Gramática, identidad y uso del guaraní (final)

Nos sorprende leer a Lino Trinidad cuando escribe: “...sostengo que no existen lenguas puras; que el guaraní no es puro desde el momento que ha asimilado -por la vía del préstamo- varios vocablos del quechua y del aymará, y por la vía de la transfonetización- varios otros del castellano (aramiro, kavara, kurusu, ovecha, etc.)”.

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Enio Quevedo

III
Polisíntesis


Seamos precisos en este punto. Trinidad acepta que oveja se dice “ovecha” en guaraní. Es decir, acepta la interiorización inicial de la palabra oveja desde el castellano, la posterior mutación del fonema “j” en “ch” y la migración del acento a la última sílaba. ¿Y por qué acepta que eso pueda ocurrir con almidón, cabra, cruz, oveja pero se niega a aceptar que lo mismo pueda seguir sucediendo ahora? ¿No se da cuenta que está invalidando sus propias argumentaciones?

Cuando alguien que afirma estar hablando en guaraní dice “ovecha”, Lino Trinidad dice “Sí, sí ....... es guaraní....” pero si alguien, hablando guaraní, dice electrodo, digital, tomografía axial computarizada, superyó, etc. Trinidad dice: “No, no ... ignora el idioma...”. Suponiendo como hipótesis de trabajo y con fines exclusivamente argumentativos que la oveja nunca haya existido, y que los avances de la ingeniería genética en Europa hayan creado la oveja hoy. Luego, que esta oveja haya sido introducida de inmediato al Paraguay por los productores del sector primario sobre la base de una decisión de rentabilidad. Nos preguntamos: ¿Cómo propondrían hoy los especialistas del guaraní denominar a la oveja? Estamos seguros de que repudiarían como una aberración la palabra “ovecha”. Propondrían , invocando el carácter polisintético del guaraní, algo parecido a “chancho con pelo blanco” y luego tratarían de obligar a la gente a llamar a la oveja como “kurehaguemorotîva” o cualquier cosa parecida. ¿Acaso no es esto lo que sucede con los dos simples ejemplos anteriores: electrodo y disquete?.

El texto que resume los fundamentos teóricos que esgrimen los especialistas del guaraní, cuando se dedican a crear sus neologismos es “Polisíntesis guaraní” de Lino Trinidad (Intercontinental, 1998). Trinidad inicia su trabajo resumiendo la tipología morfológica de Alonso-Cortés, clasificando según la estructura de las palabras a las distintas lenguas del mundo en: a) Aislantes, b) Aglutinantes, c) Flexivas y d) Polisintéticas. De acuerdo a esta clasificación, el guaraní sería una lengua polisintética al incorporar en una palabra elementos que en otras lenguas son expresados por palabras independientes y que tienen relación sintáctica entre sí (Polisíntesis...., Pág. 76). Así, Trinidad propone como ejemplo de la naturaleza polisintética del guaraní la forma como esta lengua expresa el equivalente de la frase castellana “Me hubiera gustado hacerle cantar a alguien”: “Aporombopuraheisemo' âkuri”.

Así, el citado carácter polisintético del guaraní es el que posibilita a los distintos estudiosos fundamentar la naturaleza de las palabras que crean en su tarea de ampliar el sistema léxico del citado idioma. Pero en esta tarea cometen un error fundamental que los lleva en numerosas ocasiones a extremos absurdos. Este error podría enunciarse de la siguiente forma: “Si el guaraní es polisintético, todas las palabras que se irán incorporando al sistema léxico deberán respetar la noción de polisíntesis”. Así, nacen aberraciones tales como “Mba'asy oporomohatambáva ha omokuruchîva” como equivalente de tétano, que recoge el Primer Diccionario Neológico Guaraní, del especialista Ramón Silva. Esta modalidad no es otra cosa que la persistencia en la concepción metafísica de la lengua como origen, fundamento y modelo que no debe ser alterado. De este modo, no debe ser alterada la naturaleza polisintética del guaraní.

Dada la gravedad del abandono de posiciones elementales de la lingüística, voy a proceder a la refutación de lo que honestamente considero desvaríos lingüísticos, con bastante detalle. Paso a exponer los siguientes puntos: a) Lehmann (Introducción a la Lingüística Histórica, Gredos, 1969) señala como principal punto débil de toda clasificación tipológica de tipo morfológico -donde la palabra es esencial- la carencia de una enunciación lingüística aceptable de lo que sea una palabra: ¿Qué es una palabra, cuáles son sus límites? ¿Es una palabra “mba'yrumyipurukarepy”? b) No existe lengua que pertenezca estrictamente a una tipología. Enunciado fundamental, perfectamente claro inclusive en el libro del Prof. Trinidad, en donde este hecho es presentado como conclusión (Polisíntesis, pág. 79): “Por lo menos, la clasificación morfológica ...es relativa desde el momento que no existen tipos puros en la realidad lingüística, sino más bien una combinación de ellos”. Haciendo referencia al guaraní, Trinidad es categórico: “El guaraní, por su parte, si bien tiene todas las características de las polisintéticas, también tiene rasgos de aglutinación y, en algunos aspectos, hasta podemos vincular también con las aislantes. Muchos autores coinciden, por esta razón, en que es mejor hablar del predominio de un tipo sobre otro, antes que hablar de tipos bien definidos”, c) Una lengua puede evolucionar en el tiempo, cambiando su naturaleza morfológica. Es lo que nuevamente afirma el propio Trinidad en su mencionado libro: “... se ha constatado que con el paso del tiempo, las lenguas presentan cambios en su composición formal que modifican algunos de sus rasgos estructurales sobresalientes y estas modificaciones, a su vez, producen variación clasificatoria tipológica en las lenguas”. Y aquí está todo dicho. En el caso del guaraní, el contacto con el castellano hace que el préstamo suplante a la polisíntesis en el proceso de formación de palabras. Desde el punto de vista de la fonética articulatoria, es más sencillo para un hablante decir electrodo que “itanarâmbojaha”. Luego, el préstamo prevalece sobre la polisíntesis en numerosos casos, abandonando lentamente el guaraní su carácter polisintético. Cito nuevamente a Lehmann: “Las lenguas germánicas más antiguas, por ejemplo, tienen índices sintéticos muchos más altos que los que presentan las lenguas habladas hoy”. Es el mismo caso que el guaraní. El índice sintético disminuirá porque las palabras pasarán a formarse mayoritariamente por préstamo. Por tanto, refuto de manera categórica el recurso a la esencia polisintética del guaraní para tratar de justificar neologismos disparatados.

IV

Enseñanza


Trinidad dice: “...cualquier idioma que ha de enseñarse, se hará a partir de su forma estandarizada (normatizada) y nunca a partir de una mezcla innecesaria ni de una variedad asistemática. El "jopara' no es una variedad potable”. De acuerdo, pero ¿Forma estandarizada a partir de qué? ¿Cuál fue el corpus que sirvió de base a las actuales gramáticas del guaraní? ¿Qué relación existe entre dichas gramáticas y los usos efectivos de la lengua por los hablantes? Si una gramática de una lengua natural en uso, concebida de acuerdo a los parámetros de cualquier lingüística que pretenda ser contemporánea, es descriptiva del estado actual de utilización de una lengua ¿No debería ella guardar gran relación con las prácticas lingüísticas de los sujetos?

Por tanto, nuevamente existe evidencia empírica que permite suponer que las gramáticas del guaraní, establecidas actualmente en el seno del sistema educativo ya no hagan referencia a una lengua que exista de ese modo en el campo de lo hablado. Es más, si la lengua es lo efectivamente hablado, siendo una gramática su descripción estructural, la realidad del guaraní es su imbricación con el castellano.

Esta perspectiva será resistida por los sujetos que tienen una visión absolutamente metafísica de la lengua, como origen, fundamento y modelo cuya pureza se debe resguardar. No existe origen sino un continuo devenir. El guaraní hablado por la población nativa a inicios de la época colonial tampoco nació de la nada con toda su riqueza, sino del continuo devenir y evolución de otras lenguas. Resulta molesto tener que decir cosas tan rudimentarias, pero la evolución no es corrupción, principio básico de la lingüística contemporánea. Así, la evolución del guaraní efectivamente hablado, lleva necesariamente a la incorporación de componentes del castellano en todos los niveles de su estructura gramatical, siendo la estructura léxica aquella que evidencia este hecho de manera más notoria. Remitir cualquier objeto a una esencia inmutable y trascendente es una operación metafísica, autoritaria, que no tiene cabida en un pensamiento que pretenda ser contemporáneo.

Lo pernicioso es proceder a la implementación obligatoria de una gramática absolutamente divorciada de la evolución real del uso del guaraní por los sujetos, como si el uso efectivo de la lengua fuese un estorbo o una fantasía colectiva. Es proceder como si la lengua hablada por los paraguayos fuese un absoluto error de estudiantes y ciudadanos incompetentes en el manejo de una gramática que principalmente en el nivel léxico- se revela una furiosa construcción de gabinete.

V

La lingüIstica no es prescriptiva


La lingüística no es prescriptiva. En su forma contemporánea, la lingüística rechaza cualquier pretensión de imponer modelos determinados a las personas. No se pretende enseñar a hablar bien o mal a nadie. Cualquier idea de “buen uso” se revela absolutamente autoritaria pues es simplemente el uso de un grupo social determinado que pretende hegemonizar su particular utilización de una lengua determinada.

Bello decía que “...la gramática de una lengua es el arte de hablar correctamente, esto es, conforme al buen uso, que es el de la gente educada...” Lino Trinidad afirma: “Lo cierto es que no comparto la utilización indiscriminada en guaraní de vocablos castellanos. No comparto la utilización innecesaria de vocablos castellanos en un discurso o texto en guaraní”. Ahora, ¿Qué relación existe entre estos enunciados prescriptivos y el uso efectivo de la lengua por parte de los hablantes? Algunas personas utilizan la lengua como la “gente educada” de Bello. Otras no. Grandes áreas del Paraguay están caracterizadas por un uso del guaraní que acude a numerosas palabras del castellano y no siempre por incompetencia sino por interiorización efectiva de palabras castellanas, por la vía del préstamo, en sus sistemas léxicos. Estos son hechos, no pueden ser discutidos. La lengua, su uso y evolución no se regulan por decretos.

Es imposible obligar a los sujetos a utilizar estrictamente códigos lingüísticos determinados. Lino Trinidad dice que no comparte la utilización innecesaria de vocablos castellanos en un discurso en guaraní.

Y sin embargo se niega terminantemente a aceptar el hecho de que muchos de los vocablos castellanos a los que hace referencia son en realidad ya verdaderos vocablos del guaraní incorporados a la lengua por sus únicos soberanos: los hablantes.

VI

La ilusión de la competencia perfecta


Dice Lino Trinidad: “El educando debe recibir la enseñanza sistematizada. Una vez aprendida la lengua en su forma normatizada, puede mezclar con lo que quiera, pero ya no correrá ningún riesgo de perder la competencia adquirida o de destruir alguna de las lenguas que tiene en uso”. ¿Y qué es esto sino la ilusión de lograr el ideal teórico del bilingüismo perfecto, definido éste como la competencia total en las dos lenguas, equivalente a la competencia que un hablante nativo monolingüe tiene en la suya?

La competencia bilingüe perfecta (el bilingüismo coordinado) si es que dicho objeto existe más allá de su estatuto puramente teórico- es el caso más raro y en Paraguay estamos lejos de vivir dicha situación. En casos de bilingüismo generalmente una lengua será dominante y otra subordinada. Podríamos decir que lo que existe en Paraguay es una mutación del polo dominante de acuerdo a la geografía. Precisar estas afirmaciones sobre la base de estudios de mayor especificidad es importante.

VII

Palabras


Dado el verbo “menda”, compuesto de “mena” (marido) a “a” (caer). Las mujeres guaraníes lo usaban para significar el hecho de conseguir un varón. Por tanto, su uso era privativo de las mismas. La imposición de los códigos culturales españoles introdujo el matrimonio monogámico cristiano, que asignó posteriormente para “menda” la significación general de matrimonio. Para un hombre, decir “amenda” entre los guaraníes era una aberración. Ahora no. La palabra permanece intacta pero el uso se modifica radicalmente. ¿Seguimos hablando guaraní por el sólo hecho de que se conserven las palabras? O cuando un varón se transformaba en un conocedor de los secretos de la selva, se producía el “ka'a kuaa”. El verbo “kakuaa” como señal de madurez, condición de existencia, se usaba exclusivamente para hombres y animales. Ahora no.

Dada la palabra taxi, aceptada en numerosas lenguas inglés, francés, castellano, portugués, etc- como representativa de los vehículos que prestan el servicio remunerado, no colectivo, de transporte a nivel urbano, los especialistas del guaraní prescriben que dicho objeto deberá ser designado con el vocablo “mbayrumyijepurukarepy”. Dada la palabra fotocopiadora, la misma tiene como equivalente a “mba'embipuru moha'ângaje”

Dada la palabra taxi, aceptada en numerosas lenguas inglés, francés, castellano, portugués, etc- como representativa de los vehículos que prestan el servicio remunerado, no colectivo, de transporte a nivel urbano, los especialistas del guaraní prescriben que dicho objeto deberá ser designado con el vocablo mbayrumyijepurukarepy. Dada la palabra fotocopiadora, la misma tiene como equivalente a mba'embipuru moha'ângaje.


Y señores, invocar una supuesta naturaleza polisintética del guaraní para tratar de justificar este tipo de actitudes linda con lo demencial. Siendo la lengua y su evolución hechos fundamentalmente sociales, existe gran probabilidad de que la incorporación real de la palabra taxi por los hablantes guaraníes se efectúe por préstamo: taxi. En algún momento de su evolución, una lengua incorpora elementos fuera de su universo originario por diversas razones. Y eso forma parte de la naturaleza de las lenguas y de la evolución de las mismas. La incorporación por parte del guaraní de elementos de otras lenguas no es condenable. Su producto lo efectivamente hablado- no debe ser considerado como algo maligno.
Sabemos que los españoles llegaron con armas y caballos. Ahora preguntamos: ¿Cómo llegaron los romanos a la Península Ibérica? ¿Llegaron con una gramática latina envuelta en papel de regalo? ¿Es acaso la historia del nacimiento de las lenguas romances una novela rosa? Y con esto no estamos justificando absolutamente nada sino únicamente estamos señalando el hecho de que los cambios lingüísticos distan mucho de ser pacíficos en numerosos casos.

VIII
Final

Uno de los objetos de una lingüística es la construcción de la gramática de una lengua natural. Una gramática así definida es un sistema semiótico que tiene por objeto representar a una lengua natural, por tanto carece de poder coercitivo sobre ella. Dada la evolución permanente de una lengua natural como hecho aceptado y estudiado por la ciencia lingüística contemporánea, una gramática que pretenda legitimidad deberá permanentemente acompañar el movimiento de la lengua. Una gramática no puede constituirse en punto fijo y origen de una lengua natural. Existe evidencia empírica de que las gramáticas actuales que forman parte del sistema educativo formal del Paraguay presentan importantes discrepancias con el lenguaje efectivamente hablado por los habitantes. Por tanto, sostengo que la continuidad de su implementación en el sistema educativo, sin importantes revisiones, genera efectos colaterales que deben ser evaluados en su real magnitud.

Estoy a favor de la permanencia del guaraní en el sistema educativo y del perfeccionamiento progresivo de los sistemas de educación bilingüe. En este punto establezco absoluta distancia con las personas que pregonan la extirpación radical del guaraní de la educación paraguaya. No soy uno de ellos. Pero sostengo que las gramáticas guaraníes actualmente implementadas deben someterse a profunda revisión porque las lenguas evolucionan. Y a veces no evolucionan como quisiéramos. No existen identidades fijas, la identidad es el continuo devenir.

Los especialistas del guaraní deberían ser más prudentes y no cometer el error de adoptar las mismas estrategias que alguna vez utilizaron los verdugos del idioma que tanto aman: la coerción, la fuerza, el recurso a un aparato de estado. Ayer, la armadura, el caballo y la espada del invasor español. Hoy, el maestro, la mala calificación, el reprobar la materia, repetir el curso, la expulsión. Mientras, aumenta el consumo de ansiolíticos entre los jóvenes paraguayos por la tensión de los exámenes, según estudios fidedignos (CICAD/OEA SENAD). No colaboremos con las exigencias de una sociedad demente pidiendo a nuestros jóvenes que aprendan la gramática de un guaraní irreal.
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