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Los límites entre una y otra pueden no ser muy precisos, ya que es posible que en instituciones de docencia exista algún investigador significativo y que en las de investigación existan quienes con talento priorizan la docencia. Pero las tradiciones históricas de cada país resultaron en particulares ethos de docencia o investigación en las universidades del mundo, donde tímidamente se inserta el Paraguay. Mencionaremos cinco modelos principales (sin pretender que estos sean los únicos), algunos de los que en algunos países son predominantes, mientras que en la mayoría coexisten no sin alguna tensión: la universidad escolástica medieval, la reforma napoleónica, la reforma germánica, la multiversidad norteamericana y las universidades lucrativas.
La universidad medieval (1100-1750)
La universidad se inició como una entidad docente y emergió de los claustros religiosos medievales. Su función era la de repetir y a veces discutir el conocimiento generado en la Antigüedad. Esos ejercicios intelectuales, como la dialéctica en la universidad de París durante Pierre Abelard y el disputatio estudiantil en la universidad de Oxford, fueron el componente más crítico e interesante de la docencia. Sin embargo, la influencia de la Iglesia no permitió un mayor crecimiento, ya que se priorizó la repetición y no la creatividad. Una gran ventaja del periodo medieval fue la centralidad del conocimiento y la dedicación claustral al estudio. En este modelo original existía la docencia, pero no la investigación. Esta tradición emblemática fue tan fuerte y estable que persiste en muchas universidades sobre todo en las latinoamericanas y en la paraguaya, en especial.
La Revolución germánica
Hacia 1810, en la universidad de Berlín, con la participación de los hermanos Humboldt, se institucionalizó la primera universidad de investigación, creándose revolucionariamente el modelo humboldtiano. Desde entonces, la universidad germánica (y luego la norteamericana) priorizó el avance del conocimiento mediante la investigación científica como principal actividad de la universidad. Allí nació el concepto de la torre de Marfil. La investigación era catalizada por la curiosidad del científico y no estaba relacionada con la utilidad. El profesor universitario enseñaba e investigaba. Por primera vez se creó esta fructífera simbiosis entre docencia e investigación que perdura en las grandes universidades del mundo. Se crearon formas de enseñar ralacionadas con la investigación: seminarios de investigación, conferencias de especialistas sobre temas de investigación, experiencias laboratoriales, estudios monográficos (Stokes). El currículum era altamente científico. Se enseñaba lo que se investigaba.
Este tipo de universidad se propagó en los siglos XIX y XX al norte de Europa y en Norteamérica. Este modelo no impactó hasta hace muy poco en el mundo latino y, lastimosamente, nunca llegó al Paraguay.
La Revolucion napoleónica
Casi al mismo tiempo que la Revolución germánica, ocurrió en Francia, país donde nació el pensamiento de la ciencia moderna (Stokes), la Revolución napoleónica, que dividió la actividad intelectual en dos: la universidad, de enseñanza, y los institutos de investigación. En la primera, el objetivo era proveer al Estado de funcionarios capaces, y a la sociedad, de profesionales. En los segundos, se generaba nuevo conocimiento mediante la investigación científica. Este tipo de universidad, de la mano de Andrés Bello, rector de la Universidad de Chile, se propagó a los países latinoamericanos, que injertaron a medias este modelo. Pero acá no se crearon los institutos de investigación, por eso la mayoría de las universidades latinoamericanas son de enseñanza y no de investigación. Este modelo llegó al Paraguay en su componente profesionalista pero no en el investigación.
La multiversidad norteamericana
Entre 1985 y 1900 las universidades americanas, que funcionaban con el modelo inglés, adoptaron el modelo germánico de investigación, pero a diferencia de este, que priorizaba la investigación pura, le dieron un carácter más utilitario, fomentado la investigación básica y aplicada con igual intensidad. Su dominio se extendió de las disciplinas clásicas a innumerables nuevas disciplinas, aun las más sencillas, que antes no pertenecían a la universidad. Este cambio generó en el siglo XX una explosión de nuevos conocimientos teóricos y productos útiles, responsables sin dudas del gran poderío económico de esa nación. La universidad norteamericana de investigación, a diferencia de las europeas, más centradas en el profesor, se volvió más democrática. El trabajo en equipo de los investigadores y docentes fue característico, no existía la dictadura del profesor ni el feudo de la cátedra y el acceso estaba permitido a todos los docentes y estudiantes con capacidad intelectual para la universidad.
A diferencia de otros modelos, el nombramiento y ascenso de profesores fue meritocrático y relacionado con la producción científica. Las universidades europeas, asiáticas y algunas pocas latinoamericanas de vanguardia hoy emulan este modelo que, casi no se discute, es el mejor. En evaluaciones internacionales objetivas, 80% de las mejores 100 universidades del mundo son universidades norteamericanas de investigación. Este modelo de universidad no llegó a nuestro país.
Las universidades lucrativas
Como un experimento educacional económicamente exitoso se inicia en Phoenix Arizona en la década del 80 el modelo de universidad lucrativa (for profit). Estas son universidades con intento explícito de lucro, donde en lugar de los presupuestos clásicos académicos, aparecen los empresariales o manageriales. Términos del comercio como eficiencia, gestión, acreditación y calidad ahora son de la universidad. El pago a los docentes es por hora de clase. A diferencia de las universidades clásicas, donde los costos provienen del Estado o donaciones, los gastos son sostenidos con las cuotas de los alumnos. En Estados Unidos abarca disciplinas que no requieren de grandes inversiones, en las áreas sobre todo administrativas y humanísticas. En ese país este modelo abarca menos del 5% de la matrícula y está destinado a poblaciones educacionalmente marginales: estudiantes pobres que deben trabajar, adultos que vuelven a la universidad, adultos o jóvenes que quieren una nueva carrera, mujeres que han terminado su vida reproductiva, minorías étnicas y culturales. Lo notorio es que el modelo de universidades lucrativas ha proliferado en Latinoamérica, donde en ciertos países alcanza una matrícula del 70%. En nuestro país estaría por el 60% y no se reduce a las disciplinas de menor infraestructura, sino que ha incursionado en carreras de alto costo como Medicina e Ingeniería aunque sin las inversiones necesarias. Este modelo es el de una universidad de enseñanza y no de investigación.
Características comunes entre la docencia moderna y la investigación
La excesiva polarización entre docencia e investigación y el pensamiento que son fenómenos diferentes y excluyentes se da preferentemente en instituciones donde no existe investigación. En universidades donde el avance del conocimiento es central ambas funciones están próximas y operan en sutil y enriquecedora interrelación. Los profesionales graduados de universidades de investigación poseen una formación superior a la de aquellos emergentes de escuelas netamente profesionales. Algunas características de la enseñanza moderna demuestran claramente la comunidad entre conceptos utilizados en el aprendizaje y en la investigación. Porque el aprendizaje, como la investigación, es también una búsqueda, una indagación de conceptos anteriores, un estudio de reinterpretaciones, un contexto de nuevas visiones.
La nueva pedagogía imita el proceso del descubrimiento científico
La nueva pedagogía, utilizada sobre todo en la enseñanza de las disciplinas profesionales clásicas, inspirada en parte en los métodos científicos, prefiere imitar el quehacer científico acercando considerablemente la docencia a la investigación. Indaga la historia y el comportamiento de los creadores científicos para encontrar sus paradigmas o epistemes. Saberes que nacieron de la ciencia devienen en métodos pedagógicos para la construcción de nuevos modelos educativos. Cuando en las etapas del aprendizaje de un tema específico se reproducen los pasos habituales del proceso del descubrimiento, la aprehensión del conocimiento por el alumno es más firme. Existe una sensación de logro al llegar al saber con el propio razonamiento.
Verbalidad y escritura, ese necesario "capital cultural"
Una cualidad muchas veces olvidada o no requerida por científicos y docentes es la verbal y escrita lingüística. Dice Pierre Bordieu en su magistral Homo Academicus que la fluidez verbal y escrita representa un "capital cultural", que es equivalente a un gran capital económico. El lenguaje hablado y escrito deber ser claro, preciso y con estilo, compatible con la estética literaria que requiere el nivel académico de la actividad universitaria. El hablar y el escribir precisos y agradables van juntos.
Reinterpetación crítica del pasado
La transmisión del conocimiento ha variado en sus enfoques y lo que antes era repetición de narraciones hoy se interroga su validez confrontando críticamente esas ideas. Esta manera de aceptar el conocimiento tratando de refutarlo, demostrar que la teoría no se sostiene lógicamente, muy popperiano, también forma parte del funcionamiento de la ciencia normal. Esta manera de enseñar críticamente el pasado puede lograr en algunos casos un nuevo hallazgo. El alumno y el docente pueden disfrutar del mismo gozo que al científico le produce el descubrimiento.
El aprendizaje como juego serio
Enriquecen al docente y al alumno evaluar una tesis en su complejidad estudiando la manera como su autor la ha construido y analizado, siguiendo estrictamente esos pasos y recreando con habilidad los argumentos a favor y en contra y confrontando las soluciones. Luego de un análisis exhaustivo de una idea, proposición u opinión el alumno y el docente pueden introducir nuevas evidencias o reinterpretar la evidencia aportada por sus propulsores iniciales. En este mundo de conocimientos cambiantes no hay dogmas y todo está sujeto a reinterpretación. Es un gran juego el aprendizaje cuando se lo toma con el mismo criterio lúdico de ingeniosidad e irreverencia que usan los investigadores. En la tradición helénica los maestros romanos se denominaban "magíster ludi" resaltando las relaciones entre el juego y el aprendizaje (Butler).
El razonamiento cuantitativo en la actividad académica
La ciencia es eminentemente cuantitativa. Los problemas que enfrentan docentes y alumnos también deben resolverse muchas veces mediante el razonamiento cuantitativo. Forma parte de las habilidades lógico-matemáticas que son necesarias para el ejercicio académico (Gardner). Las disciplinas académicas científicas o humanísticas no puede obviar la necesidad de cuantificar las observaciones y desarrollar un pensamiento cuantitativo en la elaboración de los argumentos para sostener o refutar una idea. Pero no es razonable transpolar el pensamiento lógico-matemático a disciplinas que no lo requieren o donde no es aplicable; por ejemplo, la cuantificación matemática de la métrica poética para comprender el arte de los versos (Sokal). Algunas disciplinas, ya en el límite de la ciencia clásica, usarán un razonamiento cualitativo y cuantitativo.
El valor de la interdisciplinariedad
El intenso estudio investigativo por miles de investigadores en los mismos temas pareciera producir un efecto final, una tautología epistémica o un agotamiento de las áreas. Se deben buscar nuevas y más imaginativas maneras de mirar los viejos problemas. Una es la de estudiar analíticamente otras disciplinas diferentes a la que uno profesa. El efecto inmediato es el de magnificar el ámbito de estudios y de aportar una visión más amplia del universo. También de aprender nuevos enfoques metodológicos de otras disciplinas que aplicados a las que uno conoce pueden aportar nuevas ideas. Típicamente, los métodos de los científicos son válidos para los docentes.
Métodos de investigar, métodos de aprender
De la misma manera que el investigador científico, el docente y el estudiante deben reconocer el valor de las metodologías en los razonamientos y en el planteamiento de los problemas. También de cómo varían los métodos y enfoques intelectuales de una disciplina a otra y dentro de la misma disciplina. Es común en nuestro país dogmatizarse con métodos únicos cuanto se sabe que en el descubrimiento científico todo vale; cualquier manera de alcanzar la verdad es válida y que no está descrito el último método (Fayeraband).
En medicina existe una similitud entre los métodos para lograr el diagnóstico correcto de una enfermedad y los científicos utilizados para descubrir. Un médico investigador habituado a los procedimientos metodológicos del descubrimiento científico está más dotado para lograr buenos diagnósticos clínicos que aquel médico exclusivamente "profesionalista" o asistencialista.
De la docencia a la investigación
Un proceso gradual de cambios para las universidades paraguayas que no investigan.
Para evaluar la investigación y docencia en el Paraguay debemos situar nuestra universidad en el contexto histórico. Su tradición principal es la hispánica, de tipo escolástica con pequeños cambios durante la ocupación napoleónica y la reforma de Córdoba. La universidad paraguaya es de enseñanza, profesionalista y excluye la investigación como función principal.
Cambio radical o gradual
No basta solo con explicar la importancia de la investigación para la docencia, sino tratar de proponer una mayor presencia de la investigación en las universidades paraguayas o la de crear una nueva universidad de investigación, que no existe.
Ensayemos algunas ideas. Es muy difícil transformar a un docente establecido en un investigador, que es consecuencia de un largo proceso formativo. Es más sencillo reconvertir a un investigador maduro en un docente, ya que su actividad casi siempre estuvo ligada a la docencia. Entonces es más fácil mejorar la docencia en una universidad de investigación que mejorar la investigación en una institución de enseñanza. Pero este no es el caso en nuestro país.
En proceso de mejoramiento o de cambio, de una universidad de docencia hacia una de investigación podemos ensayar dos hipótesis, radical, con la creación de una nueva universidad de investigación, y gradual, mejorando las que existen. Es muy difícil por el momento la creación una nueva universidad de investigación, por su alto costo y por el escaso número de profesores investigadores en el Paraguay. Propongamos por el momento un cambio gradual, desde cada universidad, creando pequeños núcleos de excelencia académica.
En primer término, desacralizemos a la investigación. ¿Qué significa esto? Pues perderle el miedo al proceso. Atrevernos a iniciar proyectos de investigación con la ayuda de algún investigador establecido que actúe como mentor. Esta relación de mentorazgo es inevitable; debe ser in situ, en la universidad y es un requisito para el inicio de un docente en la investigación. Salvo que el docente sea excepcionalmente dotado de originalidad, no podrá hacerlo solo. Entonces una universidad que no investiga, que no posee profesores investigadores, debe iniciarse contratando algunos, idealmente a tiempo completo y dotándolos de algunos equipamientos necesarios para sus estudios: biblioteca moderna, salas climatizadas, laboratorios, acceso a la información, software necesario, conexiones internacionales, posibilidades de viajes periódicos internacionales, contratación temporal de investigadores extranjeros colaboradores, estudiantes brillantes. Esto crearía el ambiente académico necesario para ir formando otros investigadores.
No querría discutir por falta de conocimiento suficiente si un docente universitario se forma o no asistiendo a un curso de Didáctica, pero no cometamos el error de creer que el investigador se hace asistiendo a un curso de Metodología de la Investigación. El investigador se hace trabajando con otro investigador de más experiencia, haciendo y publicando. Un investigador se reconoce no solo por su actividad, sino por sus publicaciones aceptadas por la comunidad internacional de científicos. La ciencia es global. Existen cerca de 50 investigadores de esta categoría en el Paraguay en las ciencias formales físicas, matemáticas, naturales y antropológicas. No conocemos la situación de productividad científica de los investigadores sociales y humanísticos, que son numerosos.
En este modelo de cambio gradual, se puede elegir a los nuevos investigadores incorporados a la universidad de acuerdo a las características propias de la institución. En general, cada institución muestra algún área de excelencia por la alta calidad de sus docentes y el interés y capacidad de sus alumnos, la que puede ser reforzada. Es en esta área donde debería iniciarse el proceso de cambio. También se puede construir un núcleo de investigación de excelencia cuando algunos docentes o alumnos identificaran un nicho de investigación, es decir un área nueva, original de estudios donde se puede incursionar con los métodos adecuados. Existen numerosos nichos de investigación con valor potencial de construir nuevo conocimiento universalmente en el Paraguay.
El mejoramiento de la docencia
Habiendo dado este primer paso, ¿de qué manera esta nueva capacidad, la de crear nuevo conocimiento, mejoraría la docencia? Pues de manera inmediata y simbiótica. El profesor o estudiante que investigan un área en profundidad son expertos en su materia y estarán más dotados para transmitir los resultados de sus estudios. El entusiasmo de un investigador es contagioso y estimulará a la formación de nuevos investigadores. El profesor investigador además de transmitir los datos de sus estudios, transmitirá lo que es el más importante componente de la enseñanza: la manera ccmo se logra el nuevo conocimiento. Varias técnicas modernas de pedagogía se basan en el modelo de la búsqueda del nuevo conocimiento: identificar el tema, problematizarlo, evaluar múltiples alternativas o hipótesis, descartar por peso de los datos o las pruebas por análisis sistemático, sintetizar, concluir y escribir (publicar).
El estudiante, estimulado por el profesor investigador, puede el mismo reconstruir el conocimiento recorriendo el mismo camino metodológico que hiciera el científico original descubridor de ese paradigma. El conocimiento y el ejercicio de la escritura científica ayuda a leer mejor los trabajos científicos, aumenta la facilidad de comunicación entre laicos y científicos y ayuda a comunicar la profundización de los temas. Un tema trivial puede mediante la influencia de las maneras de mirar y de hacer de los científicos convertirse en un gran tema cuando se lo mira en profundidad. Por todo esto, un profesor investigador es un mejor docente que un docente no investigador. Estará además enseñando lo que esté en el límite del conocimiento. Lo que es nuevo es lo que más le interesa. Sus lecturas de trabajos hechos por otros serán siempre más críticas, y en este ejercicio de la lectura crítica aparecerán nuevos temas de estudios.
Cambios incipientes
La ausencia de investigación como misión es la tradición de la universidad paraguaya. Cambiar una tradición cultural no es cosa sencilla. Sin embargo, se notan ya algunos cambios incipientes en algunos centros de estudios. Gran mérito del actual rector de la UNA fue la creación de 50 puestos de tiempo completo bien remunerados para investigadores. Este número debe expandirse, y quienes se benefician con el estipendio, deben rendir cuentas al pueblo demostrando su producción científica. Eso se espera de ellos. Existe un gran numero de jóvenes con vocación investigativa, pero faltan mentores y la voluntad de las autoridades nacionales para invertir fuertemente en investigación como lo están haciendo países vecinos, aun los pequeños, como el Uruguay. Los cambios son necesarios, pueden ser radicales, con la creación de nuevas instituciones, o graduales, como los propuestos en esta charla, con una creciente transformación de los modelos de universidad de enseñanza hacia los de investigación. El país necesita de la investigación científica. Introduzcamos la investigación en nuestras universidades. Mejorará considerablemente la docencia y la calidad profesional y algún descubrimiento puede sorprender y hacer la diferencia para el bienestar de nuestros ciudadanos.
Dr. Antonio L. Cubilla
Profesor Emérito de Patología, UNA.
Consejero por el MSP y BS, Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología
*Conferencia ante el claustro de profesores Universidad Cono Sur de las Américas (UCSA)