La poetisa de los escolares

María Luisa Artecona de Thompson es para muchos paraguayos, lo que para los argentinos es la escritora María Elena Whalsh. Tiene su poesía ese ritmo, esa sonoridad, esa musicalidad así como aquel sentimiento alado propio de la buena literatura infantil. Sus poemas, en los primeros años escolares, los aprendíamos de memoria (obviamente), para luego recitarlos ante un numeroso alumnado. Pero eso es ya nostalgia...

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Debo decir que con ella se ha abierto un camino de poemas, poemas que son referencia (con precisión casi matemática) del calendario escolar en todos los colegios y las escuelas del país. ¿Quién no ha recitado, alguna vez, alguna poesía suya dedicada a la madre, al soldado guaraní, a la bandera patria, a la batalla librada en Boquerón, a la paz del Chaco, a la maestra, al niño mártir de Acosta Ñú?

Oriunda de Guarambaré

Insigne escritora, docente y poetisa. Nació en Guarambaré. Fue hija de don Guillermo Artecona y doña María Cárdenas. Realizó sus estudios en el colegio Goethe de Asunción, y los prosiguió en la Escuela de Humanidades, establecimiento antecedente de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional. En esta casa culminó la licenciatura en Letras y fue la primera secretaria de la novel institución fundada en 1948. Colaboró eficazmente con interesantes artículos para diferentes revistas culturales y periódicos nacionales y extranjeros. Dignas de valoración fueron las entregas sobre la Historia Cultural del Paraguay, escritas en compañía de Jorge Báez (h) y aparecidas durante todo el año en el diario ABC Color de Asunción.

Trabajó igualmente como asesora del Departamento de Enseñanza Superior y Difusión Cultural del Ministerio de Educación y Culto. Ejerció la presidencia del Libro Juvenil de la UNESCO y la Dirección de la Escuela de Educación Infantil Simón Bolívar. Fue codirectora del Círculo “Asedio de Literatura y Arte”. También fue miembro de la Academia Hispánico-Americana de Letras y de la Sociedad Bolivariana del Paraguay.

En 1951, en el concurso literario auspiciado por “Los Amigos del Arte”, uno de sus poemas obtuvo el primer premio, y dos años más tarde, en otro evento similar, mereció una medalla de oro. El fácil manejo de la lengua española le ha inspirado a cultivar el arte de la poesía, especializándose en literatura infantil, en cuyo género tiene escritas varias obras como piezas para teatro, cuentos, canciones, etc.


Un dato desconocido

Existe un dato no tan conocido, pues las antologías de diversos autores no lo han insertado en sus libros por una razón que desconozco. Y es éste el dato, de mucha importancia, sin lugar a dudas: En ocasión del 450 aniversario de la Fundación de Asunción, María Luisa Artecona de Thompson obtuvo el “Mburucuyá de Bronce”, que le adjudicó la Municipalidad de Asunción en una justa literaria denominada “Juegos Florales”. Añado que el poeta José Antonio Bilbao ganó el “Mburucuyá de Oro”, convirtiéndose así en el vate de la ciudad asuncena.


Charlas con la poetisa

Entrevistarla era un placer. Era como conversar simplemente con una señora amable y bonachona, que ora hablaba de algunos escritores que eran de su preferencia, de este o aquel familiar a quien le debía una visita, de alguna picardía o travesura de sus alumnos.

Bien. Si sus poemas para los niños son buenos, igualmente buenos son sus poemas “adultos”, por así decirlo, que ella escribía cuando la chispa de la creatividad, pródiga en su mente, la llevaba a buscar un bolígrafo para bajarlo sobre el papel en blanco.

Pertenece a la generación del 50. Fue una de las poetisas que cultivó con habilidad el verso para los niños porque su carácter expansivo y alegre, la ayudó a comprender la psicología fantasiosa del infante escolar.

Entre sus principales obras se destacan El sueño heroico (1963), Canción para dormir una rosa (1964), Cartas al señor Sol (1966), Ronda de cuentos (1984), Canto a oscuras (1986), La flor del maíz: calendario escolar paraguayo (1992), además de la “Antología de la literatura infanto-juvenil del Paraguay” (1992).

Tiene una serie de obras aún inéditas, obras que están esperando ver la publicación, y que serán de mucha utilidad, sin lugar a dudas, para las bibliotecas públicas y privadas.

Muchas de sus creaciones (para adultos y niños) fueron recogidas en diversas antologías. Ella es, sin discusión, la poetisa de los niños.

Sus versos han sido declamados por más de cinco generaciones de alumnos. Su poesía, además de alimentar la imaginación y estimular la dulzura de los niños, es una inagotable fuente de recursos que lleva a las fechas más importantes de la historia de nuestro país, fechas que se homenajean con recitados.

Su prosa es tan rica y abundante como su poesía.

Pero lo mejor de esta poetisa guarambareña, no es su legado impreso en letra negra, sino su persona misma, bendecida con la gracia de la humildad, gran virtud que suele estar ausente, oh, lástima grande, en muchos escritores.

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Por su valor, incluyo en la nota, un precioso poema de la poetisa.

Miedo

Qué miedo estar sola con las soledades.

Miedo de las tardes que se escapan lilas
dejando la sombra de ocultos ovillos
que aprietan los dedos como anillos de oro.


Qué miedo al recuerdo de pasados días,
destrozan sabores de estos versos negros
que de estar sin luces respiran ahogados
hilillos de cera de cirios oscuros.

Qué miedo da el alma de túnica leve
surgiendo tan sola como sus tristezas
de túneles largos sin puertas ni auroras.


Qué miedo al olvido -sonido de muerte-.

Qué miedo a esa losa de mármol tan fría
con la que los hombres nos entierran vivos.


(De: El canto a oscuras, 1986).
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