La babosa, el encierro.

1.-Es una novela psicológica con múltiples temas, pero que abarca muchos ámbitos psicológicos. Así, no solo abarca lo psicoambiental aregüeño, sino la pareja, lo familiar, las subjetividades-sexualidades masculinas-femeninas, los modos de vida regional, la religión, la infancia, la ley.

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En La babosa todo es importante: la interioridad, lo exterior, lo político, la rutina, lo cotidiano, la religión. Se acentúan tanto el pesimismo y la desesperanza como algo real y verdadero como la imposibilidad de resolución, también real y verdadero. Se acentúa también, en el contexto muy amplio, la dinámica del encierro, y en las estructuras más pequeñas los encierros que estallan. Así por ejemplo, el encierro religioso, el encierro de las parejas, el encierro con los egoísmos e ideales, el encierro con el pasado familiar. En la dinámica de los personajes centrales Ángela-Clara se va mostrando, por ejemplo, el encierro y la rutina de vida y el vivir sin horizonte. La vida angustiada e infernal, sin proyecto posible, que es denunciado, como portavoz de la comunidad, por Ramón Fleitas. Este personaje, con su decadencia, con su degradación moral y sus pérdidas de inhibiciones, va ilustrando cómo el sufrimiento humano con vocación de encierro construye su propio mal. Se describe en La babosa todo aquello que empuja la vida del encierro, del encierro generalizado imposible de parar, de limitar.
Esta es la característica esencial de esta novela de Gabriel Casaccia.

2.-Es importante subrayar que es en la figura de la mujer en que Casaccia muestra la desventura de una sociedad del autoencierro. Se destaca en esta obra cómo las palabras dichas o semidichas prenden en la raíz del ser y llegan, finalmente, a ser causa de conductas y hábitos de un sujeto. Son las palabras las que mandan, las que trauman, las que alientan; finalmente, las que gobiernan.

3.-Los rasgos de rumor y las cartas anónimas son datos psicológicos no solo sociales sino individuales que se destacan en la personalidad de la novela y en la estructura subjetiva del principal personaje: Ángela. Este personaje maneja el arma que duele al amo: el rumor. Contesta al que se coloca de amo con chismes y anónimos, así lo destruye. Contesta a todo aquel que se presenta como supuesto-padre-todo-amor, al decir de J. A. Miller (su representante más importante en la novela es el padre Rosales, el cura del pueblo). Ángela vive desgraciadamente sin un cierre resolutivo el acontecimiento traumático que se le presentó entre lo que se espera de un padre que supuestamente ama y unos hechos que lo contradicen. Los bienes de su padre fueron dados a su hermana Clara. Esta contradicción, esta discrepancia entre lo que se espera de un cierto mundo de amor y lo real, sin lógica ni orden, determinó que un pilar de su vida desaparezca. La denuncia de las falsedades e hipocresía constantes en el pueblo fue un modo de vida al que ella consagró. Las murmuraciones, el rumor, el chisme, que nunca es inocente, tienen su carga de intención y sentido: acallar un silencio. Pero tampoco su hostilidadad deja de ser una manera de expresar su temor: que el prójimo se entere de sus secretos. La agresión siempre es una defensa.
Ángela, la babosa-la que habla, es un emergente comunitario. Todos le dejan y le permiten hablar; nadie la niega, le dan la palabra, le posibilitan, le estiran la lengua, pero por medio de un mecanismo, que es el de hacerse el tonto, el jugar al descuidado. La babosa muestra el “goce” del sujeto de vivir en el descompromiso, del vivir en el como -si.

4.-Ángela nos enseña cómo en la vida los sucesos históricos (e histriónicos), como por ejemplo la injusticia de su padre –supuesto-todo-amor, quien se ha tirado en beneficio de su hermana Clara, con más cuerpo seductor y que aunque sea cuestión de juegos mentales o fantasías con fuerte carácter imaginario no deja de ser un factor desconcertante que perdura en la vida anímica y se mantienen en el tiempo. El tiempo no pasa, no corre cuando se trata del inconsciente; hoy es como si fuera ayer, es esto lo Ángela nos enseña. Lo que Ángela repite del pasado como si fuera ayer son los celos infantiles y los efectos de las incongruencias de los tratos del padre. Estos sucesos históricos, no tan evidentes en el relato de la novela, se cruzan con situaciones horizontales presentes, se cruzan con los personajes que estimulan con sus palabras dirigidas a Ángela un revivir estos enganches pasados. Los personajes de la situación horizontal participan, asimismo, de manera recíproca, con sus vivencias propias pasadas. Todo esto es lo que conforma el sentido del infierno. En este aspecto, se puede decir que Freud llamó psicoanálisis a lo único que puede quebrar la singularidad repetitiva, lo único que puede posibilitar colocar en condición de pérdida estos goces no placenteros pasados y compulsivos, pues el psicoanálisis pertenece a las disciplinas de las trasformaciones. Gabriel Casaccia tenía información psicoanalítica en Buenos Aires en los años 1938-40 como lo recuerda Francisco Pérez-Maricevich, por eso esta babosa tiene fuerte contenido psicológico.

5.-Ángela es una denunciante de la impostura y de la inconsistencia del ser humano, y el que lo representa es el cura del pueblo (el Padre supuesto–todo- amor). Por eso es que Ángela desarrolla la tensión de rivalidad y tensión sin salida con el Padre Rosales. Se explicita esto, precisamente, en boca del padre Rosales quien dice: “O ella o yo, ambos no podemos estar al mismo tiempo en este pueblo”. Un cura, finalmente, no reconocido por la comunidad al término de su vida. Tal vez porque nunca tuvo el sentimiento de pertenencia necesario, es decir, no adoptó las actitudes y normas que rigen la vida de la comunidad Aregüeña. Pero la impostura también está encarnada en el personaje abogado Dr. Brítez, quien, con su discurso legal reprime y manipula al sujeto, reprime la verdad, traiciona y Ángela también se levanta contra ese rol fingidor.

6.-Son los anónimos la estrategia final que usa Ángela para ejercer la imagen del árbitro supremo. Primero las murmuraciones, después suma los anónimos. El anónimo es un juicio pero sin identidad particular. Ella pretende constituirse en portavoz moral de la comunidad. Así, los anónimos, dados en buena cantidad a Clara, su hermana, le dejan claro el mensaje repetitivo, que cualquiera puede pensarla a ella como una basura, como una insolvente moral, como una depravada. Es su impotencia la que habla ante los desenlaces de herencia injusta con el padre: pues fue su menor capacidad de seducción (respecto a su hermana) al padre lo que ocasionó verle triunfar a su hermana. Su envidia es resultado de un “fracaso” en seducir. También su envidia pasa por el fracaso con su primer enamorado, seducido por su hermana, que fue otro de los tormentos de Ángela. La amistad se le hizo imposible y Rosalba, su amiga, lo pagó caro. Así de esta forma, el otro siempre fue un enemigo, un sujeto no confiable y al mismo tiempo un imposible poder salirse o cortar el vinculo. Ángela no se separó de lo que se quejó. Ángela termina cuidando a Clara en su derrumbe mental. En La babosa se destaca la ausencia de la amistad. Una de las razones para la existencia de la amistad es no tener motivo de envidia. Casaccia también representa en Ángela la función social del titiritero, el que organiza los vínculos de gua’u, siempre presente de manera más obscena en los grupos decadentes, decadencia que se puede presentar en todos los estratos sociales. El vínculo de gua’u que los políticos sin horizontes bien saben formar.

7.-El alcoholismo que circula en algunos de los personajes (Ramón y Clara en especial, y los habitué de la taberna de Teo) es otro ingrediente central en la novela para marcar desde otro lado la vida del encierro. El alcohol muestra la separación de los lazos. La droga nos muestra el reemplazo para el sujeto de su vida sexual por el objeto droga, nos muestra cómo el deseo fundamental del sujeto queda desconocido. El alcoholismo de Clara es así el testimonio de su encierro autoerótico; vive así conectada con un goce que no logra pasar por el cuerpo del otro; en este sentido consigue un relevo de la sexualidad. El goce químico, su necesidad imperiosa, queda al desnudo al final de la obra, en los personajes de Clara y Ramón.

8.-El papel del cantante es fundamental porque va subrayando a modo de recuerdo inconsciente lo más esencial de los instantes psicológicos que se van desarrollando. Marca el sentido, levanta sospecha, hace presente el enigma.

9.-El Grupo Real de Teatro nos muestra La babosa en la teatralizacion de Ovidio Benítez Pereira, como homenaje a Gabriel Casaccia en su centenario, un trabajo delicado y sostenido por el director del grupo Roger Bernalve.

Genaro Riera Hunter
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