El campo de concentración de Mato Grosso, 1867 (Final)

Para Brasil, la región del Mato Grosso tenía suma importancia estratégica. Era una zona con fronteras aún poco definidas en una triple frontera con Paraguay y Bolivia. Venía preparando desde hacía años el fortalecimiento militar de la región, con la fábrica de pólvora para uso militar en Coxipo, a pocos kilómetros de Cuiabá, y, según Doratioto, el imperio había acumulado en la provincia una importante cantidad de armas.

/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2061

Cargando...

Una de las preocupaciones brasileñas en la frontera era el intenso comercio entre paraguayos y bolivianos, que podía representar una verdadera alternativa de comunicación y suministro.

Según Paulo Esselin, el interés de López en invadir Mato Grosso, aparte de la cuestión militar, estaba en el ganado. Esselin relata que el propio general Resquín efectuó una misión de reconocimiento y espionaje en territorio brasileño, poco antes de la guerra, disfrazado de comprador de ganado.

A inicios de 1867, Lopes Neto fue designado negociador con Bolivia. Logró firmar el Tratado de Ayacucho, que acabó definitivamente con la posición antibrasileña del gobierno del general Melgarejo. Este acuerdo fue etiquetado de traición, dejando una fuerte sospecha de soborno.

Como parte de un intento de ir ordenando administrativa y militarmente la región, en 1867 Brasil designa al abogado y estratega Couto Magalhães nuevo presidente de Mato Grosso. Para el Paraguay, la frontera del norte, sobre todo su relación con Bolivia, tuvo gran importancia, pues era el camino para evitar el bloqueo total de las relaciones con el resto del mundo, así como para impedir el ingreso de tropas brasileñas.

Debemos destacar que tradicionalmente la región era zona de movilidad poblacional entre las tres fronteras, por lo que no eran raras las familias bolivianas, paraguayas o brasileñas que residían en cualquiera de estos tres países. Posiblemente esto fue lo que llevó al historiador Nunes da Silva (2009) a escribir que en la «zona existen muchos espías paraguayos», refiriéndose a los residentes en la región.

CAMPO DE CONCENTRACIÓN

La población de Cuiabá estaba afligida por la guerra. En verdad, desde la invasión de las tropas paraguayas y la toma de Corumbá, se esperaba el ataque a la capital. Según el historiador brasileño Ernesto Cerveira de Sena, «Cuiabá quedo presa del terror» ante la certeza de un inminente ataque.

El mismo Couto (lo cita Dos Santos) lo expresa en su diario: «Ocupei a presidência da província de Mato-Grosso durante os dois últimos anos de guerra do Paraguai, e ali tive de lutar contra três inimigos que absorveriam a atenção de qualquer: os paraguaiyos, a peste e a fome».

Recién llegado, Magalhães forma una fuerza militar para recuperar Corumbá, e instala su campamento militar frente a la ciudad de Cuiabá, en Várzea Grande, decidiendo el apresamiento de los paraguayos de la zona. La fuerza militar partió para Corumbá el 15 de mayo de 1867, día que se toma como el de la fundación de Várzea Grande.

La detención de los paraguayos se explica por el temor que existía. Volpato (1993) describe el ambiente de zozobra en Cuiabá: «…miedo de los paraguayos, de los bolivianos, de los desertores considerados por las autoridades como enemigos peligrosos y conocedores de los terrenos y de las posibilidades de defensa de la población».

También Erzila Miranda Faustino señala que la fundación de Várzea Grande «…tiene que ver con el dolor de los prisioneros paraguayos y no con el descubrimiento de oro», y añade que la primera imagen de la Virgen de Nuestra Señora de la Guía, cuya iglesia se encuentra hoy en pleno centro de la cuidad, fue traída por los prisioneros paraguayos.

Monteiro escribe: «Couto Magalhães había ordenado la prisión de todos los paraguayos que fuesen encontrados en Cuiabá y sus alrededores […] para más seguridad, temiendo alguna masacre de los presos, ya que tanto se hablaba de las crueldades de Solano López y de las atrocidades de los invasores, que decidió colocar a los prisioneros lejos de la vista del pueblo».

También Carlos Vicente Ferreira, en su obra sobre los orígenes de los municipios de Mato Grosso (1997), explica: «Los paraguayos detenidos no venían del campo de batalla, eran ciudadanos comunes. Muchos de ellos muy hábiles en el corte y secado de la carne de ganado, además de excelentes artesanos en la fabricación de aperos y curtiembre de cueros. En poco tiempo, la ociosidad carcelaria dio paso a una actividad más lucrativa. La experiencia fue pasada a los demás habitantes del pequeño poblado, quedando en poco tiempo conocidos como la mejor carne seca de la región».

Si bien se podría considerar que el campo fue montado para proteger de posibles abusos a los paraguayos, es poco probable que aquellos detenidos ingresaran voluntariamente. Es mucho más probable que fuera contra su voluntad, entendiendo que perderían trabajo, propiedades y bienes, y que incluso podrían sufrir maltratos; que aceptaran voluntariamente todo eso es poco sostenible.

Este campo permaneció hasta finalizar la guerra, y posteriormente muchas de las familias prisioneras quedaron en el lugar, ya que Paraguay había sido arrasado.

Sobre la permanencia de los prisioneros paraguayos y su integración, Pitaluga (2013) escribe: «...la principal producción de los paraguayos continuaba siendo el cuero, con sus precarios procesos de curtiembre y la manufactura y elaboración de ese material. A eso se agregó un matadero, cuya carne, fresca y salada, era entregada al comercio cuiabano».

La población paraguaya quedó afincada en Várzea Grande, que se convirtió en el paso obligado para el comercio de Cuiabá, siendo la segunda ciudad del Estado. Hoy, la plaza Aquidabán, donde se montó originalmente el campo de prisioneros, es el pleno centro de ciudad.

Como conclusión, y dentro de la posición general que esboza Eric Hobsbawm acerca de que esta guerra se entiende dentro de la expansión mundial del capitalismo, obligando a Paraguay a descender de su peculiaridad, acciones como montar un campo de concentración de prisioneros deben interpretarse, forzosamente, con una visión integral de la conflagración, y no disgregada de la conflictividad de esa particularísima triple frontera.

Obras citadas:

Ernesto Cerveira de Sena, Disputas políticas na fronteira do império brasileiro durante a guerra do paraguai. Disponible en www.anpuh.org/conteudo/view

Sônia Rosa Dos Santos, Um «burguês» nos trópicos: José Vieira Couto de Magalhães e seu Diário íntimo. Universidad Federal de Ouro Preto, 1999.

Eric Hobsbawm, La Era del Capital (1848-1875), Buenos Aires, Crítica, 2010, 358 pp.

Leonam Lauro Nunes da Silva, Relações na tríplice fronteira: a Bolívia no contexto da guerra grande (1865 - 1868). Universidad Federal de Mato Grosso, 2009.

Paulo Pitaluga Costa e Silva, Erros e Mitos da História de Mato Grosso, Cuiabá, Carlini e Caniato, 2013, 112 pp.

Luiza Ríos Ricci Volpato, Cativos do sertão: vida cotidiana e escravidão em Cuiabá em 1850-1888, Sao Paulo, Marco Zero, 1993, 251 pp.

Monteiro, Várzea Grande: Passado e presente confrontos, 1867-1987, Cuiabá, Policromos, 1988, 229 pp.

João Carlos Vicente Ferreira, Mato Grosso e seus municípios, Cuiabá, Secretaria de Estado da Educação, 1997, 668 pp.

jorlita@hotmail.com

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...