Frida Kahlo "Viva la vida"

Rebelde y apasionada, perseguida por el dolor del cuerpo, primero; del espíritu, después; inconforme con su destino, trató de comprender su realidad, de interpretarla y transformarla en arte: en su arte, su manera de darle color al gris de su vida.

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Ella no pintó sueños, transformó su realidad y la convirtió en arte, a su manera: a la manera de Frida.Un cálido día de julio, concretamente el 6, de 1907 nace en Coyoacán, en la capital mexicana, Magdalena del Carmen Frida Kahlo Calderón, la inolvidable Frida Kahlo.   

La vida de Frida estuvo signada por la desgracia desde su infancia. Cuando era niña tuvo que pasar nueve meses en cama debido a la poliomielitis, enfermedad que contrajo en 1913 y que le dejó una secuela permanente: la pierna derecha mucho más delgada que la izquierda.   
   
Sin embargo, esta circunstancia hizo aflorar una de las principales características de su carácter: la fortaleza de espíritu. Rebelde y enérgica, ella fue una de las primeras mujeres en estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México, en 1922. Allí conoce al muralista Diego Rivera, su amor eterno.   
   
Comienza a tomar clases de grabado con Fernando Fernández Domínguez en 1925, pero como la vida tiene sus bemoles o, en este caso, sus colores o sus tonos grises, la adversidad vuelve a llamar a su puerta. El 17 de septiembre, el autobús en que Frida viajaba chocó violentamente contra un tranvía. Tenía solo 18 años. Debido a las múltiples fracturas, entre ellas, de la pelvis y en las piernas, le implantaron una varilla metálica en la columna vertebral. Perseverante y tenaz, nuevamente la energía de su carácter la salva: con su habilidad de artista, Frida transforma los largos y aburridos meses de postración en dibujos y pinturas. Más adelante, con Diego Rivera, perfeccionaría su técnica pictórica.   

En esta época, 1926, comienza a realizar sus primeros autorretratos en los que se pueden notar, obviamente, las huellas del accidente en su alma, primero, y, en consecuencia, la intención de revelarse a sí misma, además de su ansia de buscar una respuesta su amargo destino.   
   
Las dos Fridas   

Superado el obstáculo, logra caminar nuevamente. Y quiere seguir pintando. En 1927 se reencuentra con Diego Rivera. Frida le lleva sus primeros cuadros y el pintor muestra interés por la artista y su obra; dos años más tarde, el 21 de agosto de 1929, se casan. Ella tenía 22 años y él 43.   

El matrimonio fue una rara combinación de amor/odio, celos artísticos y vínculo creativo que muchas veces explotó, como cuando se divorciaron en 1939, pero solo temporalmente, ya que se volverían a casar un año después.   
   
Con todo, la artista, experta también en el arte del sufrimiento, vuelca esta desilusión nuevamente en sus pinturas. Y siempre en un autorretrato. Esta vez en uno que muestra dos personalidades: Las dos Fridas. En esta obra enfrenta la infidelidad a través de la separación entre las dos Fridas: una de ellas en traje de tehuana, la que ama a Diego —creación e inspiración de Diego—, y la otra Frida, de raíces europeas, la verdadera, la que era antes de él, la que lo odia. Los corazones de las dos mujeres están conectados uno al otro por una vena; la parte europea rechazada de Frida Kahlo amenaza con perder toda su sangre, su sangre enamorada, desilusionada.   

A pesar de todos los bretes, Diego fue un constante apoyo en la carrera artística de Frida. A idea de él, la pintora comenzó a utilizar su peculiar vestimenta que la haría tan conocida: el traje tradicional mexicano de largos vestidos de colores y de joyería estrafalaria. Esta vestimenta y la singular forma de sus cejas fueron el sello personal de Frida. Diego, amante de su pintura, era, además de su fuente de inspiración —para bien o para mal—, su principal admirador y su "Pigmalión". Ella, su principal crítica, según cuentan.   
    
Mi muñeca y yo   

Pero, por si fuera poco, el accidente, además de dolorosas operaciones y largos periodos de convalecencia y postración, también trajo aparejada la infertilidad, la cual le fue muy difícil de aceptar; tardó años en hacerlo. Frida intenta infructuosamente quedar embarazada; en esa época sufre su primer aborto, al que siguieron dos más. Una vez recuperada, esta pérdida también plasmó en sus pinturas Mi muñeca y yo y Frida y el aborto.   
   
Frida y Diego viajan a San Francisco, Estados Unidos, y después a Detroit, para finalmente instalarse en Nueva York, donde realiza su obra My dress hanging there, un cuadro repleto de símbolos. La influencia de los exvotos, lo popular, lo religioso y los símbolos mexicanos sellarían su obra.   

En 1934 vuelven a México. Frida sufre otro aborto y es operada del pie derecho; el proceso de transformación de su cuerpo es constante, lo cual se ve plenamente plasmado en sus obras. En esta época Diego tiene un romance con Cristina Kahlo. En consecuencia, Frida sufre una depresión tremenda; abandona a Diego y viaja a Nueva York.   
   
Trostsky   

En 1937 Frida regresa a México, y cuando León Trotsky y su esposa, Natalia, llegan a México, se instalan por dos años en la casa de la pareja en Coyoacán, conocida como la Casa Azul. Ese año es uno de los más prolíficos de la artista; produjo obras como Mi nana y yo, El difunto Dimas, Mis abuelos, mis padres y yo, así como varios autorretratos. De esta época se atribuye a Frida un romance con Trotsky. Y tras el asesinato de éste, también la acusan de ser la autora del crimen, por lo cual es arrestada un breve tiempo, al igual que su marido.   
   
André Breton y el surrealismo   

André Breton llega a México en 1938 y considera surrealista el trabajo de Frida, por lo que le escribió el ensayo Un listón de seda alrededor de una bomba. Al respecto, ella reveló: "No sabía que era surrealista hasta que llegó André Breton a México y me lo dijo".   
   
Ese año realiza su primera exposición individual en la Julien Levy Gallery, en Nueva York. Al año siguiente viaja a París para presenciar la exposición "Mexique" que André Breton organiza con obras prehispánicas, exvotos, fotografías de Manuel Álvarez Bravo y 18 obras de la propia Frida. Las relaciones con Diego se deterioran cada vez más hasta llegar al divorcio.   
   
"Mira que si te quise fue por tu pelo..."   

En 1940 participa en la Exposición Internacional del Surrealismo en la Galería de Arte Mexicano con sus obras Las dos Fridas y La mesa herida. Su depresión por la ausencia de Diego y su problema con la bebida se hacen muy intensos. Pinta su obra Autorretrato con pelo cortado, obra que produce en Diego la frase "mira que si te quise fue por tu pelo...".   

Vuelve a viajar a Estados Unidos para recibir tratamiento médico y expone en San Francisco y en Nueva York. A fin de año se vuelve a casar con Diego y regresan a México. Sigue pintando autorretratos y exhibiendo en EE. UU.   

En 1942 comienza a redactar su Diario, en donde escribe diversos apuntes de dibujo, declaraciones de amor a Diego, frases que remarcan su soledad, su cuerpo torturado, su visión del mundo, la tierra y la vida. Participa en la fundación del Seminario de Cultura Mexicana, y expone en diversas muestras tanto en el Museo de Arte Moderno de Nueva York como en México. En 1943 es nombrada maestra de la Escuela de Pintura y Escultura "La Esmeralda" de la Secretaría de Educación Pública. En esa época se estrenan las pinturas en la Pulquería La Rosita en Coyoacán, realizadas por sus alumnos de la Esmeralda, conocidos como Los Fridos.   
   
De 1944 a 1949, la artista pinta y participa en diversas exposiciones nacionales e internacionales; igualmente continúa con su diario y escribe el ensayo "Retrato de Diego"; pinta Diego en mi pensamiento y Diego y yo, obras que son emblemáticas de Frida. Recibe en esos años un Premio de la Secretaría de Educación Pública y sus alumnos decoran los muros de los lavaderos públicos de Coyoacán.   
   
La columna rota   

Pero sorpresas te da la vida y cuando se ensaña, se ensaña. En el año 1950 Frida sufrió la amputación de cinco dedos de los pies, además de varios trasplantes óseos y operaciones en la columna vertebral.   
   
En 1953 realiza su única exposición individual en México, en la Galería de Arte Contemporáneo, dirigida por Lola Álvarez Bravo. Siguen sus problemas de salud: es internada para la amputación de la pierna derecha por gangrena. Y sí, la fatalidad. Frida, con apenas cuarenta y cuatro años, se vio confinada a una silla de ruedas hasta el final de sus días. Presa de la depresión, hasta intentó suicidarse en varias ocasiones. Pero, nuevamente, esta postración despertó otra veta artística en ella: escribía poemas en sus diarios, aunque en su mayoría reflejaban el dolor y remordimiento.   
   
Kahlo siempre reconoció que se pintaba a sí misma porque era el "tema que mejor conocía". Y, paradójicamente, su sufrimiento era sinónimo de arte. Los largos periodos de postración, en el hospital o en la cama de su casa, en los que padecía grandes dolores físicos, y luego, la frustración de ser madre, fueron claves para el florecimiento de su capacidad artística.   

Dicen que Frida no se creía surrealista. "Nunca he pintado sueños", dijo. Estaba convencida de que pintaba su realidad. Era su manera de ver la vida. Y como todo artista —parafraseando a Borges— todas sus obras terminan siendo autobiográficas. En sus pinturas se refleja toda una historia de vida. Pero también, como el ave fénix, su renacer ante la adversidad.   
   
De 1954 data su famosa pintura Sandías con leyenda: Viva la vida.

Otro cálido día de julio, el 13, de 1954, Frida fallece en su Casa Azul de Coyoacán. Como despedida, dejó escrito en su diario: "Espero que la marcha sea feliz y espero no volver jamás".
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