El campo de concentración de Mato Grosso, 1867 (I)

Un siglo y medio después de la Guerra Grande, el pensamiento paraguayo actual recupera escenarios, episodios y perspectivas que suman consistencia y complejidad al relato de uno de los hitos que han marcado la historia del país. En este artículo, Jorge Coronel –que acaba de participar, en Buenos Aires, de las Jornadas «A 150 años de la Guerra Guasu. Hechos y Contextos. Historiografías y representaciones», organizadas por el Archivo Nacional de la Memoria, la cátedra de Historia del Paraguay de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y el Centro de Estudios Históricos del Paraguay– rescata un capítulo inquietante: el del campo de concentración de paraguayos que existió otrora donde hoy se alza la plaza Aquidabán, en pleno centro de la capital del Mato Grosso.

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Entre las extrañas historias de la Guerra de la Triple Alianza, hay una casi olvidada: la del campo de concentración de paraguayos civiles detenidos desde 1867 en Cuiabá, Mato Grosso. El mentor de esta idea fue el designado presidente de la provincia de Mato Grosso, Couto Magalhães.

En primer lugar, es importante señalar que la denominación «campo de concentración» no tenía la connotación peyorativa que tiene hoy. Desde la Segunda Guerra Mundial, el término es usado casi como sinónimo de campo de exterminio nazi. Sin embargo, los gobiernos han recurrido a estos campos de detención para, justamente, «concentrar» en un solo lugar a personas que comparten una característica racial, religiosa, de nacionalidad, política, étnica, etc. Personas agrupadas, no por acciones o delitos individuales, sin condenas ni juicios, sino por un acto administrativo de la autoridad.

Los más conocidos son los campos de concentración de ciudadanos japoneses o de origen japonés en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, donde fue alojada gran parte de los más de cien mil individuos que integraban este sector de la población luego del ataque japonés a Pearl Harbor.

PARAGUAY, BRASIL Y BOLIVIA: COMERCIO Y ESPIONAJE

Para ayudar a una mejor lectura del momento en que se decide montar el centro de detención en Cuiabá, exponemos brevemente el contexto de los tres países involucrados en esa casi inexplorada triple frontera.

En el caso de Bolivia, la publicación del Tratado de la Triple Alianza motivó que los países del pacífico emitieran un duro comunicado denunciando el documento y rechazando su aplicación.

Esta posición, indudablemente, preocupó a Brasil, que tenía pendiente con Bolivia el espinoso tema de la región del Acre. Dos Santos (1999), hablando de Magalhães, recalca: «En 1866, asume la presidencia de la provincia de Mato Grosso, en plena Guerra del Paraguay, con la misión de expulsar a los paraguayos del territorio brasileño e impedir que llegase ayuda a López a través de Bolivia». Apoya, así, la tesis que postula la frontera de Bolivia con Paraguay como el principal motivo del nombramiento de nuevas autoridades.

En un intercambio de notas con Bolivia, el mariscal López ofrece entablar relaciones diplomáticas y comerciales, e incluso «la posibilidad de la construcción de un ferrocarril atravesando el Chaco», y el general Melgarejo, presidente de Bolivia, envía una nota a Paraguay, declarando: «…estoy, pues, esperando noticias de V. E. para acudir presuroso a participar al lado de V. E. las fatigas del soldado. Tengo una columna de doce mil bolivianos que, unidos a los heroicos paraguayos, harán proeza de valor».

Las comunicaciones con Bolivia se hicieron más fluidas a través de la zona del Alto Paraguay, de donde se podía llegar al río Paraguay, y de ahí a Asunción. También se debe tener en cuenta que era la zona de Santa Cruz la que con más fuerza comerciaba con Paraguay y Brasil. Justamente, algunos comerciantes bolivianos eran los que informaban al comandante paraguayo, Cabral, sobre los movimientos de tropas en Cuiabá.

Cuando las tropas paraguayas toman la zona sur de Mato Grosso, teniendo como principal plaza la ciudad de Corumbá, rápidamente se pone en marcha el plan de concretar un camino que lleve hasta la ciudad de Santo Corazón, Bolivia, y en poco más de un año se habilita la ruta, de más de trescientos kilómetros.

Continuará...

jorlita@hotmail.com

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