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Pero terminó convirtiéndose en el momento propicio para hablar de una serie de temas que estaban latentes. Entre ellas, su trabajo como autor teatral.
- ¿Está escribiendo teatro?
- No, porque no hay para quién.
- ¿Por qué?
- Porque no hay para quién.
- Desde que desapareció Ernesto Báez no escribe más teatro.
- No, porque con Ernesto teníamos una suerte de simbiosis, pues lo que yo no ponía en el libro, él lo sacaba de entre líneas. Nos entendíamos mucho. También me sucede eso con Tito Chamorro. Pero Tito Chamorro hace un tipo de teatro totalmente distinto al que hacía Ernesto. Ernesto hacía un teatro, digamos, de estructura clásica, y Tito Chamorro le da un ritmo de televisión y movimientos espasmódicos y saltos, y demás cosas. Él quiso hacer varias obras que yo escribí para Ernesto, pero a su manera. La única condición que puse es que debía actuar Carlos Gómez. Pero Carlitos no se avenía a ese tipo de trabajo.
- Es evidente que algunas obras suyas fueron hechas a la medida de Ernesto Báez.
- Evidentemente.
- Pero hay obras suyas que pueden y deben ser representadas por otros elencos.
- Probablemente la mayoría de mis obras las hice a la medida de la compañía de Ernesto Báez, conociendo el carácter y el talento de cada uno de sus miembros. Yo sabía hasta dónde daba el propio Ernesto, Emigdia Reisófer, Blanca Navarro, Matías Ferreira Díaz, Carlitos Gómez, Alejo Vargas. Yo sabía qué tipo podían representar y esto hacía las cosas más fáciles. Ahora, toda esa gente desapareció, sin embargo hay otra gente joven como este chico que tiene una compañía, el hijo de Roque Sánchez y Graciela Pastor. Él suele hacer montajes de mis obras, pero resultan pálidas, descoloridas.
EL AUTOR, SU OBRA Y EL DIRECTOR
- No estamos de acuerdo en este punto. el autor escribe su obra y tiene una idea y una concepción de ella. Pero se completan con la idea y la concepción del director. Entiendo su amistad y el afecto a Ernesto Báez, pero también creo importante que sus obras vuelvan al escenario. Hay por lo menos una generación, o quizá dos, que nunca vio obras suyas.
- Cuando desapareció Ernesto, parece una predestinación, se quedó atrás toda una generación de gente que hacía mi teatro. A esto hay que sumarle que el teatro que yo hacía con Ernesto, era de contenido y finalidad popular. Para lo popular se requiere un espacio muy grande, como el Teatro municipal, que ya no existe. Entonces, acá en Asunción, para cualquier compañía se vuelve problemático montar una obra con diez o doce personajes en una sala chica. Pero en el interior se están presentando permanentemente mis obras. Hace poco, una compañía de Luque mi invitó porque estaba haciendo allí El comisario de Valle Lorito, en homenaje a Julio Correa. Pero al irse Ernesto fue como cerrar la cortina sobre un tiempo. Pero las obras creo que siguen vigentes, incluso aquellas obras que yo mismo edité, tienen permanente demanda desde la campaña.
- ¿No piensa seguir escribiendo teatro, aunque en este momento no haya posibilidades de ponerlas en escena?
- Es que yo me malacostumbré. Cuando yo estaba escribiendo una obra ya sabía la fecha de estreno y quiénes iban a tomar parte en el elenco. Tan es así, que muchas obras fracasaron por apresuradas, porque eran a plazo fijo. Pero la mayoría salió bien porque las obras eran espontáneas, aunque muchas veces la espontaneidad se logra a costa de la profundidad.
- ¿Está escribiendo teatro?
- No, porque no hay para quién.
- ¿Por qué?
- Porque no hay para quién.
- Desde que desapareció Ernesto Báez no escribe más teatro.
- No, porque con Ernesto teníamos una suerte de simbiosis, pues lo que yo no ponía en el libro, él lo sacaba de entre líneas. Nos entendíamos mucho. También me sucede eso con Tito Chamorro. Pero Tito Chamorro hace un tipo de teatro totalmente distinto al que hacía Ernesto. Ernesto hacía un teatro, digamos, de estructura clásica, y Tito Chamorro le da un ritmo de televisión y movimientos espasmódicos y saltos, y demás cosas. Él quiso hacer varias obras que yo escribí para Ernesto, pero a su manera. La única condición que puse es que debía actuar Carlos Gómez. Pero Carlitos no se avenía a ese tipo de trabajo.
- Es evidente que algunas obras suyas fueron hechas a la medida de Ernesto Báez.
- Evidentemente.
- Pero hay obras suyas que pueden y deben ser representadas por otros elencos.
- Probablemente la mayoría de mis obras las hice a la medida de la compañía de Ernesto Báez, conociendo el carácter y el talento de cada uno de sus miembros. Yo sabía hasta dónde daba el propio Ernesto, Emigdia Reisófer, Blanca Navarro, Matías Ferreira Díaz, Carlitos Gómez, Alejo Vargas. Yo sabía qué tipo podían representar y esto hacía las cosas más fáciles. Ahora, toda esa gente desapareció, sin embargo hay otra gente joven como este chico que tiene una compañía, el hijo de Roque Sánchez y Graciela Pastor. Él suele hacer montajes de mis obras, pero resultan pálidas, descoloridas.
EL AUTOR, SU OBRA Y EL DIRECTOR
- No estamos de acuerdo en este punto. el autor escribe su obra y tiene una idea y una concepción de ella. Pero se completan con la idea y la concepción del director. Entiendo su amistad y el afecto a Ernesto Báez, pero también creo importante que sus obras vuelvan al escenario. Hay por lo menos una generación, o quizá dos, que nunca vio obras suyas.
- Cuando desapareció Ernesto, parece una predestinación, se quedó atrás toda una generación de gente que hacía mi teatro. A esto hay que sumarle que el teatro que yo hacía con Ernesto, era de contenido y finalidad popular. Para lo popular se requiere un espacio muy grande, como el Teatro municipal, que ya no existe. Entonces, acá en Asunción, para cualquier compañía se vuelve problemático montar una obra con diez o doce personajes en una sala chica. Pero en el interior se están presentando permanentemente mis obras. Hace poco, una compañía de Luque mi invitó porque estaba haciendo allí El comisario de Valle Lorito, en homenaje a Julio Correa. Pero al irse Ernesto fue como cerrar la cortina sobre un tiempo. Pero las obras creo que siguen vigentes, incluso aquellas obras que yo mismo edité, tienen permanente demanda desde la campaña.
- ¿No piensa seguir escribiendo teatro, aunque en este momento no haya posibilidades de ponerlas en escena?
- Es que yo me malacostumbré. Cuando yo estaba escribiendo una obra ya sabía la fecha de estreno y quiénes iban a tomar parte en el elenco. Tan es así, que muchas obras fracasaron por apresuradas, porque eran a plazo fijo. Pero la mayoría salió bien porque las obras eran espontáneas, aunque muchas veces la espontaneidad se logra a costa de la profundidad.