la casa de Gisela von Thümen, representante en Paraguay de la Fundación Paracuaria-Missionsprokur S.J. Nürnberg, que fue la responsable de publicar este estudio. Fue el padre Carbonell quien explicó los objetivos y las características de este trabajo:
- Nos ha traído -dijo- el tema de la reducción de San Cosme y San Damián, por el interés que hay en su rehabilitación y también por su riqueza histórica. De todas las reducciones que quedan en Paraguay, esta debe ser la que ha tenido un itinerario más distante. Surgió en lo que hoy es la ciudad de Santa María, al sur del río Grande, entre la cumbre y la llanura, entre los ríos que salen para ser afluentes del río Uruguay y los que desembocan en el Atlántico. De ese lugar, años más tarde se vería forzada a dejar tales tierras y se situó primero en lo que hoy es territorio argentino, frente a la ciudad de Encarnación; es el lugar en que luego surgió la ciudad de Posadas. Y de aquí se trasladó definitivamente al Paraguay.


Turismo cultural

- Desde una perspectiva de crear un turismo cultural -siguió diciendo el padre Carbonell- en el marco del Mercosur, la reducción de San Cosme y San Damián destaca. Por eso hemos pensado que esta reducción merecía un estudio profundo, histórico. También era interesante desde el punto de vista ecológico ya que sus pobladores tuvieron que adaptarse a suelos de distintas características. Es por esto que necesitamos contar el desarrollo rural del pueblo de Jesús y sus distintas estaciones pues nos ofrece una lección de desarrollo rural en los pueblos de Misiones.
“Por otra parte, es una reducción que tuvo relaciones con otras reducciones, con algunas las perdió, con otras las recuperó y con motivo del tratado de límites que separó nuestras naciones, Jesús tuvo que acoger a centenares de indígenas guaraníes que emigraban de la otra vertiente del Uruguay. Entonces, es un pueblo clave para comprender que no se puede conocer, realmente, una reducción, sin su referencia histórica. Y hoy día existen tres naciones que compartieron ese pasado común y que puede contribuir a unirlas”.

- ¿Cómo se desarrolló ese trabajo?
- El pueblo ha sido analizado en tres aspectos fundamentales: una historia del pueblo en sí mismo y que está relacionada con todo el conjunto. Segundo: el aspecto contable económico y tercero: el aspecto arquitectónico. Prefiero que de este tema hable mi colaborador, o mejor, coautor de la obra, el arquitecto Norberto Levinton que es muy competente en la materia.


Una nueva metodología

- Yo creo -señaló el arquitecto Levinton- que la reducción de San Cosme propone una actitud distinta dentro del tema de las investigaciones, concretamente en la investigación de las reducciones. El padre Carbonell siempre se mostró contrario a utilizar lo que ya estaba escrito, lo que estaba dicho. Entonces propuso una investigación de la parte arquitectónica totalmente novedosa.


- ¿En qué consistió esa novedad?

- En este sentido tuvimos una colaboración muy importante por parte de España, especialmente de una investigadora de la historia del arte llamada Ana Vázquez Barrado. Esta ayuda nos permitió recorrer parte de las obras de ese arquitecto que intervino en la construcción de San Cosme y Damián y también de Jesús. De este modo conocimos las obras realizadas por el hermano Forcada que quedan todavía en Calatayud, en Tarazona... Digamos que recorrimos toda la región donde Forcada diseñó los colegios de los jesuitas. Conocimos la obra de este hermano coadjutor que se inició en la península ibérica y que culminó en nuestro continente. Hoy día se conservan importantes testimonios en Paraguay (San Cosme y Damián y Jesús), en Argentina, sobre todo en Córdoba donde realizó varias obras. Podemos mencionar también Corrientes donde no quedan ya rastros pero sí queda una importante documentación, y en Santa Fe. Para mí este es un trabajo muy importante ya que se muestra la alternativa que se puede intervenir con la documentación necesaria al alcance de la mano. No hay que crear para restaurar, sino investigar y otorgarle a quienes realizan la intervención, la facilidad de desarrollar el trabajo en base a esa documentación que nos está brindando los elementos científicos en base a los cuales planear las futuras intervenciones.


Críticas y polémicas

- Las intervenciones que se realizaron en San Cosme y Damián, en su momento fueron el origen de una polémica bastante agria y se les hicieron muchas críticas.


¿Tiene usted algún criterio de evaluación?

- Primero quiero señalarle que se contrató a gente idónea para hacer el trabajo de San Cosme y esos técnicos tuvieron que luchar con el tiempo necesario para investigar. A veces se hace simultáneamente una cosa y otra, al mismo tiempo. Creo que la posibilidad de tratar con gente inteligente y preparada, nos permitió ir insertando el tema de la investigación dentro de San Cosme.


- Y hubo gente que no estuvo de acuerdo.

- Bueno, el tema de la discusión siempre está abierto y es posible en la medida que no se pueden tener cada uno de los pasos de quienes realizaron la obra. En la medida que se fueron insertando los documentos y en la medida que se fueron conociendo los mismos se desarrolló el trabajo. Fue importante, también, el aporte que hizo el padre Carbonell a través de un artículo que se publicó en un diario local (fue en este mismo suplemento cultural) que permitió ir convenciendo de a poco a todas las personas que estaban interviniendo en San Cosme y Damián. Es decir, nos permitió convencerles que es posible y muy importante basarse en los documentos.


Tanto aquí como en Argentina

- ¿Cómo calificaría usted las crítica que recibieron tales trabajos?

- El tema de las críticas es algo que también ocurre en Argentina con San Ignacio Mini. Los que trabajaron allí como el arquitecto Netto y otros, son historiadores de la arquitectura muy reconocidos en Argentina. Tanto sus trabajos como sus libros han recibido muchas críticas sobre la restauración. Pero lo que yo creo que es importante es el haber adquirido conciencia que es posible mejorar, que hay que hacer las cosas con los documentos y en la medida que se tenga esa conciencia que es posible mejorar cualquier intervención que se pueda realizar en cualquier edificio de la época colonial, no sólo en las reducciones. Lo que yo creo es que en el tema de las críticas siempre hay diversos intereses que me mezclan con la crítica mesurada y ubicada, con respecto a los edificios.


- Entonces, ¿cuál es suposición al respecto?

- Yo creo que hay que analizar cuáles son los objetivos, si sirven para apuntalar, discutir, o si sirve para destruir. Creo que lo hecho en San Cosme es muy importantes.
Es un esfuerzo muy grande. Creo que abre un camino de lo que se puede hacer con las otras reducciones en Paraguay. Hay que comparar lo que se hizo en San Cosme con lo que se hizo en Brasil y mismo en Argentina. Téngase presente que Argentina tiene una inestabilidad continua en los planes de restauración. Intereses creados en función al manejo de los créditos internacionales, intereses creados en función de las personas contratadas para intervenir. Entonces creo que San Cosme es un ejemplo de continuidad, de objetivos claros.


- No todo fue color de rosa.

- Claro que tuvo sus inconvenientes. Pero hay que considerar que los tiempos de investigación y los tiempos de intervención son distintos. El tiempo de investigación es un tiempo largo. A veces se puede esperar, a veces no se puede esperar para que se hagan las cosas.
De todos modos, he podido hacer una investigación internacional ya que la he hecho en numerosos países. El material sobre los jesuitas se encuentra desperdigado en varios archivos de España, de Italia, de Alemania. La búsqueda se vuelve muy difícil. Además de los archivos que están en Europa, también he trabajado en Bolivia, Chile, Uruguay, Brasil, Argentina. En Argentina, por ejemplo existen unos diez archivos que recorrer. Y la cosa se complica porque también hay documentos en manos de coleccionistas privados. El tema es muy arduo.


Importancia de la continuidad

- ¿Cómo sintetizaría este problema?

- Pues que yo no le puedo decir a una persona que interviene en una reducción que me espere cinco años hasta que termine mi investigación. Creo que lo esencial, en este caso, es la continuidad. Por eso, para mí uno de los más importantes elementos cuando se habla de San Cosme, es el tema de la continuidad. Yo trabajo para el padre Carbonell en el tema de San Cosme, desde hace por lo menos diez años. Entonces esto hay que tener en cuenta.

- ¿En qué otros sitios trabajó usted?

- Pues trabajé, gracias a las gestiones del padre Carbonell, en Loreto (Argentina), colaboré con Santa Ana, en otros pueblos argentinos y acá en Paraguay hemos tenido contacto con el arquitecto Espiau por el tema de Jesús.
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