Herta Müller, concentración de poesía y franqueza

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La novelista, ensayista y poeta alemana, de origen rumano, Herta Müller es la ganadora del Premio Nobel de Literatura 2009. La Academia Sueca le concedió el galardón por “describir con la densidad de la poesía y la sinceridad de la prosa el universo de los desposeídos”.

De origen rumano-alemán, nació en la región de Timisoara de Nytzkydorf, Rumania, el 17 de agosto de 1953, dentro de una familia de la minoría alemana en ese país, por lo que desde muy joven se supo mover entre ambas culturas. Su padre sirvió durante la Segunda Guerra Mundial en las Waffen-SS, y su madre fue deportada a la Unión Soviética en 1945, donde pasó cinco años en un campo de trabajo en Ucrania. Müller estudió filología germánica y rumana en la Universidad del Oeste de Timisoara entre 1973 y 1976. En esa época integró el Aktionsgruppe Banat, una agrupación de escritores idealistas rumano-alemanes. Multifacética, entre sus trabajos están el de traductora técnica entre 1977 y 1979 en una fábrica de maquinaria, lugar en el cual sólo duró dos años por haberse negado a cooperar con la Securitate Statului —la Policía Secreta del régimen comunista-rumano—. De allí pasó a trabajar en una guardería, donde también enseñaba alemán, y sufría la constante persecución de la Securitate. Ópera prima Su primer libro, la colección de cuentos Niederungen (En tierras bajas) —tras dormir por cuatro años en la editorial— vio la luz en 1982 en Rumanía, pero con los "cortes", que sufrían la mayoría de las publicaciones de esa época bajo el régimen del dictador Nicolae Ceausescu; no obstante, dos años después logró imprimirla completa en Alemania. Al mismo tiempo, publicó Drückender Tango, una obra muy crítica del régimen comunista de Ceausescu, en la cual se tratan temas álgidos, como la corrupción, la intolerancia y la opresión que se enseñoreaban en el gobierno del dictador. Esto motivó la prohibición de la publicación de sus libros en Rumanía, pero le valió ser aclamada por la crítica alemana como una revelación. Una puerta que se cierra, otra que se abre Sin embargo, cuanto más la prohibía el dictador y la atacaba a través de su prensa oficial, sus libros tenían más éxito y recibían más premios tanto en Alemania — donde recibió el premio Aspekte, al mejor debut en lengua alemana del año— como en Austria. En tierras bajas es una obra que en unas ochenta páginas contiene quince relatos breves, y en la que la autora narra y enfoca, a través de la mirada de una niña, la vida de un pueblo alemán perdido en Rumanía y muy venido a menos tanto en lo económico como en lo moral. "Papá era un mentiroso. Y todos los allí presentes también mentían con su silencio. Todos estaban ahí papando moscas. Los fui mirando uno a uno: sus horribles caras sebosas, sus narices, sus ojos, sus cabezas de pelambre hirsuta. La barba de dos días de papá duplicaba y ocultaba su ordinariez. Las manos de papá rubricaban sus palabras mendaces y resultaban convincentes en cada uno de sus gestos", critica la voz de la niña que narra la historia. Lo que cuenta la autora en esta obra es una historia de represión permanente y de incomunicación que empieza por la vida familiar y sigue con las relaciones de los individuos con el Estado. Tanta fue la repercusión de la obra en Alemania que le posibilitó instalarse con su marido, el novelista Richard Wagner, en Berlín, tras abandonar su país, en 1987. Herta Müller es miembro de la Academia Alemana de Oratoria y Literatura de Darmstadt desde 1995. En 1997 abandonó el PEN Club como forma de protesta por la decisión de reunir las asociaciones de Alemania del Este y del Oeste tras la caída del muro de Berlín. En julio de 2008 publicó una carta abierta a Horia-Roman Patapievici, presidente del Instituto Cultural Rumano, como protesta por financiar una escuela rumano-alemana en la cual trabajaban dos ex informantes de la Securitate. El sufrimiento de las minorías Con la apariencia de la sencillez, la mayoría de las historias de Müller, con una prosa hecha de cosas simples, como sus palabras, de relatos breves que proceden de la tierra, de recuerdos inminentes, de las sombras permanentes en el entorno, del rastro de historias ancestrales, encierran temas profundos, como la situación de la minoría alemana durante la dictadura de Ceacescu. Por ejemplo, El ser humano es un gran faisán en el mundo relata crudamente las ansias de una familia alemana por obtener autorización para abandonar Rumanía, reflejando su desesperanza cotidiana, sus conflictos, supersticiones y sueños. Todos traicionan a todos En La bestia del corazón, el suicidio de Lola, una joven estudiante del sur de Rumania que intenta escapar de la pobreza durante el régimen de Ceaucescu, inspira a un grupo de amigos —que se resisten a ser anulados por el sistema— a continuar resistiéndose. Aquí el tema principal, que es la lucha por conservar la individualidad, se conjuga con otros, como la corrupción y la asimilación social, de la resistencia y la violación de las normas. La autora retrata una sociedad que lucha contra la supresión y de las privaciones materiales: "Si nos mantenemos en silencio, nos odiamos a nosotros mismos. Si hablamos, nos volvemos ridículos". La piel del zorro es una obra que describe una ciudad rumana de fines de la dictadura de Ceaucescu. Como en zigzag, nos va pintando múltiples escenarios desnudos —apartamentos, fábricas, bares, hospitales, cuarteles— y personajes amenazados —una maestra, un soldado, la amante de un agente de la Securitate—, todos con el estigma del fracaso y la sospecha. Pero el verdadero y genial protagonista de La piel de zorro es el lenguaje con el que se organizan la trama y las escenas donde nuevamente el círculo vicioso de la opresión y la desesperanza es recreado. En su última novela Atemschaukel —que cuenta la historia de un adolescente de 17 años que después de la Segunda Guerra Mundial es llevado por los rusos para ayudar en un campo de trabajo a la reconstrucción de la Unión Soviética, en un destino que compartieron muchos miembros de la minoría alemana—, aunque sigue con el tema de la situación bajo la dictadura, se centra en su destino personal. Este tema estuvo prohibido durante años en Rumania: la deportación de decenas de miles de rumanos de origen alemán a finales y después de la Segunda Guerra Mundial a la Unión Soviética. Aunque su madre pasó cinco años en un campo de trabajo, Herta nunca pudo hablar con ella sobre esos infaustos años, aunque sí pudo obtener detalles de primera mano con el poeta Oskar Pastior —quien también había estado en un campo de trabajo—; ambos hasta habían pensado en la posibilidad de escribir juntos un libro sobre el tema. El proyecto se frustró por la súbita muerte de Pastior, en 2006 cuando acababa de recibir el Premio Georg Büchner. Esta desgracia no impidió que Herta aprovechara sus conversaciones con el poeta —y con otros que habían tenido la misma experiencia— para plasmar el tema en una nueva novela. El libro es el intento de Müller por desentrañar lo que se escondía detrás del silencio de su madre, y de otros muchos rumanos-alemanes de su generación, que no se atrevían a hablar nunca del tiempo que habían pasado en campos de trabajo soviéticos, en donde los rusos creían que con ello hacían pagar a los alemanes sus culpas como cómplices de Hitler, sin considerar que muchos de los alemanes también eran judíos y también fueron víctimas del nazismo. La escritora admite que le costó "abandonar el nosotros y escribir sola una novela. Sin los detalles de Pastior del día a día en el campo soviético no podría haber escrito la novela". El mérito de Müller fue elaborar en forma literaria las experiencias extremas de otros: el hambre permanente en medio del trabajo forzado, el cautiverio. El Nobel Con una producción de una veintena de libros de ensayo, novela y poesía, entre los que destacan El diablo sentado en el espejo, Hambre y seda y El hogar es lo que se habla ahí, la escritora de origen rumano-alemán ha logrado representar la atroz realidad de la época más dura que ha vivido Rumania en su historia moderna. Sus otras traducidas al español son En tierras bajas, El hombre es un gran faisán en el mundo, La bestia del corazón y La piel del Zorro, de las cuales hemos hablado más arriba. Herta Müller, la cuarta mujer en recibir el premio durante los últimos quince años —que logró imponerse a otros pesos pesados de la literatura mundial, como Amos Oz, Phillip Roth, Adonis, Assia Djebar o Vargas Llosa—, recibió el premio, dotado con diez millones de coronas suecas (980.000 euros o 1,4 millones de dólares)— el pasado 10 de diciembre, aniversario de la muerte de su fundador, Alfred Nobel, en Estocolmo. La Academia le otorgó el Premio Nobel de Literatura 2009 por una obra que es "concentración de la poesía y la franqueza" y que "describe el paisaje de los desposeídos".

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