Montserrat Álvarez: “Dios es un peligro del cual siempre me alejo”

“El idiota se sorprende con todo lo que pasa desapercibido para las personas normales. El filósofo es exactamente así. Nadie elige ser un idiota, ni tampoco ser un filósofo”, expresa Montserrat Álvarez.

Montserrat Álvarez (Zaragoza, España, 1969).
La filósofa y poeta Montserrat Álvarez (Zaragoza, España, 1969).

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Reflexiva, la filósofa de la estética y poeta Montserrat Álvarez, asegura que la idea de Dios siempre es un misterio, pero que aquella representa un peligro para todo individuo, por rayar “la locura”. Afirma, además, que el ataque al racionalismo occidental con frecuencia es un ataque que interpreta dicho racionalismo como acrítico. Álvarez señala que las ficciones como “patria o nación” personalmente no le disgustan moral, sino estéticamente, ya que las considera feas.

-En nuestra era, ¿qué es ser filósofo?

-Estudiar filosofía, doctorarse, aprender e impartir filosofía es respetable. Conocer las escuelas y corrientes es necesario y útil, pero por el contrario, hacer filosofía es otra cosa. No sé si corresponde decir que yo lo haga o que alguien a quien yo conozca lo haga. Nadie se puede convertir en filósofo, no es una cuestión de voluntad o méritos, sino que es inevitable, como la estupidez.

-¿Por qué?

- Son muy parecidos. Ser filósofo es casi como ser una especie de oligofrénico, aunque pueda resultar ofensivo. Las personas normales o diestras se mueven en el mundo de manera apta y eficaz y eso les permite funcionar automáticamente, y dar por sentado todo lo que sorprende a los idiotas, que se sorprenden con todo lo que pasa desapercibido para las personas capaces. El filósofo es exactamente así. No creo que alguien pueda decidir ser un idiota, como tampoco creo que alguien decida ser filósofo.

Montserrat Álvarez (Foto: Wikipedia)
Montserrat Álvarez (Foto: Wikipedia)

-¿Qué es entonces hacer filosofía?

-Significa, primero, que uno no tiene remedio. Uno no tiene vacaciones, no se pone un uniforme ni se marca tarjeta en una oficina, ni se separan espacios en la agenda. Con ella uno no se puede retirar ni jubilar, a menos que muera. La filosofía no es un oficio, sino una constitución anormal, una especie de monstruosidad.

-¿Qué significa esta monstruosidad para la gente?

-Depende. Si uno tiene “suerte”, puede ser divertido, y a la inversa, puede producir discriminación, la gente lo mira como algo raro. Suena como un cliché, pero es la verdad.

-¿A qué hace referencia la rareza en la filosofía?

-Depende de cómo lo quieran interpretar los psicólogos o la gente que hace psicometría. El caso es que ser filósofo significa asombrarse con cosas que asombran a un imbécil. Ser tomado como idiota es ofensivo, pero sin correr riesgos tan grosos no se puede hacer algo que valga la pena.

-Actualmente, ¿sobre qué se piensa?

-Hoy en día tenemos un ataque generalizado al complejo y opresivo edificio de la metafísica occidental, o para decirlo en términos derridianos (lo mejor de Derridá son los juegos de palabras) el falogocentrismo, que es una manera de complicar las cosas con talento massmediático notable. Francamente creo que está bien oponerse y criticar por principio, porque la obediencia es contrario contraria a cualquier persona decente. No me interesan la bondad o la virtud, sí la libertad en su amplia concepción.

-¿Es un ataque sistemático?

-Podría decirse que sí, aunque pasa por alto que la tradición occidental siempre ha sido autocrítica, que nunca ha habido un absolutismo tan acrítico y dogmático como parece pretenderse ahora.

Montserrat Álvarez
Foto: https://comandoplath.com/biografia-montserrat-alvarez/
Montserrat Álvarez Foto: https://comandoplath.com/biografia-montserrat-alvarez/

-¿Cuáles corrientes incentivan la interpretación de dicho racionalismo como acrítico?

-Hablo de posestructuralismo y otras corrientes de moda. No las descalifico de manera absoluta, solo que puntualizo que cuando uno habla de las minúsculas voces en off, que han estado acalladas, paralelamente a las grandes voces mayúsculas del logos occidental, está olvidando distraídamente que esa tradición paralela es lo más interesante de Occidente, que ha acompañado a Occidente desde sus inicios y que nunca ha carecido de importancia.

-Lo que se trata es de destruir la lógica...

-Exacto, pero para eso, primero hay que conocer la lógica. ¿Qué puede haber menos dogmático y más autocrítico en ese suicidio teórico de la razón, que vuelve sobre sí misma para impugnarse, en nombres tan clásicos, tan centrales, como los de Berkeley, Hume o el propio Kant, por hablar sólo de la modernidad, o, para remontarnos a los primeros siglos de nuestra era, en los bellísimos ataques de afasia de un seudo-Dionisio Areopagita, por citar aleatoriamente sólo a algunos de entre todos los que han sentido y sabido el abismo que separa la razón de lo real.

-Las corrientes supuestamente críticas gozan aparentemente de buen prestigio.

-Sí. Nadie, por ejemplo, pide un seminario sobre “teología apofática”, porque es “del viejazo”, pero sí piden los que tienen “rating”, como las corrientes revisionistas o innovadoras.

-Actualmente se está desplegando, académicamente hablando, un fuerte revisionismo por el bicentenario de varias naciones en Latinoamérica. ¿A qué haría mención?

-Estamos frente a una nueva moda. Hay un poco de viento fresco. Aunque se escucha igual que “no se tiene identidad”, que “la historia desdefine todo”, que “nada permanece en el tiempo”.

"Zona Dark", libro de poemas de Montserrat Álvarez con portada e ilustraciones interiores de la autora
"Zona Dark", libro de poemas de Montserrat Álvarez con portada e ilustraciones interiores de la autora

-Pareciera que se está exaltando la idea de “identidad nacional”, ¿sigue con vigencia la idea de nación, entonces?

-Esas ideas siempre fueron supersticiones, espectros, que a veces tienen funciones específicas y necesarias. A veces, sin el poder de los espectros, las realidades no se concretan, se necesita de ficciones, en algunos casos. Las ficciones no deben ser juzgadas como reales o irreales, sino como bellas o feas.

- ¿Desde el punto de vista de la estética?

-Sí. Las ficciones como el patriotismo, en principio, me parecen siempre feas, de un extraordinario mal gusto, salvo cuando se trate de mundiales de fútbol.

- ¿Cómo se podría desbaratar la idea de nación o patria?

-De ser posible hacerlo, sería evolucionar más allá de un instinto. Está presente, como en otros mamíferos, el sentido de gregarismo, de pertenencia a un lugar o colectividad, y por lo tanto, también muestra rasgos excluyentes y agresivos. Los humanos se sienten mejor con lo suyo, con lo que le rodea, y peor con lo que les es extraño, con lo que viene de afuera. Lo interesante es que una persona puede llegar a tener un marco amplio, de dinamizar la historia y pensar ampliamente.

Contratapa de "Underground", de Montserrat Álvarez
Contratapa de "Underground", de Montserrat Álvarez

Valor moral

-¿Es la libertad el parámetro de juicio moral?

-La libertad no es un valor moral, sino que es libre de todo juicio moral y se busca a costa de la moral y de la propia felicidad, aunque a veces pueda fundirme la existencia. ¿Y los valores morales? Para mí, apestan, me repugnan.

-¿Por qué? ¿Por las influencias místicas?

-Los valores morales no tienen nada que ver con Dios, en caso de que exista. Lo que consideramos bueno o malo no se aproxima a esa idea mística, no tiene nada que ver. Aunque es un misterio para muchos la “presencia de Dios”, ¿cómo se ha de sentir uno con esa idea? Para mí, Dios es un peligro, siempre me alejo, rápido, porque no me parece que sea compatible con ninguna forma de existencia normal. Como nunca me va a alcanzar, porque huyo, deliberadamente desoigo “su llamado”.

-¿Perjudica tener un dios?

-En los evangelios canónicos está escrito: “el que no tenga espada, venda su manto y cómprese una... El que no está conmigo, está contra mí... Si quieres seguirme, deja todo y ven”. Eso significa locura, desde el punto de vista de la sociedad. Sí, perjudica a toda persona viciosa o egoísta. Las personas religiosas que creen que Dios es compatible con seguir una “vida normal”, que convivir con Dios es tan sencillo como vivir “yendo a la iglesia, rezando, etc.”, no saben que es convivir con algo terrible, con la cosa más importante y espantosa, atroz e impensable, que jamás puede existir, que es Dios, del cual nunca se regresa. El que da ese paso no vuelve atrás.

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