La Paradoja de Anderson

Benedict Richard O’Gorman Anderson (26 de agosto de 1936 - 13 de diciembre del 2015) aparece citado en una conversación en la película experimental de animación de Richard Linklater Waking Life (2001), que recordamos hoy como despedida.

Despertando a la vida (Waking Life, Richard Linklater, 2001)
Despertando a la vida (Waking Life, Richard Linklater, 2001)

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Las paradojas del nacionalismo son señaladas por Anderson en su obra más leída: para empezar, el nacionalismo es un fenómeno moderno, pero mucha gente cree que el origen de su nación es inmemorial y que esta nación es eterna; para continuar, el nacionalismo es universal (todas las personas tienen una nación), pero cada nación se presenta como única y distinta de las demás; y, para concluir, el nacionalismo es muy poderoso (muchos llegan a «morir por la patria»), y, sin embargo, la nación, la patria, en una mirada próxima, resultan indefinibles, evanescentes.

Pero, además, Benedict Anderson también es conocido por algunos debido a que, fuera de su papel en el mundo real, es citado en el mundo paralelo de la ficción contemporánea. Concretamente, hace una aparición en Despertando a la vida (Waking Life, Richard Linklater, 2001), largometraje estadounidense de animación –hecho con rotoscopía (similar a la técnica de Ralph Bakshi en la década de 1970; en este caso, un equipo de artistas, con computadoras, editó las imágenes filmadas, dibujando encima de cada fotograma líneas y colores; ya Max Fleischer había patentado la rotoscopía en 1917)– del 2001, que ganó el premio de la Asociación Nacional de Críticos de Cine de Estados Unidos a la Mejor Película Experimental, el premio del Círculo de Críticos de Nueva York a la Mejor Película de Animación y el premio CinemAvvenire del Festival de Cine de Venecia a la Mejor Película.

Como es bien sabido, en Comunidades imaginarias (Imagined Communities Reflections on the Origin and Spread of Nationalism, Verso Books, 1983), el postulado central de Anderson es que la nacionalidad, la nación y el nacionalismo son artefactos culturales cuya creación sitúa a fines del siglo XVIII. La tesis de Anderson, pues, si bien se concentra particularmente en el tema de la identidad nacional, por lógica compromete, en una lectura más amplia, la identidad como tal.

Ello puede explicar esta aparición, breve pero nada irrelevante –esencialmente conectada, de hecho, por el contrario, con todos los demás elementos de la película– en una escena de Waking Life.

En esa escena, la profesora de inglés Lisa Moore y la escritora Carole Dawson, que están almorzando, conversan acerca de algo que llaman «la Paradoja del Crecimiento», «the Aging Paradox».

En ocasión del reciente fallecimiento de nuestro autor, vale la pena que recordemos ese diálogo:

LA PARADOJA DEL CRECIMIENTO (THE AGING PARADOX)

–Sí, sí. Bueno, ¿conoces eso que dice Benedict Anderson acerca de la identidad?

–No.

–Bueno, él habla de, digamos, una foto de un bebé; digamos que tomas en tu mano y miras una fotografía de un bebé. Tomas esa foto, esa imagen bidimensional, y dices: «Soy yo». Bueno, pues para conectar este bebé, de esta pequeña foto, con tu yo, que vive y que respira en el presente, tienes que crear una historia, como, por ejemplo: «Este era yo cuando tenía un año, y luego me dejé el pelo largo, y me mudé a Riverdale, y ahora, aquí estoy». Es decir que hace falta una historia, que en realidad es una ficción, para haceros idénticos al bebé de la foto y a ti, para crear tu identidad.

–Lo gracioso es que nuestras células se regeneran por completo cada siete años. Nos convertimos en personas completamente diferentes varias veces a lo largo de nuestras vidas, y aun así parecemos seguir siendo quintaesencialmente nosotros mismos.

‘ROUND MIDNIGHT

Benedict Richard O’Gorman Anderson –hermano del historiador Perry Anderson– nació en 1936 en Kunming, China, de padre irlandés (James O’Gorman Anderson) y madre inglesa (Veronica Beatrice Bigham). Se mudó con su familia a California en 1941, y luego a Irlanda en 1945. Estudió en Cambridge y en Cornell. Murió el pasado sábado 13 a las once y media de la noche, mientras dormía, en un hotel de Yakarta. Su presencia en esa extraña película de Linklater del 2001, esa suerte de alucinación y de fábula acerca de la muerte y el sueño y la compleja construcción de la realidad, cobra hoy el siniestro fulgor de una rara belleza al considerar que no «despertó a la vida», o, más bien, no a la ilusión de la vida, desde poco antes de la medianoche.

juliansorel20@gmail.com

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