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Comparando con trabajos similares realizadas por estudiosos extranjeros, comenta León Cadogan en su libro Tradiciones Guaraníes en el Folklore Paraguayo, la similitud existente entre los mitos y leyendas de otros lugares, como el caso de los tupinambá del Brasil, recopilados por el etnólogo Egon Schaden, como la leyenda del Sací (nuestro Chochí). El lector que quiera compararlos -dice- con los datos que he logrado reunir referentes al chochí, la parábola titulada Ynambu Tataupa y los mitos Guachu Ja Ete y Ñandyta, se convencerá de que nuestros indios guaireños -cuyo estudio por separado es imposible- pueden aportar mucho material interesante para el investigador especializado. En su caso, según recuerda, lo que le impulsó a dedicarse a la recopilación de los mitos mbyá-guaraní fue el haber hallado en la leyenda o mito de Jasy Ra'y, prueba de la tenaz lucha por la supervivencia, en el alma de los campesinos, de lo autóctono; del triunfo del espíritu de la raza, después de cuatro siglos de incomprensión y desprecio del que es objeto el indio guaraní de parte de su descendiente el criollo.
COMO MUESTRA UN BOTON
Jasy ra'ynteko ojovahéi hína
(La luna nueva se lava la cara)
Jasy ra'ynteko ojovahéi hína, dice el campesino guaireño cuando, como a menudo ocurre, lluvias torrenciales coinciden con la luna nueva: es la luna nueva, no más, que se está lavando la cara. ¿Cuál es el origen de la expresión? ¿Qué objeto tienen, a qué obedecen estas abluciones al volver el astro a ocupar su lugar en el firmamento? En vista de la imposibilidad de hallar solución a este problema lingüístico en el folklore de nuestras gentes del agro, echemos un vistazo a las tradiciones autóctonas para ver lo que al respecto nos pueden esnseñar.
Paí Rete Kuaray, como ya hemos visto, sentía necesidad de alguien que le acompañara en sus juegos en los alrededores de la morada de los Mba'e Ypy, a quienes servía en calidad de recadero. Descendiente de los dioses -aunque sin saberlo él-, poseía Pa'i la facultad de despertar a la actividad la esencia divina latente en todas las cosas; tomó, por consiguiente, un gajo de kurupika'y y creó -ombojera- a Jasyrä, futura Luna, quien servirá a su creador en calidad de hermano menor, jugando con él en la morada de los Seres Primitivos y, posteriormente, ayudarle en sus tareas de guiar a los hombres, enseñarles la danza ritual, enseñarles a distinguir entre las frutas comestibles y las nocivas, y otras similares.
A fin de individualizar al osado, ordena Pa'i a las mujeres de embadurnen las manos con una mezcla de ysy, resina, y polvo de hojas quemadas de takuapi, cañas; y que en cuanto se percaten de los movimientos del noctámbulo intruso, traten de marcarle en la cara con esa sustancia gomosa indeleble. Así lo hacen; y esa misma noche al introducirse sigilosamente Jasy en la habitación de las mujeres, una de éstas le da en pleno rostro con la mano embadurnada de ysy. Presa de temor, Jasy se da a la fuga; trata de quitarse las manchas lavándose la cara repetidas veces; tarea inútil, son indelebles.
Obedeciendo a la orden de su hermano mayor y creador, asciende al Paraíso a ocupar el lugar que aquel le ha asignado, el de astro de la noche y de las mujeres. Apenas comienza a brillar, se percata de que paulatinamente van apareciendo en su rostro las malditas manchas aplicádales por las mujeres víctimas de su lujuria, y hace llover torrencialmente en un desesperado esfuerzo por hacerlas desaparecer: ojovahéi Jasy ra'y -la luna nueva se lava la cara-. Pero todos sus esfuerzos son inútiles; por más que ojovahéi Jasy ra'y, las manchas las llevará eternamente, en cumplimiento de la promesa de Pa'i Rete Kuaray a las mujeres de que la lascivia de su perseguidor sería castigada.
León Cadogan nació en Asunción en 1899. Hijo de inmigrantes australianos -llegados en 1894-, siendo aún niño su familia se trasladó a vivir a Villa Rica, donde realizó sus primeros estudios en la escuela alemana de esa ciudad. Antes de dedicarse a la etnografía, entre sus actividades cotidianas, empezó a interesarse y a realizar investigaciones sobre los indígenas guaraní y el folklore regional guaireño. A finales de la década del '40, aprovechando su relación con los indígenas de la zona, el gobierno le designó Curador de Indios Mbyá-Guaraní del Guairá. Estas funciones, además de dedicarse a la defensa de los aborígenes del Guairá le permitieron ahondar en el estudio de la cultura guaraní, estudio que abarcó los cuatro grandes grupos sobrevivientes en la región oriental del país: Mbyá-guaraní, Avá-chiripá, Päi-tavyterä y Aché-guayakí.
La estrecha relación amistosa que cultivó con los mbyá-guaraní, le llevó a ser adoptado por éstos con el nombre de Tupá Kuchuvi Veve, nombre que, de acuerdo con la tradición mbyá, no dio a conocer hasta su muerte, el 30 de mayo de 1973.
Gran parte de sus investigaciones fueron publicadas en el extranjero por prestigiosas instituciones y revistas especializadas, así como también en publicaciones especializadas y periódicos de nuestro país. Algunos títulos de su autoría son: Ayvu Rapyta. Textos míticos de los Mbyá-Guaraní del Guairá, Diccionario Mbyá-Guaraní/Castellano, Gua'i Ratypy. Fragmentos del Floklore Guaireño, León Cadogan. Extranjero, Campesino y Científico, Tradiciones Guaraníes en el Folklore Paraguayo, entre otros.